
El cigarrillo convencional, elaborado con tabaco combustible, es el producto más conocido y estudiado por sus riesgos para el corazón y los vasos sanguíneos.
Durante los últimos 25 años, la industria tabacalera impulsó estrategias de marketing y publicidad que han difundido la idea de que productos como los cigarrillos electrónicos, los dispositivos de tabaco calentado, las shishas y las bolsitas de nicotina serían opciones “más seguras” o “menos dañinas” que el cigarrillo convencional.
Sin embargo, científicos de Alemania, Italia, Estados Unidos, Suiza y Reino Unido, reunieron pruebas de diferentes estudios que demuestran que todos esos formatos exponen al corazón y los vasos sanguíneos a los efectos tóxicos de la nicotina.
La creencia de que las alternativas son inocuas o de bajo riesgo es falsa, según los resultados del trabajo publicado en European Heart Journal.

Thomas Münzel, experto del Centro Médico Universitario, en Mainz, Alemania, y uno de los coautores del reporte explicó: “La nicotina no es un estimulante inocuo. Es una toxina cardiovascular directa. Ya sea en cigarrillos, vapeos, tabaco calentado y bolsitas de nicotina, observamos de manera constante el aumento de la presión arterial, el daño a los vasos sanguíneos y el mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Ningún producto que suministre nicotina es seguro para el corazón”.
Además, recalcó que la narrativa de la promoción de la “nicotina más segura” debe terminar.
Junto con sus colaboradores, pidió que en Europa se implemente con urgencia “una regulación unificada que cubra todos los productos de nicotina, especialmente para proteger a los adolescentes, que ahora son los principales objetivos del marketing agresivo. Si no, corremos el riesgo de perder a toda una generación por la adicción a la nicotina”.
Advirtió que “el próximo infarto, el próximo ataque cerebrovascular, la próxima muerte cardiovascular puede no venir de un cigarrillo, sino de una pod de vapeo saborizado, una bolsita de nicotina o una shisha en un café”.

El mito sobre las alternativas
Durante décadas, el cigarrillo convencional fue el principal producto con nicotina en todo el mundo. Como las campañas de salud pública y las restricciones legales fueron exitosas, la industria buscó otras opciones para seguir captando consumidores.
Así surgieron los cigarrillos electrónicos, dispositivos de tabaco calentado, shishas y bolsitas de nicotina.
Los vapeos, disponibles desde 2007, se presentaron como una alternativa moderna y supuestamente menos dañina. La publicidad remarcó su innovación y los mostró como una vía más “limpia” para consumir nicotina.
Las shishas, aunque existen hace siglos en algunas culturas, ganaron popularidad global en bares y cafés en los últimos años. Se difundió la idea de que su uso social era más inofensivo que el consumo de cigarrillos tradicionales.

A las bolsitas de nicotina y otros productos orales sin combustión se los promocionó como discretos, sin humo y fáciles de usar en cualquier lugar.
Los envases modernos, los sabores y el marketing digital ayudaron a consolidar su imagen de producto “más seguro”.
La industria apostó a sabores frutales, colores llamativos y una fuerte presencia en redes sociales para captar a nuevas generaciones. Dirigió la publicidad especialmente hacia adolescentes, al instalar la creencia de que estas alternativas reducían el daño.

En la revista European Heart Journal, los investigadores revisaron estudios clínicos y datos epidemiológicos de distintas regiones y concluyeron que todos los productos con nicotina afectan el sistema cardiovascular.
El consumo, ya sea por vía inhalada u oral, provoca un aumento sostenido de la presión arterial.
La nicotina impacta en el endotelio, la capa que recubre los vasos sanguíneos, y favorece la inflamación, el endurecimiento arterial y la formación de placas.

Esos cambios aumentan el riesgo de infarto, ataque cerebrovascular (ACV) y enfermedad vascular periférica, sin importar el formato de consumo.
Incluso quienes solo están expuestos al vapor o aerosol de estos dispositivos pueden sufrir daño vascular.
Los expertos subrayaron que no existe evidencia que respalde un perfil seguro para el corazón ni para los vasos sanguíneos en ninguno de estos formatos.
Qué opinan expertos de América Latina sobre la nueva evidencia

En diálogo con Infobae, Guido Bergman, médico cardiólogo, miembro de la Asociación Argentina de Tabacología y coordinador en cesación tabáquica del ICBA, comentó a Infobae que valoraba positivamente el documento publicado en European Heart Journal.
Advirtió que “la industria tabacalera perdió clientes con el paso de los años y, para compensar, lanzó nuevos dispositivos de liberación de nicotina como vapeadores, productos de tabaco calentado y bolsitas de nicotina. Estas alternativas, muy promocionadas entre adolescentes, buscan generar adicción y fidelizar a nuevos usuarios”.
El especialista argentino también explicó que la nicotina, más allá de su efecto adictivo, es un tóxico cardíaco.

“Daña el endotelio, la capa interna de las arterias, provoca disfunción vascular, mayor riesgo de trombosis, vasoconstricción y fibrosis cardíaca. Así, cualquier sistema de liberación de nicotina, incluso sin combustión, puede generar daño vascular de manera precoz y eventos cardiovasculares graves”, alertó.
En tanto, Guillermo Espinosa, médico y coordinador del programa de control de tabaco del Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA), afirmó: “Los resultados de este trabajo publicado en European Heart Journal son muy congruentes con lo que se viene promoviendo en América Latina desde sociedades médicas y ONG que trabajan en el control de productos de tabaco».

De acuerdo con Espinosa, “hay mucha preocupación porque se registró el aumento en el consumo de estos productos emergentes de nicotina en América Latina. Encuestas recientes muestran que los chicos en edad escolar ya inician el uso de bolsitas de nicotina y cigarrillos electrónicos debido a la muy fácil accesibilidad y a la posibilidad de probar diferentes sabores”.
Además, mencionó que “es llamativo que muchos comienzan su uso sin haber fumado cigarrillos antes y perciben poco daño, lo ven como algo seguro. Pero desconocen el potencial riesgo que representa la nicotina por sí sola. Es altamente adictiva, genera daño cardiovascular y aumenta el riesgo de consumir cigarrillos comunes y de probar otras sustancias”.
Espinosa expresó que se deberían implementar “medidas dirigidas para desincentivar el uso de los diferentes productos con nicotina y que se informe bien sobre el daño potencial para chicos y jóvenes que los consumen”.
También es necesario advertir a la comunidad médica “que no se trata de productos inocuos y que se debe ofrecer ayuda a las personas que ya los usan”.