Jeannie Rice es una corredora máster estadounidense, nacida en Corea del Sur, reconocida internacionalmente por batir el récord mundial de maratón en la categoría de setenta y cinco a setenta y nueve años.
A los 77, Rice continúa desafiando las percepciones sobre el envejecimiento y el deporte, sorprendiendo a expertos y aficionados por su resistencia física y su capacidad aeróbica excepcional. Su historia es fuente de inspiración y demuestra que la edad no es un obstáculo para alcanzar grandes metas deportivas.
Récords y capacidad atlética más allá de la edad
Un reciente estudio sobre su VO2 máx ha sorprendido a la comunidad científica: Rice conserva una capacidad aeróbica poco común en personas de su edad. Según la revista Women’s Health, su historia no solo resalta por sus marcas, sino que se convierte en un punto de referencia para quienes desean mantenerse activos sin considerar la edad como un límite.
El caso de Rice toma relevancia al saber que empezó a correr a los 35 años. Su propósito inicial fue perder peso, pero descubrió una pasión que la llevó rápidamente a competir y a ganar en su grupo de edad. “Eso es lo que me motiva, cuando empecé a correr y a ganar”, explicó Jeannie Rice en declaraciones recogidas por Women’s Health.
Cuando notó que se acercaba a un récord mundial, pegó en su refrigerador el nombre y el tiempo de la plusmarquista que aspiraba a superar. “Estoy muy decidida. Sé que si quiero hacer algo, voy a trabajar duro para lograrlo. Así que no puedo dejar de correr”, afirmó.
Rutina diaria de ejercicios
La constancia ha sido el eje de su carrera. Jeannie Rice se ha entrenado de manera autodidacta durante más de 40 años, manteniendo un promedio semanal de 80 kilómetros. Siempre ha diseñado su propio plan, que incluye sesiones grupales de velocidad, carreras a ritmo sostenido y recorridos largos, alternados con días de recuperación ligera entre los esfuerzos más intensos.
No utiliza métodos sofisticados, pero su volumen es constante y la regularidad en el entrenamiento de velocidad la mantiene ágil y enérgica. Para Rice, la constancia es el pilar fundamental de su enfoque.
Este método se fundamenta en la regularidad y en la integración sistemática de trabajos de velocidad. Como enfatiza Women’s Health, la base de su longevidad deportiva radica en una férrea disciplina y en la perseverancia.
En sus cuarenta y dos años como corredora, Rice ha sufrido pocas lesiones. Ella lo atribuye a su actitud equilibrada frente al entrenamiento y la competición: prioriza el bienestar y los objetivos a largo plazo en lugar de la recompensa instantánea.
Así se reflejó en su decisión de participar en el Maratón de Boston 2025 sin buscar un registro destacado, luego de competir en el Maratón de Tokio y en el Campeonato Mundial de Máster de la USATF, donde enfrentó pruebas de 3.000 metros, 800 metros y una carrera de cross country de diez kilómetros. Después de sentir una molestia en la cadera tras un entrenamiento exigente, decidió bajar la intensidad y disfrutar de la jornada, convencida de que aún quedan muchas carreras por recorrer.
Un mensaje para todos: nunca es tarde para empezar
El mensaje que transmite Rice es inequívoco: la edad no es un obstáculo para comenzar a ejercitarse. “A los 35 empecé a correr y, un año después, corrí una maratón”, recordó. Invita a quienes sienten curiosidad por el deporte a dar el primer paso, sin importar la etapa vital. “La edad no importa. Puedes empezar cuando quieras y seguir avanzando”, sostuvo. Recalca además que el ejercicio físico se vuelve imprescindible para una vida saludable a medida que pasan los años.
Para quienes buscan iniciarse en el running o en cualquier otra práctica deportiva, Rice sugiere vincularse a clubes o grupos de corredores. Este enfoque, mencionado en Women’s Health, facilita la adopción de hábitos activos y amplía las oportunidades de socialización, ayudando a hacer más llevadero el proceso de adaptación.
La experiencia de Jeannie Rice demuestra que el deporte puede abrir nuevas posibilidades de interacción y bienestar en cualquier etapa de la vida. Integrarse a un grupo de corredores, o compartir el ejercicio con otros, transforma la rutina y convierte el camino hacia una vida activa en una experiencia accesible para todos.