
La doctora y neuropsicóloga Lucía Crivelli recibió el premio Comunicación en Salud de la Facultad de Medicina de la UBA por su labor destacada en la divulgación.
Crivelli es doctora en Psicología, jefa de Neuropsicología en Fleni y lidera un equipo multidisciplinario de clínicos e investigadores. También es investigadora del CONICET y profesora asociada de Neuropsicología en la Universidad Maimónides. Sus principales intereses se centran en la detección temprana y la prevención del deterioro cognitivo, con énfasis en la investigación en países de ingresos medios y bajos.
El galardón fue otorgado en el marco del 16º Curso de Comunicación en Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Contó con las firmas de los doctores Arnaldo Rodolfo Doisenbant, profesor de Medicina y doctor en Humanidades Médicas, y Silvana Rachetta, docente adscripta de Medicina. Ambos se desempeñan como directores del mencionado curso.
“Después de casi 20 años de carrera en investigación y clínica en neuropsicología, durante la pandemia de 2020 comencé a comunicar temas relacionados con la salud. En ese momento, percibí que existía una necesidad y una urgencia. A partir de esa experiencia, inicié mi camino en la comunicación, que actualmente está centrado principalmente en Infobae”, le dijo Crivelli a este medio.
Y añadió: “Combino mi labor clínica y de investigación con la comunicación, ya que considero fundamental construir puentes entre la comunidad y los científicos”.
Desde Fleni, institución donde se desempeña Crivelli, se subrayó en una publicación: “Celebramos el compromiso, la excelencia y la dedicación de quienes hacen posible el trabajo de Fleni todos los días”. Además, remarcaron: “Estos hitos reflejan el esfuerzo diario de nuestras y nuestros profesionales por impulsar la innovación y compartir saberes con la comunidad médica”.
En su trayectoria, Crivelli ocupa un rol clave en LatAm-FINGERS, el primer estudio no farmacológico en América Latina orientado a prevenir el deterioro cognitivo mediante cambios en el estilo de vida. Recientemente fue designada presidenta de WYLD (World Young Leaders in Dementia), organización que orienta a jóvenes profesionales en el campo de la demencia, y vicepresidenta de AWARE, entidad que promueve el liderazgo femenino en la investigación de demencias.
Además, integra el Consejo de Guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde ha investigado las consecuencias neuropsicológicas de la COVID-19 y los efectos del aislamiento social, publicando múltiples artículos científicos sobre las secuelas cognitivas y psicológicas de la pandemia y su impacto en la salud mental en Argentina.
En 2024, Crivelli fue distinguida con el premio “Científicas que Cuentan”, organizado en articulación por la Embajada de Francia, el Institut français d’Argentine – Embajada de Francia, el Conicet y Sanofi, que reconoce a mujeres con una labor sobresaliente en la comunicación pública de la ciencia, la tecnología, la innovación y la salud.
Además, Crivelli participa en Infobae en Vivo con columnas especializadas.
LatAm-FINGERS

Lucía Crivelli integra la investigación en América Latina sobre intervenciones multidominio para la prevención del deterioro cognitivo, replicando y adaptando protocolos internacionales como el U.S. POINTER para evaluar su impacto en poblaciones locales. El objetivo es determinar si la modificación de hábitos de vida vinculados a la alimentación, la actividad física, el entrenamiento cognitivo y la salud vascular puede ser eficaz en diferentes contextos socioculturales respecto a los estudiados originalmente en Estados Unidos y Europa.
El estudio US POINTER (US Study to Protect Brain Health Through Lifestyle Intervention to Reduce Risk) fue concebido como un ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico, con una duración de dos años, para comparar dos variantes de intervención multidominio orientadas a reducir el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores. Según información publicada en JAMA, participaron más de 2.000 voluntarios estadounidenses de entre 60 y 79 años, todos cognitivamente sanos, pero con hábitos de vida sedentarios, una dieta subóptima y otros factores de riesgo como edad, historia familiar, elevado riesgo cardiometabólico, sexo masculino y origen racial o étnico asociado a mayor riesgo de declive cognitivo.
La asignación a los grupos de intervención se realizó de manera aleatoria. Uno de los grupos accedió a una intervención autoguiada y el otro a una intervención estructurada. Ambos enfoques se basaron en cinco ejes principales: actividad física, alimentación, entrenamiento cognitivo, interacción social y control de la salud vascular, con la diferencia central en el nivel de acompañamiento y la intensidad del programa.
El grupo de intervención autoguiada recibió orientación y educación sobre salud, ejercicio y dieta, acceso a seis instancias de intervención, reuniones entre pares y controles clínicos adicionales, pero con un menor grado de intensidad. El grupo con intervención estructurada, en cambio, participó de 38 sesiones en equipo, 26 llamados telefónicos para seguimiento dietético, siete sesiones de coaching de salud, cuatro controles médicos y apoyo adicional según necesidad. Este grupo también siguió un cronograma semanal que incluyó cuatro sesiones de ejercicio aeróbico de alta intensidad, dos de entrenamientos de fuerza, dos de ejercicios de estiramiento y equilibrio, entrenamiento cognitivo computarizado al menos tres veces por semana y adherencia a la dieta MIND (Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay).
Según un informe publicado por JAMA el 28 de julio de 2025, el ensayo clínico US POINTER demostró que tanto las intervenciones estructuradas como las autoguiadas en el estilo de vida produjeron mejoras cognitivas en personas de 60 a 79 años, con diferencias modestas entre ambos métodos. Estos hallazgos abren la puerta a estrategias de prevención más accesibles y viables para la salud cerebral en la vejez.