
El Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), que se conmemora cada 29 de octubre, pone en primer plano la magnitud de un problema de salud que ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro, según la definición de Medline Plus, el portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Esta interrupción, aunque sea de apenas unos segundos, impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes, lo que puede provocar la muerte de las células cerebrales y daños irreversibles. El ACV puede producirse por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro, lo que genera un sangrado intracraneal.
En este contexto, el equipo de Neurología Vascular de Fleni presentó los hallazgos del estudio EstEPA (Estudio Epidemiológico Poblacional sobre Accidentes Cerebrovasculares), realizado en el partido de General Villegas (provincia de Buenos Aires) entre 2015 y 2022. Esta localidad fue seleccionada por sus características demográficas, que reflejan la media nacional argentina, lo que permite extrapolar los resultados.
“En el marco de EstEPA, seguimos durante cinco años a todos los pacientes que sufrieron un ACV entre 2017 y 2020. Los resultados mostraron que la mitad de los pacientes falleció en ese período. La tasa ajustada de mortalidad fue de 109 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas reportadas en la región”, explicó la doctora Virginia Pujol Lereis (MN 119.987), subjefa del Servicio de Neurología Vascular de Fleni.

Los últimos resultados del estudio de Fleni, publicados recientemente en el Journal of Stroke and Cerebrovascular Diseases bajo el título “Tasas de mortalidad y discapacidad a largo plazo tras accidentes cerebrovasculares: estudio prospectivo de cohortes en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Estudio poblacional EstEPA”, permiten dimensionar el impacto del ACV en la población.
A pesar de la elevada mortalidad, el estudio identificó que siete de cada diez sobrevivientes lograron conservar una buena funcionalidad e independencia en sus actividades cotidianas, tanto al año como a los cinco años del episodio. No obstante, la edad avanzada y la presencia de una mayor discapacidad inicial se asociaron con un riesgo incrementado de fallecimiento.
Los autores del trabajo subrayan la urgencia de fortalecer los sistemas integrados de atención del ACV, optimizar el acceso a la rehabilitación y garantizar un seguimiento prolongado de los pacientes, especialmente en comunidades alejadas de los grandes centros urbanos. El doctor Matías Alet, neurólogo del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni y autor principal del artículo, enfatizó: “El ACV sigue siendo una de las principales causas de muerte y discapacidad en Argentina. Este tipo de estudios poblacionales son esenciales para entender su verdadero impacto y orientar políticas de salud más equitativas”.

La incidencia del ACV
A nivel regional, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades cardiovasculares (ECV), fundamentalmente la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular, son una de las causas principales de mortalidad y discapacidad en población de la Región de las Américas.
El estudio EstEPA, al aportar datos concretos sobre la prevalencia, incidencia, mortalidad y carga del ACV en una comunidad argentina, constituye una herramienta fundamental para la toma de decisiones en materia de salud pública y para la planificación de intervenciones que permitan reducir el impacto de esta enfermedad en la población.
“El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte y discapacidad a nivel mundial, con una carga desproporcionada en países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, los datos poblacionales a largo plazo sobre resultados son escasos en Latinoamérica. Nuestro objetivo fue estimar la mortalidad y la discapacidad tras eventos cerebrovasculares en una cohorte comunitaria de Argentina”, escribieron los autores en la publicación.

La Mayo Clinic ha advertido que el accidente cerebrovascular constituye una emergencia médica y que la rapidez en la atención resulta determinante para limitar el daño cerebral y las complicaciones posteriores. En palabras de la institución: “Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. Es fundamental solicitar tratamiento médico de inmediato. Obtener atención médica de emergencia rápido puede reducir el daño en el cerebro y otras complicaciones de un accidente cerebrovascular”.