
La presión por mantener vivas las tradiciones y cumplir con las expectativas durante la época navideña está generando agotamiento navideño entre los padres, lo que dificulta la comunicación emocional en familia y puede afectar el bienestar familiar.
Así lo indicó un estudio citado por The Guardian, que analizó cómo el desgaste propio de estas fechas limita la disposición para expresar emociones auténticas ante los hijos. El informe no solo detalló causas y consecuencias profundas, sino que también ofreció estrategias para evitar que la fatiga emocional empañe la convivencia en casa.

¿Qué es el agotamiento parental navideño?
El agotamiento parental navideño es un estado de extenuación crónica, distanciamiento emocional y pérdida de satisfacción relacionado directamente con las responsabilidades de criar y acompañar a los hijos durante las fiestas.
De acuerdo con el análisis publicado por The Guardian, implica más que cansancio físico: conlleva una desconexión afectiva y una sensación de insuficiencia constante que puede desembocar en episodios de depresión, conflictos de pareja y dificultades en la crianza.
A diferencia de estudios previos, esta investigación liderada por el Dr. Ziwen Teuber, de la Universidad de Luxemburgo, monitoreó en tiempo real a 293 padres del Reino Unido durante la temporada navideña para comprender cómo varía el agotamiento y cómo impacta en la vida cotidiana.
Causas del aumento de estrés en fiestas
Según Teuber, el periodo navideño intensifica el estrés Navidad en los padres por la combinación de factores como cambios en las rutinas, mayores demandas sociales, presiones económicas y el empeño constante por crear una celebración ideal para los hijos.
El equipo de investigación identificó que estos factores incrementan las tareas y disminuyen las oportunidades de descanso. El psicólogo Patrik Bogdán, de la Universidad de Pécs en Hungría, coincidió en que la imagen festiva habitual suele alejarse de la realidad. “Aunque la Navidad se presenta como una época de unión y descanso, para muchas familias representa prisas y exigencias crecientes”, declaró. Además, advirtió que perseguir la idea de una “Navidad perfecta” fomenta la autocrítica y el desgaste emocional.

Impacto sobre la comunicación y la dinámica familiar
Con el aumento del agotamiento, los padres tienden a ocultar cómo se sienten en realidad o simulan emociones, buscando proteger a sus hijos del propio malestar. Teuber explicó al medio británico: “En vez de compartir cómo se sienten realmente, los padres tienden a suprimir sus emociones o mostrar emociones que no sienten, como aparentar felicidad cuando se encuentran exhaustos”.
Aunque esto pueda parecer útil de manera temporal, la investigación publicada concluyó que, a la larga, puede perjudicar la salud mental de los padres y privar a los niños del aprendizaje de que todas las emociones, incluso las difíciles, son naturales y pueden gestionarse.
¿Afecta por igual a madres y padres?
Un análisis adicional de la investigación señalada por el diario británico determinó que los niveles de burnout durante la Navidad no difieren de forma significativa entre madres y padres. Sin embargo, la carga mental tiene una marcada diferencia de género: las madres asumen mayor protagonismo en la planificación, organización y supervisión de todos los detalles festivos.
Para el especialista Teuber, ellas se encargan no solo de las tareas visibles, sino de aquellas menos perceptibles pero igualmente demandantes, lo que aumenta su vulnerabilidad ante el agotamiento pese a que el cansancio general sea similar.

Consejos para evitar el agotamiento navideño
Algunos expertos recomendaron estrategias para priorizar el bienestar de la familia sobre las apariencias externas. Anita Cleare, especialista en crianza, aconsejó recortar el listado de tareas y rechazar la presión de seguir cada tradición. “El agotamiento parental es un riesgo de la vida familiar moderna. La presión por rendir más allá de nuestros recursos hace que el burnout sea altamente probable”, advirtió.
Tanto Cleare como Teuber plantearon la conveniencia de hablar con honestidad emocional, siempre adaptando el lenguaje a la edad de los hijos, para que aprendan que sentirse cansado o abrumado es parte de la vida.
Modelar estrategias de autocuidado —como reservar unos minutos de descanso, salir a caminar o retirarse a un lugar tranquilo— ayuda a frenar la acumulación cotidiana de tensión. Además, compartir la responsabilidad de las tareas y apoyarse en la pareja o familiares actúa como amortiguador del agotamiento. Bogdán agregó que rebajar los estándares impuestos por uno mismo es esencial para proteger la salud emocional de todos en casa.

Los especialistas coincidieron en que el valor central de la temporada navideña no depende de alcanzar la perfección en las celebraciones, sino de crear momentos de cercanía y autenticidad emocional. Para muchas familias, un gesto de convivencia simple puede transformarse en el mejor recuerdo, por encima de cualquier formalidad o ritual.