El accidente cerebrovascular de Alejandra Oliveras reavivó la conversación sobre la importancia de la detección precoz y la atención médica inmediata en estos casos

Alejandra “Locomotora” Oliveras, ex campeona mundial de boxeo y figura reconocida en Santa Fe, murió a los 47 años tras sufrir un accidente cerebrovascular isquémico.

Oliveras permaneció internada desde el 14 de julio, luego de experimentar síntomas compatibles con la afección.

La situación motivó una intervención médica inmediata y atención intensiva, debido a la evolución crítica de su estado.

Según Mayo Clinic, “un accidente cerebrovascular isquémico se produce cuando el suministro de sangre que va a partes del cerebro se obstruye o reduce. Esto evita que el tejido del cerebro reciba oxígeno y nutrientes”.

El reconocimiento rápido de los signos de un accidente cerebrovascular es fundamental para reducir las secuelas y recibir tratamiento adecuado (NA:MARCELO CAPECE)

La ex deportista había presentado déficit motor en el lado izquierdo y fue auxiliada por sus hijos, trasladada inicialmente a un hospital de Santo Tomé y luego derivada al Hospital Cullen, fuera del plazo óptimo para intervenciones como trombólisis.

El doctor Alejandro Musacchio, jefe de Neurorradiología Intervencionista del Hospital José María Cullen, detalló anteriormente: “Teníamos que hacer una angioplastía en el cuello, tratar de sacar los coágulos del cerebro; eso siempre y cuando esté dentro de unas primeras cuatro horas. Si pasaron las cuatro horas, es muy riesgoso y podemos provocar una hemorragia”.

Los estudios confirmaron un infarto frontal, causado por la obstrucción de una arteria cerebral, con síntomas de desorientación y parálisis total del hemicuerpo izquierdo.

La hipertensión no controlada y la obstrucción carotídea grave fueron algunos de los factores de riesgo que complicaron la salud de la ex campeona de boxeo (Gustavo Gavotti)

Tres días después, el equipo médico diagnosticó edema cerebral y decidió realizar una craneotomía descompresiva para reducir la presión. “Se realizó la craneotomía para generar espacio y liberar presión que comprometía otras áreas del cerebro. Tuvo muy buena respuesta”, afirmó Bruno Moroni, director del hospital.

Oliveras permaneció en terapia intensiva, con asistencia respiratoria, monitoreo estricto y pronóstico reservado.

Los especialistas recomendaron esperar diez días para evaluar progresos, según informó Jesús Oliveras, hermano de la exboxeadora. El entorno familiar pidió respeto ante el acceso restringido a la UTI y subrayó que el estado seguía siendo delicado.

A las dos semanas, la evolución mostró señales positivas: disminuyó la dependencia mecánica para respirar, registró apertura ocular ocasional y respondió a ciertas órdenes motoras del lado derecho, logró intervalos más largos de respiración espontánea. Los parámetros clínicos, como presión arterial y función de órganos, se mantenían estables.

El objetivo fue alcanzar una autonomía respiratoria para profundizar la kinesioterapia y sostener la recuperación.


Los síntomas del ACV pueden incluir dificultad para hablar, debilidad en el cuerpo y pérdida del equilibrio, como reportaron fuentes hospitalarias sobre el caso Oliveras (Freepik)

Este lunes 28 de julio, Alejandra Oliveras falleció a los 47 años en el Hospital Cullen. En los días previos, demostró signos de mejoría, respuesta motora, apertura ocular, respiración espontánea, y se le practicó una traqueotomía luego de estabilizar sus indicadores. Sin embargo, su salud se deterioró en las últimas horas y murió cerca de las 16:00 horas.

La evolución fue seguida de cerca por el equipo médico, que destacó la dificultad del cuadro neurológico y las limitaciones para la recuperación: las complicaciones derivadas del ACV resultaron insuperables pese a los esfuerzos terapéuticos, lo que llevó al desenlace fatal después de más de dos semanas de monitoreo intensivo.

Esta imagen conceptual ilustra un cerebro conectado a un smartphone a través de conexiones neuronales e inteligencia artificial. Representa la vanguardia de la tecnología neural link, fusionando la robótica cibernética con la neurociencia. La fotografía simboliza el potencial de la ciencia y la informática para expandir las capacidades humanas, integrando la computación avanzada con la función cerebral, y abriendo nuevos horizontes en la interacción entre humanos y dispositivos tecnológicos. (Imagen ilustrativa Infobae)

Síntomas y detección

El reconocimiento rápido de los síntomas de este cuadro es fundamental. Según Mayo Clinic, pueden presentarse:

  • Dificultad para hablar y entender.
  • Entumecimiento, debilidad o parálisis de la cara, brazo o pierna, casi siempre en un solo lado.
  • Problemas visuales.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Pérdida del equilibrio o coordinación.

El CDC agrega confusión y reitera la necesidad de actuar de inmediato si se detecta debilidad súbita de la cara, brazo o pierna, especialmente de un lado.

Se recomienda recordar la sigla RÁPIDO: Rostro caído, Alteración de brazo, Palabra arrastrada, Impedimento visual, Dificultad para hablar. Ante la aparición de estos signos, es clave solicitar atención de emergencias.

Causas y factores de riesgo

El ACV puede ser isquémico, por obstrucción arterial, o hemorrágico, por ruptura y sangrado. En este caso, fue provocado por arterioesclerosis. “Muchas veces eso se lesiona y se forma un coágulo. Una parte del coágulo tapa la arteria silviana”, explicó Musacchio. Oliveras era hipertensa sin control regular, padecía obstrucción carotídea grave y antecedentes familiares, todos ellos factores de riesgo.

MedlinePlus enumera como factores no modificables la edad, el sexo y la genética, y como modificables la hipertensión, colesterol elevado, diabetes, tabaquismo, obesidad, inactividad física y patologías cardíacas.

Para reducir el riesgo de ACV, Mayo Clinic y CDC aconsejan controlar la presión arterial, cuidar la alimentación, realizar actividad física, evitar el tabaco y moderar el alcohol. Ante síntomas compatibles, la recomendación es buscar asistencia médica de emergencia sin demoras: la rapidez en la intervención reduce el daño cerebral y las complicaciones.