
El jengibre se ha consolidado como una opción natural para mejorar la salud digestiva, respaldado tanto por la tradición como por la evidencia científica reciente.
Esta raíz, originaria del sudeste asiático, ha tenido un rol protagónico en la medicina tradicional y la gastronomía, mientras estudios actuales y especialistas internacionales destacan su efectividad, especialmente para aliviar la hinchazón abdominal y favorecer el bienestar gástrico.
Expertos consultados por fuentes como EatingWell, Harvard Health Publishing y la Mayo Clinic lo señalan como uno de los recursos más confiables frente a molestias digestivas.
Por qué el jengibre es un aliado contra la inflamación
Las investigaciones publicadas en la revista Nutrients han identificado que el consumo diario de jengibre fresco durante ocho semanas redujo la hinchazón intestinal en personas con molestias digestivas frecuentes.
El análisis coincide con la postura de especialistas de entidades como Harvard Health Publishing y Mayo Clinic que subrayan su capacidad para favorecer el tránsito intestinal y mejorar la distensión abdominal, un síntoma habitual después de las comidas o vinculado a intolerancias alimentarias, síndrome del intestino irritable (SII) o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO).

El principal compuesto activo, el gingerol, proporciona efectos antiinflamatorios y antioxidantes que ayudan a mantener la estabilidad de la microbiota intestinal.
De acuerdo con los expertos consultados, el jengibre impulsa la liberación de enzimas digestivas como la zingibaína, lo que apoya la descomposición de proteínas y reduce la formación de gases en el tubo digestivo. Esta raíz también colabora con el avance adecuado de los alimentos y facilita la motilidad gástrica, clave para evitar episodios de pesadez y dolor abdominal.

El jengibre interactúa con los receptores de serotonina del sistema digestivo y el sistema nervioso central, contribuyendo a controlar las náuseas y a normalizar el tránsito en el tubo digestivo, según lo han destacado especialistas citados por Mayo Clinic y Harvard Health Publishing. Otros componentes, tales como el shogaol y la zingerona, potencian sus efectos antiinflamatorios y relajantes.
Cómo consumir jengibre para combatir la hinchazón
La incorporación del jengibre en la dieta diaria puede realizarse de diversas formas, lo que facilita su adaptación a distintos hábitos alimentarios.
El té de jengibre constituye una de las maneras más habituales de consumo. Para prepararlo, se recomienda utilizar entre dos y cinco centímetros de raíz fresca, pelada y cortada en rodajas finas, que se añaden a agua recién hervida y se dejan reposar entre cinco y diez minutos.

La infusión puede potenciarse con ingredientes adicionales como limón, canela, menta o miel, que intensifican el perfil de sabor y refuerzan los efectos digestivos. En ausencia de raíz fresca, media cucharadita de jengibre seco o molido resulta igualmente útil para preparar la bebida.
El consumo de extracto de jengibre dos veces al día ha demostrado beneficios en la motilidad gastrointestinal y en la reducción del riesgo de distensión y malestar abdominal, según especialistas. Más allá de las infusiones, el jengibre puede utilizarse rallado o picado en batidos, sopas, salteados y aderezos, o incorporarse en postres y marinados.

El jengibre encurtido es un acompañamiento frecuente en platos como el sushi, y también existen productos prácticos como shots de piña y jengibre, mezclas con cúrcuma o presentaciones congeladas. Los expertos sugieren consumir entre una y tres tazas al día de infusión de jengibre, ajustando la cantidad según la tolerancia individual.
Si bien el consumo es seguro para la mayoría, personas embarazadas, bajo tratamiento con anticoagulantes o insulina, y quienes sufren afecciones renales o biliares deben consultar a un profesional de la salud antes de incrementar la ingesta.