
La preocupación por la proteína en la alimentación infantil ha crecido recientemente, impulsada por la popularidad de productos enriquecidos y dietas altas en este nutriente.
Sin embargo, especialistas consultados por Good Housekeeping advierten que las necesidades reales de proteína en la niñez suelen ser menores de lo que muchos padres suponen y que el equilibrio nutricional resulta fundamental para un desarrollo saludable.
Funciones y requerimientos de la proteína en niños
El doctor Luke C. Radel, especialista en medicina deportiva pediátrica de la Clínica Mayo, explicó a Good Housekeeping que la proteína es indispensable para el desarrollo de huesos y músculos, el fortalecimiento del sistema inmunitario y la regulación del apetito. Añadió que los niños requieren proteína para desenvolverse en sus actividades cotidianas y recuperarse tras jornadas escolares o deportivas.

Sandra Vásquez, dietista registrada de Cooper University Health Care, señaló que “las necesidades de proteína son menores de lo que creen los padres”. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), los niños de uno a tres años requieren 13 gramos diarios; de cuatro a ocho años, 19 gramos; de nueve a 13 años, 34 gramos; los adolescentes varones de 14 a 18 años, 52 gramos; y las adolescentes de la misma franja, 46 gramos.
Vásquez destacó que estos valores suelen alcanzarse fácilmente con una alimentación variada, aunque el tamaño y el nivel de actividad influyen en los requerimientos individuales.
Cómo medir porciones y fuentes de proteína
Para ejemplificar las porciones, Stephani Johnson, profesora adjunta de nutrición en la Universidad de Rutgers, explicó a Good Housekeeping que una onza (aproximadamente 28 gramos) de carne o queso, un huevo o una taza de leche aportan entre siete y ocho gramos de proteína.
Vásquez sugirió que la palma de la mano infantil puede utilizarse como guía para calcular una porción de carne, pollo o pescado. Por otra parte, Radel propuso que una cuarta parte del plato del niño contenga una fuente de proteína y que, en casos de niños selectivos o en recuperación, las meriendas incluyan este nutriente.

Las fuentes de proteína recomendadas para niños incluyen huevos, lácteos como leche, queso, yogur y kéfir, aves de corral, pescado, carne de res y de cerdo, legumbres, semillas, frutos secos y sus cremas, además de granos integrales. Johnson aconsejó revisar las etiquetas de los alimentos, ya que el contenido de proteína puede variar, sobre todo en cremas de frutos secos y cereales.
Riesgos por déficit o exceso de proteína
Si bien la deficiencia proteica es infrecuente en niños con dietas omnívoras, puede tener consecuencias graves. Johnson advirtió que una ingesta insuficiente durante los periodos de crecimiento puede afectar la estatura, el desarrollo y la función cognitiva, además de debilitar el sistema inmunitario y dificultar la recuperación tras lesiones o enfermedades.
Radel mencionó que los niños con dietas muy restringidas —por trastornos sensoriales o regímenes veganos o vegetarianos— presentan un mayor riesgo de no cubrir sus requerimientos proteicos.

El exceso de proteína tampoco resulta beneficioso. Radel aclaró que “más no siempre es mejor” y que una ingesta elevada de manera continua puede aumentar el riesgo de daño hepático, cálculos renales o problemas digestivos.
Vásquez desaconsejó el uso de suplementos como polvos o barritas de proteína durante la infancia, ya que “la mayoría de los niños no los necesitan, solo alimentos naturales en porciones adecuadas para su edad”.
En familias que siguen dietas especiales por motivos médicos, éticos o religiosos, Radel recomendó acudir al pediatra o a un dietista-nutricionista registrado para asegurar que el niño reciba todos los nutrientes necesarios.

La variedad y el equilibrio en la alimentación son esenciales, ya que priorizar la proteína en exceso puede desplazar otros grupos alimenticios necesarios para la salud infantil. La mayoría de los niños que consumen una dieta variada ya obtiene suficiente proteína y es poco habitual que superen las cantidades recomendadas únicamente a través de los alimentos.