¿Cómo se construye una vida larga y de calidad? ¿Qué hábitos pueden realmente cambiar el rumbo de nuestra salud? En el nuevo episodio de Plan-ES, Eva Ortiz y Syama Reyes conversaron con Andrés Preschel, fisiólogo y neurocientífico radicado en Miami, que tras años de lucha contra la ansiedad y el uso crónico de Adderall -medicamentosque se usa para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)-, transformó su vida a través del movimiento, la nutrición y la ciencia.
“Yo no tengo una meta de cuántos años quiero vivir, sino de qué calidad de vida necesito para garantizar más años con sentido”, dice Pregel. Nacido en Nueva York y criado en Venezuela en una familia de médicos, desde chico tuvo una fascinación por los mecanismos que hacen funcionar al cuerpo humano. Sin embargo, su camino no fue lineal.
Desde los ocho hasta los 18, estuvo medicado para el TDAH. “Fue lo mejor y lo peor que me pasó”, admite. Alcanzó la dosis más alta permitida y, aunque mejoró su rendimiento académico, su salud física y mental se deterioró. Fue recién en la universidad, en un entorno que combinaba vida social, nutrición adecuada, sueño reparador y actividad física, cuando decidió dejar la medicación. En tres meses ganó 11 kilos (25 libras) de masa muscular y, por primera vez, sintió confianza en su cuerpo y mente.
En esta charla íntima y reveladora, explica por qué muchas enfermedades podrían prevenirse con pequeños cambios cotidianos y cómo el control de la glicemia, el ejercicio regular y el descanso profundo impactan en la longevidad. También cuestiona los extremos del biohacking y la obsesión por la cuantificación de la salud.
El despertar científico que cambió su perspectiva
La transformación dePreschel comenzó durante sus estudios en la Universidad de Miami, donde realizó prácticas de observación con diversos especialistas médicos. Esta experiencia le reveló una frustración común entre los mejores cirujanos: los pacientes regresaban repetidamente para las mismas intervenciones debido a hábitos de vida destructivos.
“Había un doctor que hace trasplantes de hígado y yo veía pacientes que venían a hacer su tercer trasplante. Tenían hábitos del estilo de vida tan feos que tenían que volver. No podían dejar el alcohol, la comida procesada, no dormían bien, no manejaban el estrés”, explicóPreschel a Plan-ES. Esta observación lo llevó a comprender que la prevención de enfermedades era más efectiva que el tratamiento posterior.
El punto de inflexión llegó cuando trabajó con un radiólogo intervencionista especializado en colocar stents arteriales. “Los fumadores volvían, se hacían otro stent. Los obesos volvían. Todos tenían esta frustración: ¿cómo podemos prevenir la enfermedad para que esta gente no vuelva?”, recordó.
La influencia familiar y el proceso de recuperación
Criado en Venezuela por padres médicos —su padre oftalmólogo y su madre dentista—,Preschel creció escuchando conversaciones sobre cómo la ciencia podía ayudar a las personas. “Mi mamá ayuda a las personas a sonreír. Mi papá los ayuda a poder ver. Imagínate lo profundo que es eso”, reflexionó sobre la inspiración temprana que recibió de su familia.
Sin embargo, su dependencia del Adderall había deteriorado gravemente su salud física y mental. “Me arruinó la salud mental y física. Terminé siendo extremadamente ansioso. No dormía porque eso es como cocaína. No comía, estaba súper ansioso”, describió. La situación se volvió tan crítica que en Miami, incluso durante los meses de verano, usaba camisas de manga larga para ocultar su extrema delgadez.
El momento decisivo llegó cuando su ex-novia brasileña y su familia intervinieron al notar su estado. “Un día fuimos a casa de un amigo después de las clases y nos montamos en un trampolín. Yo me quito la camisa y todos dejaron de saltar.
El papel fundamental del ejercicio y la neuroplasticidad
Durante el verano previo a su último año de secundaria, mientras estudiaba neurociencia en la Universidad de Miami,Preschel descubrió el concepto de neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para cambiar y mejorar. Este conocimiento científico se convirtió en la base teórica de su recuperación.
El ejercicio se convirtió en su nueva adicción, pero esta vez saludable. “Me volví adicto a la nutrición y al ejercicio”, admitió.
La ciencia detrás de la dopamina y el déficit de atención
Pregel explica que su condición se relaciona con niveles naturalmente bajos de dopamina, un neurotransmisor crucial para el enfoque y la motivación. “Hay muchas personas como yo que tienen bajos niveles de dopamina, entonces es más difícil encontrar esa concentración y ese enfoque”, detalló a Plan-ES.
Un examen genético posterior reveló que tiene predisposición al Parkinson, una enfermedad caracterizada por la deficiencia de dopamina en ciertas áreas del cerebro. “Tengo predisposición por Parkinson, que básicamente es una enfermedad en la que los centros de dopamina no producen suficiente dopamina. Yo pienso que eso tiene algo que ver con el ADD que tuve”, explicó.
