El músculo glúteo mayor se consolida como un nuevo indicador clave de riesgo metabólico y diabetes tipo 2 (Crédito: Freepik)

Durante décadas, la evaluación del cuerpo humano se basó en parámetros clásicos como el peso, el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura. Sin embargo, investigaciones recientes posicionaron al músculo del glúteo mayor como un factor clave en la identificación de riesgos metabólicos.

La forma y composición de este músculo se asociaron con la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, según nuevos hallazgos que captaron la atención de la comunidad científica internacional.

A partir de resonancias magnéticas realizadas a decenas de miles de personas, los resultados revelaron que patrones específicos en la estructura muscular tanto en hombres como en mujeres se relacionaron con un mayor riesgo de enfermedad metabólica.

En los varones, la contracción de ciertas zonas del glúteo mayor durante el envejecimiento se asoció a una mayor incidencia de diabetes tipo 2. Entre las mujeres, el aumento de tamaño del músculo acompañado de más grasa interna también mostró una relación directa con el riesgo. Estos datos impulsaron el debate sobre la relevancia de la calidad muscular para la salud.

Exploración profunda del músculo más grande del cuerpo

La profesora de bioquímica y fisiología de la Universidad de Westminster, Louise Thomas, lideró el estudio y enfatizó que el análisis trasciende la mera observación superficial del físico. “Comenzamos a observar el glúteo mayor porque es nuestro músculo más grande y, además del volumen, analizamos la calidad, entendida como la cantidad de grasa almacenada en él”, explicó Thomas.

La aptitud física elevada se asoció con una mejor calidad muscular y menor acumulación de grasa intramuscular (Imagen Ilustrativa Infobae)

Su equipo utilizó imágenes de resonancia magnética extraídas del Biobanco del Reino Unido, que agrupa datos de más de 100.000 personas.

La investigadora subrayó que personas con elevado nivel de aptitud física presentaron músculos más saludables, mientras que la fragilidad y los hábitos sedentarios se vincularon a una reducción significativa de la masa muscular. “La calidad muscular suele pasarse por alto, pero tiene un impacto innegable”, sostuvo Thomas.

La acumulación de grasa intramuscular, frecuentemente llamada “marmoleo”, se posicionó como elemento central en las conclusiones del estudio. Este proceso afecta no solo la función metabólica sino también la salud cardiovascular, hepática y los indicadores de mortalidad.

Deterioro muscular en la mediana edad

El análisis del Biobanco se focalizó en individuos de 40 a 60 años. Los resultados sorprendieron: “Asumimos que, al tratarse de un lapso breve, los cambios serían mínimos, pero prácticamente todos experimentaron una pérdida significativa de masa muscular y reducción en la fuerza de agarre”, afirmó. Este descenso puede comenzar desde los 30 años y constituye un marcador directo del estado global del organismo.

El deterioro muscular en personas de 40 a 60 años se relaciona con una reducción significativa de la fuerza y la masa muscular (Crédito: Freepik)

La disminución de masa muscular no solo repercute en la fuerza o la movilidad, también representa un indicador del funcionamiento sistémico. Tal como explicó la profesora, quienes presentan mayor fragilidad tienen más probabilidades de caer y perder su autonomía.

Estrategias para prevenir la acumulación de grasa intramuscular

El estudio señaló que los niveles elevados de actividad física junto a rutinas habituales de entrenamiento de fuerza pueden preservar una buena calidad muscular. Para Thomas, el primer paso consiste en incrementar la actividad diaria: caminar más, utilizar las escaleras y evitar largos períodos de inactividad.

El fisiólogo del ejercicio Paul Hough destacó a The Independent la relevancia del trabajo muscular con carga: “El entrenamiento de resistencia regular puede inducir cambios metabólicos beneficiosos en el músculo esquelético, mejorando el metabolismo de la glucosa. Se comprobó que dos a tres sesiones semanales disminuyen el riesgo de diabetes entre un 17% y un 30%”.

El HIIT y los ejercicios de resistencia, como sentadillas y peso muerto, mejoran el metabolismo de la glucosa y la salud muscular (Crédito: Freepik)

Entre los ejercicios recomendados figuran las sentadillas, peso muerto, puentes de glúteos, empuje de cadera, press de banca, press de hombros, dominadas y remo inclinado. Hough aconsejó elegir una carga que permita completar entre 5 y 10 repeticiones con la técnica apropiada.

Para quienes buscan mayor intensidad, el entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT) demostró ser eficaz. El HIIT se caracteriza por series cortas de ejercicio de alta exigencia seguidas por descansos o actividad de baja intensidad.

Implicancias para el sistema de salud

Estos hallazgos refuerzan la importancia de considerar al cuerpo de manera integral. La presencia de grasa en el músculo puede coexistir con alteraciones en el hígado, riñones o corazón, resaltando la necesidad de evaluaciones clínicas más amplias.

La evaluación integral de la composición muscular permite la detección temprana de enfermedades crónicas y mejora la salud pública (Imagen Ilustrativa Infobae)

El Biobanco del Reino Unido sigue aportando datos valiosos, orientados a identificar patrones y desarrollar biomarcadores útiles para la población general. Thomas destacó que la incorporación de estos análisis podría permitir la detección temprana de enfermedades crónicas silenciosas, como las patologías hepáticas que suelen diagnosticarse en etapas avanzadas.

La composición y calidad de los músculos del glúteo emerge como un nuevo parámetro para anticipar riesgos metabólicos, contribuyendo tanto al conocimiento científico como a la estrategia de salud pública.