Despertar puede ser un desafío para muchas personas, pero esta dificultad no siempre responde a una falta de voluntad. La inercia del sueño, un fenómeno fisiológico ampliamente estudiado, explica por qué algunas personas se sienten aturdidas o desorientadas al comenzar el día.
Según un informe publicado por Women’s Health, especialistas en medicina del sueño coinciden en que se trata de una respuesta natural del cuerpo, aunque susceptible de mejora con ciertos ajustes en los hábitos de descanso.
¿Qué es la inercia del sueño?
La inercia del sueño es una fase transitoria posterior al despertar que se caracteriza por una disminución en el rendimiento cognitivo y el estado de alerta. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), este estado refleja la resistencia del cuerpo a interrumpir el sueño de forma abrupta.
La Dra. Beth Malow, directora de la División de Sueño en Vanderbilt, lo describe como “cuando uno no puede despertarse por la mañana sin una gran dificultad”.
El rango de duración de este fenómeno varía. Según los CDC, puede extenderse de 30 a 60 minutos, aunque en ciertos casos se prolonga hasta dos horas. El Dr. W. Christopher Winter, neurólogo en Charlottesville Neurology and Sleep Medicine, señala que algunas personas logran activarse rápidamente, mientras que otras sienten una fuerte necesidad de seguir durmiendo.
Women’s Health aclara que esta sensación, lejos de ser inusual, afecta a una gran parte de la población, a pesar de la imagen de despertares energéticos que suelen difundirse en redes sociales.
Síntomas característicos
La inercia del sueño se manifiesta de distintas formas. Según la Dra. Malow, los síntomas incluyen desorientación, pensamiento lento y dificultad para responder a estímulos. Muchas personas no logran sentirse plenamente despiertas, aun cuando suene la alarma repetidamente.
El Dr. Winter aconseja observar si estos síntomas desaparecen tras realizar actividades simples como ducharse o vestirse. Si la sensación de letargo desaparece, se trata probablemente de una inercia normal. Si persiste más allá de ese periodo, podría indicar un problema mayor.
Una de las principales causas es la falta de sueño, aunque no es la única. El Dr. Winter advierte que también puede ser producto de trastornos del sueño, mala calidad del descanso o irregularidad en los horarios.
En declaraciones recogidas por Women’s Health, la Dra. Malow subraya que cualquier alteración en el descanso —como despertares frecuentes, fases ligeras o la falta de una rutina estable— puede provocar inercia del sueño. Además, los cambios constantes en los horarios pueden desajustar el ritmo circadiano, dificultando el momento de despertar.
Women’s Health aclara también que este fenómeno no discrimina por edad ni estilo de vida, y puede afectar tanto a quienes duermen poco como a quienes mantienen hábitos irregulares, aunque duerman las horas recomendadas.
Cómo mitigar la inercia del sueño
Los expertos recomiendan prácticas sencillas para reducir la intensidad de la inercia del sueño:
- Dormir al menos siete horas por noche, según sugiere el Dr. Winter, para permitir una recuperación física y mental adecuada.
- Estabilizar el ritmo circadiano, controlando la exposición a la luz brillante y limitando la actividad física durante la noche.
- Utilizar alarmas lumínicas, que simulan el amanecer y favorecen un despertar progresivo.
- Aprovechar el botón de repetición del despertador, que puede facilitar una transición más gradual, pese a su mala reputación.
Por su parte, la Dra. Malow insiste en la importancia de mantener horarios constantes para dormir y despertar. La regularidad ayuda al cuerpo a anticipar el momento de despertarse, disminuyendo el impacto fisiológico.
Cuándo buscar ayuda profesional
Aunque común, la inercia del sueño puede volverse problemática. Women’s Health advierte que, si la sensación persiste incluso tras mejorar los hábitos de sueño, es recomendable consultar a un profesional. La Dra. Malow afirma que podría tratarse de un trastorno del sueño que requiere diagnóstico y tratamiento específicos.
Reconocer la inercia del sueño como una condición fisiológica normal, aplicar las recomendaciones propuestas y prestar atención a señales persistentes permite mejorar la experiencia matutina. Ante la duda, acudir al médico es siempre la mejor opción.