
Las relaciones de pareja pueden transformarse en escenarios de rupturas y reconciliaciones constantes, donde los problemas de fondo permanecen sin resolver. Este patrón, analizado por Silvia Llop, una de las psicólogas más influyentes en el ámbito de las relaciones de pareja en el mundo hispanohablante, en el podcast Tengo un Plan, suele ser una señal de relaciones tóxicas y tiene un profundo impacto emocional en quienes lo experimentan.
Romper y volver, una señal de “toxicidad”
Según Llop, una de las características más claras de las “relaciones tóxicas” es la tendencia a romper y volver repetidamente. “Si vos estás rompiendo con alguien, ya hay algo que no funciona, claramente, porque estás rompiendo”, explicó la especialista en Tengo un Plan.
Tras la ruptura, muchas personas sienten un vacío intenso, una sensación de vértigo ante la ausencia de la otra persona y la pérdida de los proyectos compartidos. Este vacío puede ser tan abrumador que, en cuanto una de las partes retoma el contacto, el ciclo se reinicia. Sin embargo, Llop advierte que, si el motivo de la ruptura no se ha resuelto, la reconciliación solo posterga el conflicto: “No tiene sentido una segunda oportunidad si el motivo de ruptura no se ha solucionado”.
El vacío emocional que sigue a la separación suele impulsar a las personas a retomar la relación, aunque los problemas persistan. La experta señala que este bucle se alimenta de la necesidad de llenar el espacio que deja la pareja y de la creencia de que la vida pierde sentido sin esa persona.

Cuando ambos miembros de la pareja sienten este vacío al mismo tiempo, basta un simple mensaje para que la relación se reactive, perpetuando así el ciclo de ruptura y reconciliación. Llop subraya que este patrón puede repetirse indefinidamente si no se aborda la raíz del conflicto.
Un estudio publicado en Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking examinó cómo el seguimiento de una expareja en redes sociales afecta la recuperación emocional tras una ruptura. Los resultados indicaron que aquellos que mantenían contacto en línea experimentaban mayores niveles de angustia, añoranza y sentimientos negativos, lo que dificultaba la sanación y alargaba el proceso de desapego. Este fenómeno también se observó en personas que continuaban buscando excusas para interactuar o seguir las actividades de su ex en plataformas digitales.
Contacto 0: la recomendación de los expertos
Para quienes desean romper con este ciclo, la recomendación de la especialista es contundente: cortar la comunicación de manera radical. “Tienes que hacer contacto 0. Es que si no, no salís”, afirmó en la entrevista en Tengo un Plan.
Llop reconoce que esta medida puede ser difícil, especialmente cuando existen lazos como hijos en común, trabajo compartido o estudios. En estos casos, sugiere establecer un “contacto 0 emocional”, limitando la interacción a lo estrictamente necesario y evitando conversaciones personales que puedan reactivar el vínculo. La experta insiste en que, para cuidar la propia salud emocional, a veces es necesario tomar decisiones difíciles, ya que no se puede esperar que la otra persona actúe en beneficio propio.

La posibilidad de mantener una amistad con una expareja es otro de los temas que abordó Llop en el pódcast. Desde su experiencia personal, considera que sí es posible, aunque no en todos los casos. Relató cómo uno de sus exnovios asistió a su boda y cómo en su familia, tras un divorcio, las relaciones entre los miembros se mantuvieron cordiales.
Sin embargo, matizó que esto solo ocurre cuando ambas partes han superado la etapa romántica y no existen emociones tóxicas ni una fuerte atracción pendiente. “Hay relaciones que vos las empezás, las acabas y te das cuenta de que esta persona es maravillosa, simplemente no es tu persona”, explicó. En estos casos, la amistad puede surgir de manera natural, pero Llop reconoce que no es lo más habitual y que, en relaciones marcadas por la toxicidad o la pasión intensa, la amistad suele ser inviable.
El duelo y la idealización
El duelo tras una ruptura de pareja no siempre guarda relación con la duración de la relación. Llop destacó en Tengo un Plan que, en ocasiones, las personas sufren más por relaciones breves o por aquellas que nunca llegaron a consolidarse, los llamados “casi algo”.
Según la experta, el dolor proviene de la idealización y de las expectativas no cumplidas, más que del tiempo compartido. “El duelo no es de los tres días, mi duelo es de toda la película que yo me hice en la cabeza”, señaló. El cerebro, explicó, no distingue entre lo que ha ocurrido en la realidad y lo que se ha imaginado, por lo que la ruptura de una relación idealizada puede resultar especialmente dolorosa.

“La insatisfacción sexual y emocional puede ser síntoma de necesidades emocionales no cubiertas”, afirmó en el podcast. Aunque el deseo puede fluctuar por múltiples razones, la experta observa que, en muchos casos, la falta de atracción o de deseo sexual es una señal temprana de que algo esencial falta en la relación.
En ese sentido, Llop relató que, en consulta, muchas personas descubren que dejaron de sentirse atraídas por su pareja porque no recibían el cariño, la comunicación o la complicidad que necesitaban. En estos casos, la atracción por otra persona puede surgir con facilidad, evidenciando la carencia previa en la relación.
Comunicación, límites y nuevas etapas
Para Llop, comprender las propias necesidades y comunicarlas abiertamente es fundamental para evitar que la insatisfacción se convierta en un problema mayor. No todas las personas pueden o quieren ofrecer lo que su pareja necesita, y reconocer esta realidad puede ser el primer paso para tomar decisiones que favorezcan el bienestar emocional.
En última instancia, el cuerpo y las emociones suelen marcar el límite cuando una relación deja de aportar lo necesario. Así, la desconexión emocional se convierte en una respuesta natural ante la falta de satisfacción y cuidado en la pareja, lo que puede abrir la puerta a nuevas etapas personales, como subrayó la experta en su diálogo en Tengo un Plan.