
La temporada de fiestas suele poner a prueba cualquier rutina alimentaria, pero disfrutar de los banquetes típicos sin culpa ni excesos es alcanzable. Especialistas de Harvard Health sostienen que mantener el equilibrio en la mesa durante estas celebraciones no solo es posible, sino que puede lograrse con estrategias sencillas y avaladas por la ciencia.
Las celebraciones suelen implicar banquetes y tentaciones gastronómicas, por lo que mantener el equilibrio depende del uso moderado de la llamada regla 90-10, una estrategia respaldada por la evidencia y la experiencia clínica difundida por el equipo de Harvard Health Letter y expertos como Kathy McManus, directora del Departamento de Nutrición del Brigham and Women’s Hospital.
Impacto de los excesos y la sensibilidad individual
El equipo de Harvard Health señala que la manera en que el organismo reacciona a los excesos varía en cada persona. McManus advierte: “Algunas personas son más sensibles que otras a la sal, las grasas saturadas o los azúcares, por lo que incluso un periodo corto de excesos puede afectar la presión arterial o el colesterol”.

Así, aunque apartarse ocasionalmente de una dieta estricta no representa riesgo en la mayoría de quienes gozan de buena salud, quienes presentan antecedentes cardiometabólicos deben actuar con cautela.
Aplicación de la regla 90-10
La propuesta central de los especialistas de Harvard Health consiste en aplicar la regla 90-10: mantener una alimentación saludable el 90% del tiempo y reservar el 10% para pequeños permisos. Según McManus: “Comer sano el 90% del tiempo y permitirse indulgencias el 10% puede ser una estrategia viable para muchas personas”.
En la práctica, una semana típica de tres comidas diarias suma 21 ingestas, lo que permite ceder a antojos solo en dos ocasiones. El equipo desaconseja repartir el 10% de calorías “extra” en todas las comidas, ya que esto puede favorecer la aparición de malos hábitos a largo plazo.

Un pequeño exceso puntual probablemente no cause efectos adversos, pero introducir alimentos poco saludables en cada comida sí incrementa el riesgo de consecuencias negativas.
Límites diarios y recomendaciones prácticas
Para aplicar la indulgencia de forma fundamentada, el grupo de expertos recomienda respetar ciertos límites diarios: el consumo de azúcar añadido no debe superar los 24 gramos para mujeres y 36 gramos para hombres; la sal se limita a un máximo de 2.300 miligramos al día en personas sanas.
En cuanto a la grasa saturada, el tope corresponde al 7% del total calórico diario, calculado multiplicando la cantidad total de calorías por 0,07 y dividiendo el resultado entre nueve, ya que un gramo de grasa aporta nueve calorías. Así, en una dieta de 1.500 calorías diarias, el límite sería aproximadamente 12 gramos de grasa saturada.

Las necesidades calóricas pueden variar según la edad, el nivel de actividad y los objetivos de peso, pero como referencia, un adulto sano que realice treinta minutos de ejercicio diario puede estimar sus requerimientos multiplicando su peso (en libras) por quince.
Estrategias para mantener el equilibrio después de las fiestas
El equipo de Harvard Health sugiere planificar tanto los momentos festivos como los días habituales: disfrutar de platos especiales de manera consciente y programada, y retomar la alimentación saludable antes y después.

Recomiendan prever estrategias para enero y los meses siguientes, procurando evitar retrasar el retorno a los buenos hábitos y mantener la dieta lo más estable posible, introduciendo indulgencias solo de forma ocasional. No aconsejan alternar restricciones y excesos ni establecer compensaciones extremas, sino mantener un patrón estable en la alimentación.
Los expertos de Harvard Health consideran que, al utilizar los permisos con mesura y planificación, es posible disfrutar de los alimentos preferidos sin perder el control sobre los objetivos de peso y salud, y sin renunciar al equilibrio a largo plazo.