El reconocido entrenador de rendimiento transforma el ejercicio óptimo para la longevidad, priorizando el movimiento natural y los vínculos personales (Instagram @bengreenfieldfitness)

Ben Greenfield, referente internacional del biohacking, transformó su visión sobre la salud y la longevidad. Tras años entregado a prácticas deportivas y nutricionales extremas, dejó de perseguir el alto rendimiento a cualquier costo para enfocarse en un estilo de vida más equilibrado, donde el movimiento natural, la calidad de los vínculos y un entorno saludable constituyen los pilares del bienestar duradero.

Esta evolución, impulsada por sus vivencias y un análisis crítico de la evidencia científica, le permitió proponer una perspectiva renovada sobre cómo optimizar la vida más allá de las tendencias y tecnologías más recientes. En una reciente entrevista para el pódcast The Dr. Hyman Show —presentado por el médico Mark Hyman—, Greenfield compartió la nueva filosofía que impulsa.

Durante una larga etapa, se dedicó al alto rendimiento deportivo y participó tanto en triatlones Ironman como en competiciones de fisicoculturismo, con exigencias físicas y restricciones alimentarias extremas. Advirtió que disciplinas como el Ironman o el fisicoculturismo no necesariamente promueven la salud, pues pueden afectar negativamente el sistema cardiovascular y el equilibrio hormonal en ausencia de límites adecuados.

De acuerdo con la investigación científica que respalda, el rango óptimo de ejercicio se encuentra en la denominada “zona Goldilocks”: aproximadamente 150 minutos semanales de actividad moderada y 70 minutos de ejercicio vigoroso representan el punto de equilibrio. Una mayor cantidad puede incrementar la inflamación y el riesgo de enfermedades, especialmente si no se acompaña de recuperación suficiente.

En una entrevista con Mark Hyman, Greenfield advirtió sobre los riesgos del alto rendimiento extremo y promueve un enfoque equilibrado para la salud (The Dr. Hyman Show)

Actualmente, Greenfield prioriza el movimiento cotidiano y espontáneo —caminar, jugar con la familia o realizar tareas del hogar— frente a rutinas estrictas e intensas. Resaltó la importancia de la actividad física no planificada, conocida como NEAT (termogénesis de actividad no asociada al ejercicio), junto con el entrenamiento de fuerza con cargas lentas y controladas.

Estas dinámicas mejoran la salud cardiovascular y muscular limitando el riesgo de lesiones. Luego de reducir la intensidad y el volumen de sus entrenamientos, asegura haber conseguido más energía, mejor libido y mejoras en marcadores inflamatorios y lipídicos.

Prácticas para la longevidad y el entorno personal

En cuanto a la longevidad, Greenfield identificó cinco pilares: moverse bien, alimentarse con consciencia, exponerse a estrés térmico (alternando frío y calor), cuidar el entorno y fortalecer la salud espiritual y comunitaria.

A su vez recomendó una dieta variada, rica en plantas y especias, evitando ultraprocesados y dando prioridad a la alimentación atenta. Considera que la exposición periódica a temperaturas extremas —como saunas y baños fríos— fortalece la resiliencia celular y fomenta la renovación mitocondrial (mitofagia).

También concedió gran importancia al entorno doméstico y laboral. Su propio hogar fue diseñado para reducir al máximo la exposición a campos electromagnéticos, favorecer la calidad del aire, del agua y de la luz, y mejorar el descanso. Entre las medidas sencillas destaca la desconexión del Wi-Fi nocturno, el uso de filtros para aire y agua y la creación de una “zona azul” personal que promueva la salud sostenida.

El experto en biohacking recomendó 150 minutos semanales de actividad moderada y 70 de ejercicio vigoroso como rango óptimo para la longevidad (Instagram @bengreenfieldfitness)

Tecnologías de rejuvenecimiento y tendencias alimentarias

En relación a las tecnologías de rejuvenecimiento, el entrenador de rendimiento exploró la terapia con microagujas, tratamientos faciales con esperma de salmón, luz roja, cámaras hiperbáricas, dispositivos de campo electromagnético pulsado (PEMF) y oxigenoterapia.

Aunque reconoció que la validez científica de algunas prácticas es limitada, destacó su potencial para acelerar la recuperación y mejorar la función celular. Por ejemplo, la aplicación de PEMF —campos electromagnéticos de baja frecuencia sobre el cuerpo— busca restaurar el potencial eléctrico celular y reducir la inflamación. La oxigenoterapia hiperbárica, por su parte, mostró resultados prometedores en regeneración y longevidad, aunque requiere protocolos prolongados para resultados sostenidos.

El especialista alertó sobre los peligros de adoptar modas alimentarias sin análisis crítico. Cuestionó prácticas como el ayuno intermitente indiscriminado —en especial entre mujeres premenopáusicas— y advirtió que la restricción exagerada de carbohidratos y proteínas puede causar desequilibrios hormonales y nutricionales.

Asimismo, propuso flexibilidad: mantener baja la ingesta de carbohidratos durante el día y concentrarla en la cena, lo cual beneficia la recuperación muscular y la calidad del sueño. También recomendó priorizar la calidad y variedad de las fuentes de proteína, eludiendo tanto la carencia como el exceso y atendiendo al origen y procesamiento de los alimentos.

Greenfield criticó el exceso de ayuno intermitente y la fobia a carbohidratos y proteínas, proponiendo una dieta flexible y variada (The Dr. Hyman Show)

Valor de los vínculos y sentido de pertenencia

Para el entrenador, la comunidad y las relaciones personales son determinantes de la salud y la longevidad. Mencionó que la soledad puede ser tan perjudicial como fumar quince cigarrillos diarios y subrayó cómo una red social sólida disminuye la inflamación corporal, mejora la regulación genética y prolonga la vida.

Su propia historia —tras una crisis matrimonial— le llevó a priorizar los rituales familiares y la construcción de una identidad comunitaria donde cada miembro se siente parte de algo mayor.

La entrevista de Ben Greenfield concluyó que la optimización vital no depende de acumular gadgets ni de buscar la perfección física, sino de equilibrar hábitos saludables, avances tecnológicos y relaciones profundas.