El especialista también señala cómo el mundo moderno agrava estos problemas: “Vivimos en un mundo donde los centros de dopamina pierden su sensibilidad. Estamos con los celulares siempre scrolling, con la luz azul, comemos comida de muy baja calidad, azúcar. Todo eso gasta esa dopamina”.
Recomendaciones específicas para la salud integral
El sueño como fundamento
«El sueño es todo“, enfatizaPreschel, quien considera esta función biológica como la base de cualquier programa de salud. Explica que el sueño profundo es donde se reemplazan los neurotransmisores y se reconstruye la masa muscular, mientras que la fase REM procesa información y consolida la memoria.
Para optimizar el sueño, recomienda evitar la luz azul después del atardecer, ya que interfiere con la producción de melatonina. “Llegamos a la casa, prendemos las luces que son luz azul que nos manda una señal al núcleo, el reloj que tenemos en el cerebro, y dice que estamos de día. No podemos aumentar y acumular la melatonina”, explica.
Nutrición y control glicémico
Pregel destaca la importancia del control de la glucosa en sangre para mantener niveles estables de energía y prevenir antojos. Su enfoque se centra en combinar adecuadamente los macronutrientes y el timing de las comidas.
“Si te comes un dulce y no le pones proteína, no tienes ninguna fibra, en el medio del día, créeme que 60 a 90 minutos después vas a tener hambre de nuevo”, advierte sobre los efectos de la comida procesada en el sistema hormonal.
Para el manejo de carbohidratos, recomienda comenzar las comidas con vegetales ricos en fibra, añadir proteína de calidad y caminar después de comer para mejorar la sensibilidad a la insulina. “Mientras uno va usando esos músculos, se aumenta la sensibilidad a la insulina y nos ayuda a depositar todos esos nutrientes en la masa muscular fuera de la sangre”, explica.
El aceite de oliva como superalimento
Cuando se le pregunta por el alimento más importante para la longevidad,Preschel no duda: «Aceite de oliva extra virgen de alta calidad». Según el especialista, los estudios han demostrado que de todos los componentes de la dieta mediterránea, el aceite de oliva es el que proporciona la mayoría de los beneficios para la salud.
“Si aíslas ese aceite de oliva, ahí tienes la gran mayoría de los beneficios de la dieta mediterránea. Es impresionante el poder que tiene el aceite de oliva”, afirma, aunque advierte sobre la importancia de elegir productos de alta calidad y controlar las porciones debido a su alto contenido calórico.
Hidratación y suplementación personalizada
Para la hidratación, recomienda al menos 100 onzas de agua diarias (aproximadamente 3-4 litros), preferiblemente con minerales. Sin embargo, enfatiza que las necesidades pueden variar según la actividad física, el clima y otros factores individuales.
Respecto a los suplementos,Preschel es categórico: “Es como sacarse la licencia de manejo para suplementos. ¿Cómo vas a comprar suplementos que no sabes cómo te van a afectar biológicamente?”. Recomienda realizar exámenes genéticos y de sangre completos antes de iniciar cualquier protocolo de suplementación.
Crítica a los enfoques extremos de longevidad
Pregel mantiene una posición crítica hacia figuras como Bryan Johnson, el millonario que invierte millones en protocolos de longevidad extremos. Aunque admira la intención y los recursos destinados a la investigación, considera que el enfoque no es aplicable para la población general.
“Si tiene algo que ver con los demás, ¿cómo vas a decir que tengo que pagar millones de dólares para estar como tú?”, cuestiona. Además, señala que los protocolos individuales representan el nivel más bajo de evidencia científica: “Eso es lo más bajo que existe con respecto a lo que está científicamente comprobado”.
Una filosofía de longevidad centrada en el presente
ParaPreschel, la longevidad no se trata de acumular años, sino de optimizar la calidad de vida actual. “Para mí la longevidad no es cuántos años voy a vivir, sino qué calidad de vida necesito. No tiene que ver con el futuro, tiene que ver con el presente”, explica.
Esta filosofía se refleja en su trabajo con clientes de alto rendimiento, desde ejecutivos hasta atletas profesionales, donde aplica un enfoque basado en datos objetivos que incluye exámenes genéticos, análisis de sangre completos, medición del sueño y composición corporal.
Su cliente más especial es su abuelo de 90 años, el Dr. Nayib Salomón, reconocido oftalmólogo y cirujano plástico que hasta hace pocos años realizaba cirugías. “Come bien, tiene una comunidad importantísima, está aprendiendo todos los días, está aprendiendo a tocar el violín, teoría de música, otros idiomas”, describe como ejemplo de envejecimiento exitoso.
La transformación dePreschel concluye con una reflexión profunda que plantea a su audiencia: “¿Estarías dispuesto a morir por tu familia?” Después de la respuesta afirmativa esperada, añade: “¿Estarías dispuesto a estar saludable por ellos?”. Esta pregunta encapsula su mensaje central: la responsabilidad individual de cambiar la cultura hacia hábitos más saludables, no solo por uno mismo, sino por quienes nos rodean.