La incidencia y mortalidad por cáncer gástrico mantiene una tendencia creciente a nivel global. Según un estudio realizado por investigadores de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2040 se prevén cerca de 1,8 millones de nuevos casos anuales y alrededor de 1,3 millones de muertes por esta enfermedad.
Estas proyecciones representan aumentos de aproximadamente 63% y 66%, respectivamente, respecto de las cifras registradas en 2020, cuando se estimaron 1,1 millones de diagnósticos y 770.000 fallecimientos, siendo que la incidencia duplica, en promedio, los casos en varones respecto de las mujeres.
Ante esta realidad, especialistas de Mayo Clinic advirtieron que el cáncer gástrico suele detectarse en etapas avanzadas, lo que dificulta su tratamiento y pronóstico. Asimismo, señalaron que la calidad de vida de quienes enfrentan esta enfermedad depende en gran medida de la nutrición adecuada y del monitoreo de los síntomas durante los periodos entre ciclos de tratamiento.
El cáncer gástrico consiste en el crecimiento anormal de células en el estómago, órgano ubicado en la parte media superior del abdomen, bajo las costillas, cuya función es contribuir a la digestión de alimentos. Esta enfermedad puede originarse en cualquier sector del estómago, aunque a nivel mundial predomina su localización en el cuerpo gástrico.
Es por eso que los expertos señalan la importancia de estar atentos a los signos de alerta y mantener una alimentación apropiada, aspectos que puede influir en la evolución y el bienestar de los pacientes.
Diagnóstico y tratamiento en fases avanzadas
El diagnóstico tardío del cáncer gástrico se relaciona, en parte, con la ausencia de pruebas de detección estándar para la población general. Por este motivo, la mayoría de los casos se identifican cuando la enfermedad ya se encuentra en una fase avanzada o metastásica.
En estos escenarios, el objetivo principal del tratamiento es ralentizar el avance del cáncer y mejorar la calidad de vida del paciente, como subraya Mayo Clinic.
La nutrición durante el tratamiento
La nutrición durante una patología oncológica adquiere un papel central durante el tratamiento. El cuerpo necesita una mayor cantidad de nutrientes para afrontar tanto la enfermedad como los efectos de la terapia. Mayo Clinic advierte que una alimentación insuficiente puede llevar a interrumpir o suspender el tratamiento, lo que afecta negativamente el pronóstico.
Por ello, se recomienda que los pacientes intenten consumir al menos la misma cantidad de alimentos que antes del diagnóstico, o incluso más, con una meta aproximada de 15 calorías por libra de peso corporal al día. Para alcanzar este objetivo, la institución sugiere trabajar con un nutricionista especializado en oncología, quien puede diseñar un plan alimenticio personalizado.
Entre las estrategias alimenticias recomendadas, destaca la importancia de fraccionar la ingesta en al menos seis comidas pequeñas a lo largo del día, en lugar de limitarse a las tres comidas principales. Esta frecuencia ayuda a incrementar el aporte calórico y a reducir síntomas como náuseas o pérdida de apetito.
Mayo Clinic aconseja no pasar más de tres horas sin comer. En casos de pacientes que han sido sometidos a una gastrectomía —cirugía para extirpar parte o la totalidad del estómago—, la saciedad puede aparecer tras solo unos bocados. En estas situaciones, se recomienda evitar el consumo excesivo de agua durante las comidas y priorizar alimentos ricos en proteínas y calorías, como batidos nutricionales preparados.
Complicaciones nutricionales frecuentes
El síndrome de vaciamiento rápido (dumping syndrome) es una complicación frecuente tras la gastrectomía. Se produce cuando los alimentos pasan demasiado rápido del estómago al intestino delgado, provocando síntomas como calambres y diarrea.
Mayo Clinic indica que, aunque este síndrome suele mejorar con el tiempo, es posible aliviar sus efectos reduciendo el tamaño de las comidas, evitando alimentos irritantes —especialmente los ricos en azúcares— y probando diferentes tipos de preparaciones. Añadir fibra o grasas puede ayudar a ralentizar el vaciamiento gástrico.
En los casos en que el cáncer afecta la unión gastroesofágica, la ingesta de alimentos sólidos puede resultar especialmente difícil. Para estos pacientes, Mayo Clinic recomienda optar por alimentos blandos o líquidos, como avena, puré de papas con manteca, licuados de frutas y sopas calóricas. Además, se sugiere enriquecer cada comida con calorías y nutrientes adicionales, por ejemplo, añadiendo pasta de almendra o maní al yogur, o incorporando avena o miel a los batidos.
Tras una gastrectomía, es frecuente que el organismo requiera suplementos nutricionales específicos. Mayo Clinic señala que, en estos casos, puede ser necesario incorporar vitamina B-12 diariamente, así como vitamina D, calcio, ácido fólico y hierro, siempre bajo supervisión médica. Los multivitamínicos también pueden ser útiles si el paciente los tolera.
Síntomas y señales de alarma
El monitoreo de síntomas entre los ciclos de tratamiento es otra recomendación clave. Mayo Clinic sugiere llevar un registro diario de la dieta, la actividad física y cualquier cambio en el estado de salud, por pequeño que parezca.
Este seguimiento permite al equipo médico ajustar el tratamiento y anticipar posibles complicaciones. Herramientas como las hojas de seguimiento de efectos secundarios, disponibles en organizaciones como la American Cancer Society, pueden facilitar esta tarea.
Algunos síntomas son habituales durante el tratamiento oncológico y, salvo que interfieran significativamente en la vida diaria, pueden comunicarse en la siguiente consulta médica. Entre ellos se encuentran las náuseas y la neuropatía.
Las náuseas y los vómitos son efectos secundarios comunes, especialmente durante la quimioterapia. Para mitigarlos, Mayo Clinic recomienda mantener una hidratación adecuada y probar alimentos suaves o a temperatura ambiente. En cuanto a la neuropatía, se estima que entre el 30% y el 40% de los pacientes tratados con quimioterapia experimentan dolor, entumecimiento, ardor, hormigueo o problemas de movilidad en manos y pies.
Aunque estos síntomas suelen remitir tras finalizar el tratamiento, en algunos casos pueden persistir. Es importante informar al equipo médico sobre su aparición.
Existen síntomas de alerta que requieren atención médica inmediata y no deben esperar a la próxima consulta. Mayo Clinic enfatiza que señales como dolor torácico, dificultad respiratoria o sudoración inusual pueden indicar complicaciones cardíacas o pulmonares asociadas al tratamiento.
Asimismo, la presencia de diarrea severa —seis o más deposiciones líquidas al día durante más de dos días, o acompañada de mareos— debe motivar una consulta urgente con el equipo de salud.
Recursos y apoyo para pacientes
Para complementar el cuidado, Mayo Clinic recomienda recurrir a recursos adicionales, como la consulta con nutricionistas oncológicos y el uso de guías en línea especializadas, que pueden aportar ideas y apoyo en la planificación de la dieta y el manejo de síntomas.
Ante cualquier cambio repentino o grave en el estado de salud, la indicación es contactar de inmediato al equipo médico para recibir la atención necesaria.