La siesta energética de hasta 30 minutos mejora la concentración y reduce la fatiga, según Harvard Health Publishing (Imagen Ilustrativa Infobae)

En tiempos donde las exigencias laborales y el ritmo acelerado de la vida cotidiana parecen no dejar espacio para el descanso, la ciencia recupera una aliada milenaria: la siesta energética.

Lejos de ser un lujo reservado para pocos, este breve descanso diurno de entre 10 y 30 minutos emerge como una herramienta clave para recuperar la atención, reducir el cansancio y potenciar el rendimiento tanto en el trabajo como en el estudio.

Investigaciones recientes de Harvard Health Publishing confirman que, aplicada con criterio, la siesta puede transformar la productividad diaria sin afectar el sueño nocturno.

Definición y fundamentos de la siesta energética

Especialistas de Harvard Health Publishing explican que la siesta energética consiste en dormir un período breve, lo suficientemente corto para que cuerpo y mente logren un respiro, pero sin llegar a las fases profundas del sueño.

Este límite es fundamental: superar los 30 minutos incrementa el riesgo de experimentar inercia del sueño, un estado de desorientación y lentitud que puede prolongarse hasta una hora tras el despertar.

Especialistas advierten que siestas superiores a 30 minutos pueden causar inercia del sueño y afectar la productividad (Freepik)

Sogol Javaheri, reconocida experta en trastornos del sueño, señala que el propósito de este tipo de descanso es lograr resultados inmediatos en el estado de alerta y la concentración, evitando así los efectos adversos de un sueño prolongado durante el día.

Beneficios comprobados de la siesta corta

Diversos estudios citados por Harvard Health Publishing evidencian que las siestas cortas mejoran el estado de ánimo, disminuyen la fatiga y potencian la capacidad de reacción.

La NASA, por ejemplo, observó que los pilotos que dormían siestas de entre 20 y 30 minutos alcanzaban mayores niveles de alerta y rendimiento laboral respecto a quienes no descansaban en la jornada. Este respaldo científico refuerza la utilidad de esta práctica como metodología efectiva para quienes deben mantener la concentración continua.

Un breve descanso diurno potencia el rendimiento mental y favorece el bienestar en entornos laborales y académicos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un estudio citado por el medio asocia las siestas largas con mayor incidencia de presión arterial elevada y niveles elevados de azúcar en sangre.

Por el contrario, quienes optan por siestas de corta duración no presentan estos riesgos. Por eso se recomienda programar una alarma antes de comenzar el descanso. No obstante, la hora ideal puede variar en función de los hábitos y necesidades individuales.

Consejos prácticos para maximizar el efecto de la siesta

Para aprovechar al máximo los beneficios de la siesta, expertos de Harvard Health Publishing recomiendan crear un ambiente favorable: buscar un lugar silencioso, oscuro y cómodo, y reducir las interrupciones al mínimo. Si el entorno es ruidoso o muy luminoso, el uso de antifaz o tapones para los oídos puede facilitar el descanso.

Además, resulta fundamental estar atento a las señales del propio cuerpo; cuando la necesidad de dormir la siesta se vuelve frecuente, podría indicar un déficit de sueño nocturno o la presencia de trastornos como la apnea, situación ante la cual es recomendable consultar con un profesional de la salud.

La necesidad frecuente de dormir la siesta puede indicar déficit de sueño nocturno o trastornos como la apnea, según Harvard Health Publishing (Imagen Ilustrativa Infobae)

Harvard Health Publishing también señala que las siestas prolongadas pueden provocar inercia del sueño y afectar negativamente la calidad del descanso nocturno. La presencia constante de somnolencia diurna puede ser indicio de problemas médicos subyacentes, por lo que no debe ser ignorada.

Recomendaciones adicionales para el descanso nocturno y cuándo evitar la siesta

Para quienes buscan mejorar la calidad de su descanso general, los especialistas de Harvard Health Publishing sugieren mantener horarios regulares de sueño, realizar actividad física diaria, limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y reducir la ingesta de cafeína.

Limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir ayuda a mejorar la calidad del descanso nocturno (Imagen Ilustrativa Infobae)

Si la siesta diurna afecta el sueño nocturno o no otorga una sensación real de descanso, lo más aconsejable es priorizar la calidad del sueño por la noche y evitar el descanso durante el día.

Aunque la siesta energética representa una opción valiosa para muchas personas, los beneficios no son iguales para todos. Quienes no consiguen sentirse renovados tras un breve descanso deberían centrar sus esfuerzos en mejorar los hábitos y la higiene del sueño nocturno, como enfatizan desde Harvard Health Publishing.