
Las bebidas carbonatadas, como el agua con gas, han ganado popularidad entre quienes buscan alternativas refrescantes para hidratarse después del ejercicio. La búsqueda de una hidratación eficaz se ha convertido en una de las prioridades claves del entrenamiento moderno.
En gimnasios, pistas y rutas de running, el debate sobre qué beber no solo abarca la cantidad, sino también la calidad y el tipo de agua seleccionada. Entre botellas, bidones y bebidas funcionales, el agua con gas suma adeptos y detractores: ¿puede realmente contribuir al rendimiento deportivo, o sus burbujas son solo un capricho del paladar?
El tema ha dejado de ser un simple detalle y se ha transformado en objeto de estudio en laboratorios y publicaciones especializadas de todo el mundo. Medios internacionales como The New York Times y revistas de referencia como Runner’s World exploran sus efectos, analizando tanto los hábitos de atletas de élite como las dudas de quienes buscan mejorar su bienestar físico.
Evaluación de fuentes científicas y periodísticas
Estudios publicados en revistas y artículos en medios especializados coinciden en que el agua natural continúa siendo la mejor opción para la hidratación deportiva, siempre que sea potable. El estudio consultado sostiene que la manera más saludable y eficiente de reponer líquidos y mantener el rendimiento físico es el consumo de agua corriente y segura.

Una nota de Runner’s World recoge experiencias de corredores de fondo y triatletas con el agua con gas, señalando que la tolerancia varía considerablemente entre personas. También advierte sobre el riesgo de consumir esta bebida en exceso en períodos de calor, ya que puede acentuar las molestias digestivas.
Entre los beneficios que se atribuyen al agua con gas, se destaca su sabor y la sensación refrescante que proporciona el ácido carbónico, por lo que a algunos les resulta más atractiva que el agua común. Además, este compuesto estimula la producción de jugos gástricos, lo que podría ayudar a facilitar digestiones pesadas o lentas. Estas características aparecen en artículos periodísticos y revisiones científicas recientes, que remarcan la preferencia por agua con gas en momentos de ocio y, en ocasiones, durante esfuerzos moderados.
El consumo de agua con gas durante el ejercicio puede generar hinchazón abdominal o flato, síntomas que se agravan en deportes de alta intensidad o en actividades con saltos, cambios bruscos de dirección o carreras. The New York Times recopila testimonios de corredores que mencionan sensación de pesadez y mayor tendencia al reflujo gástrico cuando consumen agua con gas antes o durante la actividad.

La presencia de burbujas eleva la distensión abdominal y el riesgo de regurgitación de alimentos, sobre todo en entrenamientos exigentes.
Minerales, electrolitos y recomendaciones adicionales
La composición mineral del agua con gas requiere un análisis específico: algunas variedades aportan magnesio, calcio o sodio en cantidades destacables, lo que puede ayudar a combatir la deshidratación de manera más eficaz que el agua sola. Un artículo de Runner’s World indica que estos minerales pueden ser útiles para quienes realizan sesiones largas o entrenan en ambientes muy cálidos.
Sin embargo, las recomendaciones de expertos señalan que el agua con gas no sustituye la reposición de electrolitos y sales minerales a través de bebidas isotónicas, en particular en actividades prolongadas o con elevada sudoración.

Además, se destaca que el agua con gas no contiene flúor, mineral fundamental en la prevención de caries. Por ello, se recomienda alternar su consumo con agua corriente fluorada.
Para entrenamientos intensos o prolongados, las publicaciones analizadas recomiendan agua corriente y, según las necesidades, sumar bebidas isotónicas o agua enriquecida con sales minerales. El enfoque debe ser personalizado, en función del tipo de actividad y las características físicas de cada deportista.

La integración del agua con gas en las rutinas deportivas depende de la tolerancia individual y del tipo de ejercicio realizado. Según Runner’s World y experiencias recogidas por The New York Times, si no aparecen molestias digestivas y el gas se elimina bebiendo lentamente, el agua con gas puede formar parte de la hidratación sin inconvenientes. No obstante, se recomienda precaución en deportes de alta intensidad o anaeróbicos, donde sus efectos secundarios tienden a intensificarse.
El agua con gas es una alternativa válida para algunos deportistas, siempre que se adapte a sus necesidades y tolerancia, y se combine con estrategias correctas de hidratación y reposición de sales conforme al esfuerzo y condiciones ambientales.