La proctitis es una inflamación del recto que afecta la porción final del colon y puede alterar la calidad de vida (Imagen Ilustrativa Infobae)

La proctitis es una inflamación e irritación del recto, la porción final del colon por donde transita la materia fecal antes de salir del cuerpo. Esta afección puede causar dolor rectal, sangrado, diarrea y una sensación persistente de necesidad de evacuar. Según Mayo Clinic, los síntomas pueden ser temporales o constantes y afectar de manera considerable la calidad de vida de quienes la padecen.

Síntomas más frecuentes

Entre los síntomas de proctitis más frecuentes se encuentran el dolor en la zona rectal, la presencia de sangre o moco en las heces, dolor en el costado izquierdo del abdomen, sensación de plenitud en el recto, molestias al evacuar y, en ocasiones, dolor durante las deposiciones. La persistencia de estos signos puede indicar una inflamación activa en el recto, lo que requiere atención médica.

Las causas de proctitis son diversas. Mayo Clinic destaca que las personas con enfermedad inflamatoria intestinal, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, presentan un riesgo elevado: aproximadamente el 30% de quienes padecen estas patologías desarrollan inflamación en el recto, siendo más frecuente en la colitis ulcerosa.

La identificación temprana de los síntomas de proctitis es clave para un tratamiento adecuado y evitar complicaciones (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen otra causa relevante, especialmente en quienes practican sexo anal. Entre las ITS asociadas a la proctitis se incluyen la gonorrea, el herpes genital, la viruela símica y la clamidia. Además, infecciones transmitidas por alimentos, como las provocadas por salmonella, shigella y campylobacter, pueden desencadenar la enfermedad.

Factores adicionales y riesgos

El uso de antibióticos también figura entre los factores de riesgo, ya que estos medicamentos pueden eliminar bacterias beneficiosas del intestino y favorecer el crecimiento de Clostridioides difficile, una bacteria capaz de inflamar el colon y el recto.

Ciertos procedimientos quirúrgicos en el intestino delgado o el colon, que desvían el tránsito fecal hacia una abertura creada quirúrgicamente (estoma), pueden originar una variante denominada proctitis de derivación. En lactantes, la proctitis puede estar relacionada con el consumo de fórmulas a base de leche de vaca o soya, o con la ingesta de lácteos por parte de madres lactantes.

Los procedimientos quirúrgicos en el intestino delgado o el colon pueden causar proctitis de derivación por desvío del tránsito fecal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Asimismo, la acumulación de eosinófilos —un tipo de glóbulo blanco— en la mucosa rectal puede causar proctitis eosinofílica, una forma que afecta principalmente a niños menores de dos años.

Entre los factores que aumentan la probabilidad de desarrollar proctitis, Mayo Clinic señala la actividad sexual sin protección, especialmente el sexo anal, la multiplicidad de parejas sexuales y el contacto con personas que presentan lesiones o secreciones genitales.

La radioterapia dirigida al recto o a órganos cercanos, como la próstata, también puede desencadenar inflamación rectal. Esta proctitis por radiación puede manifestarse durante el tratamiento, en los meses posteriores o incluso años después de la terapia.

Complicaciones y prevención

Si la proctitis no recibe tratamiento adecuado o no responde a las intervenciones médicas, pueden surgir complicaciones graves. Mayo Clinic advierte que el sangrado crónico puede derivar en anemia, una condición caracterizada por la disminución de glóbulos rojos y síntomas como fatiga, mareos, dificultad para respirar, cefalea, cambios en el color de la piel e irritabilidad.

La disminución de glóbulos rojos es una de las consecuencias más preocupantes de la proctitis no tratada (Imagen Ilustrativa Infobae)

La inflamación persistente puede provocar la formación de úlceras en la mucosa rectal y, en casos más severos, la aparición de fístulas, conexiones anómalas entre el intestino y otros órganos o la piel, que complican el cuadro clínico y requieren intervenciones especializadas.

Para reducir el riesgo de proctitis, la prevención de infecciones de transmisión sexual es fundamental. Mayo Clinic recomienda limitar el número de parejas sexuales, utilizar preservativo de látex en cada encuentro y evitar el contacto sexual con personas que presenten lesiones o secreciones genitales.

En caso de diagnóstico de una ITS, se aconseja abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta completar el tratamiento y consultar con un profesional de la salud sobre el momento adecuado para reanudar la actividad sexual.

Ante la presencia de síntomas compatibles con proctitis, como dolor rectal, sangrado o cambios en las deposiciones, Mayo Clinic sugiere buscar atención médica sin demora para recibir un diagnóstico preciso y el tratamiento más adecuado.