Las barras de proteína podrían no aportar los beneficios para la salud que muchos consumidores presuponen, según un estudio publicado en la revista Scientific Reports y reportado por Fortune. Aunque estos productos se han popularizado como tentempiés prácticos para jornadas agitadas, la investigación plantea dudas sobre la calidad nutricional del prótido que contienen, lo que puede limitar su aprovechamiento por parte del organismo.
Metodología y alcance del estudio
El equipo de investigadores recurrió a la base de datos global OpenFoodFacts.org para seleccionar y analizar 1.641 barras de proteína disponibles en el mercado internacional. Con el fin de evaluar la calidad de las proteínas, los científicos simularon el proceso de digestión en laboratorio para determinar su digestibilidad, un indicador clave de la calidad nutricional.
Las barras fueron clasificadas en cuatro grupos, según el origen y la combinación de sus proteínas: exclusivamente vegetales (glegumbres y arroz), exclusivamente animales (proteínas lácteas), mixtas de origen animal (leche y huevo) y vegetal (soja), y mixtas con colágeno animal (leche y colágeno) y vegetal (soja). Esta categorización permitió comparar el valor proteico entre formulaciones distintas.
Principales hallazgos: cantidad vs. calidad
De acuerdo con Fortune, el 81% de las barras analizadas contenía suficiente proteína como para ser etiquetadas como “altas en proteína”. No obstante, la digestibilidad de dichas proteínas —indicador de la fracción realmente utilizable por el cuerpo— osciló entre 47% y 86%, revelando una variabilidad considerable.
Las barras con mayor calidad proteica fueron aquellas elaboradas exclusivamente con concentrado de proteína de suero y caseína, ambas derivadas de la leche. En contraste, las que contenían únicamente aislado de proteína de guisante o arroz mostraron menor calidad proteica.
Los investigadores también observaron que las barras de proteína animal contenían más proteína y fibra, pero menos calorías, grasas, carbohidratos y azúcares, en comparación con las de origen vegetal.
Ingredientes añadidos: impacto en la biodisponibilidad
El análisis de ingredientes evidenció que ciertos aditivos pueden afectar negativamente la calidad nutricional. Según el estudio citado por Fortune, la incorporación de proteínas de bajo valor biológico —como el colágeno— junto con carbohidratos, grasas y fibras, reduce la biodisponibilidad de aminoácidos esenciales. Esto significa que, aunque la etiqueta indique un contenido elevado de proteína, el porcentaje que realmente contribuye a funciones corporales clave puede ser mucho menor.
El colágeno, en particular, fue señalado como problemático. Aunque eleva el contenido total de proteína, está compuesto principalmente por aminoácidos no esenciales, con escasa relevancia para procesos como el crecimiento muscular o la reparación tisular.
Riesgos del etiquetado y percepción del consumidor
Fortune advierte que el etiquetado y la publicidad pueden inducir a error. Frases como “alto en proteína” o “rico en proteína”, comúnmente presentes en los envases, pueden crear una percepción excesivamente positiva de estos productos. Los autores del estudio advirtieron que esta estrategia de marketing puede llevar a los consumidores a creer que están eligiendo opciones más saludables de lo que realmente son.
Este riesgo cobra mayor importancia si se considera que muchas barras de proteína pertenecen a la categoría de alimentos ultraprocesados, que ha sido objeto de creciente atención desde la salud pública.
Recomendaciones: alimentos integrales como prioridad
Frente a los hallazgos, los autores del estudio recomiendan priorizar el consumo de alimentos integrales dentro de una dieta equilibrada. Según la investigación citada por Fortune, es necesario profundizar en la relación entre fuentes proteicas, ingredientes añadidos y la calidad final de la proteína en productos procesados.
La recomendación principal es evitar sustituir alimentos frescos y variados por productos ultraprocesados, incluso si estos prometen altos niveles de proteína.
La voz de una experta: ¿es necesaria la suplementación?
La dietista registrada Abbey Sharp, consultada por Fortune, aportó una mirada crítica sobre la necesidad real de suplementar la ingesta de proteínas. Según Sharp, la mayoría de las personas no necesita barras ni polvos proteicos para cubrir sus requerimientos diarios. “Si estás cubriendo tus necesidades calóricas, estás cubriendo tus necesidades de proteína”, afirmó.
Sharp indicó que solo ciertos grupos —como personas desnutridas o adultos mayores con poco apetito— podrían beneficiarse de suplementos proteicos. Para la población general, incluidas personas veganas o vegetarianas, una dieta diversa basada en alimentos vegetales ricos en nutrientes —como edamame, lentejas y cereales integrales— suele ser suficiente.