El orégano no solo es un condimento estrella en la cocina mediterránea e italiana, sino también una de las hierbas más investigadas por sus beneficios para la salud.
Su popularidad como aliado natural ha crecido gracias al respaldo de centros como Cleveland Clinic, la Harvard T.H. Chan School of Public Health y especialistas de medios como Healthline, que avalan sus múltiples propiedades en estudios y reseñas científicas recientes.
Cuáles son los beneficios para la salud del aceite de orégano
El aceite de orégano contiene una alta concentración de compuestos como carvacrol y timol, junto a flavonoides y taninos. Especialistas de instituciones como Cleveland Clinic y Harvard señalan los siguientes beneficios claves:
- Propiedades antiinflamatorias: Puede ayudar a reducir la inflamación en lesiones, órganos y tejidos digestivos.
- Efectos antioxidantes: Neutraliza radicales libres, lo que protege las células del daño oxidativo y puede contribuir a la prevención de enfermedades crónicas.
- Acción antimicrobiana: Efectivo frente a bacterias, hongos y virus, apoyando la defensa del organismo en distintas situaciones.
- Mejora de la digestión: Favorece el procesamiento eficiente de los alimentos, estimula los jugos gástricos y alivia hinchazón y gases.
- Equilibrio metabólico: Promueve la salud de la microbiota intestinal y la correcta absorción de nutrientes.
- Apoyo inmunológico: Refuerza las defensas naturales del organismo, protegiéndolo frente a diferentes infecciones.
- Alivio de afecciones respiratorias y menstruales.
Un estudio de la Universidad de Tesalónica demostró que el aceite de orégano podría ser útil en la reducción de inflamaciones crónicas y el control del crecimiento bacteriano en el tracto digestivo. Publicaciones como Healthline destacan hasta potenciales efectos preventivos sobre enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Qué bacterias mata el aceite de orégano
El carvacrol, principal componente activo del aceite de orégano, es responsable de gran parte de su efecto antimicrobiano. Instituciones como Cleveland Clinic y Healthline destacan que este aceite ha demostrado eficacia frente a bacterias como Escherichia coli, Salmonella enterica y Staphylococcus aureus, así como contra el hongo oportunista Cándida albicans.
Además, estudios recientes lo señalan como un aliado potencial contra bacterias vinculadas al sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO). Si bien las investigaciones in vitro, recopiladas por fuentes como Harvard, confirman su capacidad de inhibir o destruir estos patógenos, la evidencia clínica en humanos aún es limitada, por lo que se recomienda precaución y siempre consultar a un profesional de la salud para su uso.
Cómo consumir el aceite de orégano para aprovechar sus nutrientes
Las guías de Cleveland Clinic y Healthline sugieren tres formas principales de uso. La vía oral consiste en suplementos de gotas o cápsulas, generalmente con una dosis de cuatro gotas dos veces al día, treinta minutos antes de las comidas, siempre supervisado por un médico.
En la cocina, se aconseja añadir el aceite o la hierba fresca de orégano sobre platos ya terminados para preservar mejor sus propiedades.
También puede emplearse de manera tópica, aplicado de forma diluida en la piel o en las uñas para tratar ciertas afecciones dérmicas. Es fundamental evitar el consumo de aceite esencial puro, y no se recomienda durante el embarazo, la lactancia ni en combinación con tratamientos anticoagulantes o suplementos de hierro, cobre o zinc.
Asimismo, las personas alérgicas a plantas de la familia Lamiaceae deben ser especialmente cautelosas.
El valor nutricional del aceite de orégano
El aceite de orégano constituye una fuente valiosa de nutrientes. Entre sus componentes se destacan las vitaminas A, C, K y del complejo B, así como minerales como potasio, calcio, magnesio e hierro. También contiene importantes fitoquímicos, tales como carvacrol, timol, flavonoides y taninos.
Esta combinación proporciona un destacado poder antioxidante, propiedades antibacterianas y efectos antiinflamatorios, además de favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal y promover una óptima absorción de nutrientes en el organismo.
Cómo hacer aceite de orégano casero
Se puede preparar aceite de orégano en casa siguiendo estas indicaciones:
- Triturar hojas frescas de orégano y colocarlas en un frasco de vidrio.
- Cubrir con aceite de oliva virgen extra.
- Dejar macerar en un lugar fresco y oscuro durante cuatro semanas.
- Filtrar el aceite y guardarlo en un recipiente opaco.
Esta mezcla casera puede utilizarse en pequeñas cantidades en la cocina o como aplicación tópica, siempre con moderación.