Los sarpullidos en el embarazo suelen ser leves y desaparecen tras el parto, pero requieren atención médica si persisten o se agravan (Freepik)

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer enfrenta transformaciones hormonales y en el sistema inmunológico que impactan directamente en la piel. El aumento de estrógeno y progesterona —necesarios para el desarrollo gestacional— puede derivar en sequedad, picazón y una mayor tendencia a padecer sarpullidos.

Además, estos cambios desencadenan fenómenos como la hiperpigmentación (melasma o línea nigra). La especialista Stacie Jhaveri, del equipo de obstetricia y ginecología citado por Cleveland Clinic, afirma: “Los sarpullidos son incómodos, pero la mayoría no son peligrosos y desaparecen después del parto”.

Los cambios hormonales y en el sistema inmunológico durante la gestación aumentan la sensibilidad de la piel y la aparición de erupciones cutáneas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El sistema inmunológico también se adapta, reduciendo sus defensas. Esto puede favorecer la aparición o el agravamiento de condiciones cutáneas, como eccema o psoriasis, incluso en mujeres sin antecedentes previos.

La mayor sensibilidad de la piel en este periodo significa que productos habituales —jabones o lociones perfumadas— pueden provocar irritación. Además, los inevitables cambios en el tamaño corporal incrementan la fricción y la transpiración en pliegues, lo que contribuye a la aparición de sarpullidos.

Tipos de sarpullido en el embarazo

La mayoría de los sarpullidos gestacionales son leves, pero existen diversas manifestaciones. Además de las reacciones alérgicas, urticaria e infecciones, Cleveland Clinic identifica erupciones propias del embarazo como la erupción polimorfa del embarazo (PEP). Esta se caracteriza por bultos o placas rojas y pruriginosas, comúnmente localizadas en las estrías y con la posibilidad de extenderse a extremidades. Aunque molesta, no representa un peligro para la madre ni el bebé. Otro caso es el prúrigo del embarazo, con protuberancias costrosas y picazón intensa, igualmente benigno pero incómodo.

No todos los síntomas cutáneos significan un sarpullido. La colestasis del embarazo, una enfermedad hepática, que provoca picazón extrema sin producir brotes visibles.

El uso de jabones sin fragancia, cremas hidratantes y evitar ropa ajustada ayuda a prevenir y aliviar los sarpullidos en el embarazo (Imagen Ilustrativa Infobae)

La Dra. Jhaveri señala: “La colestasis causa una acumulación de ácidos biliares y otros metabolitos que producen picazón. Al rascarse, la piel se enrojece, pero ese enrojecimiento no es un sarpullido, sino una irritación”. Aunque suele ser solo molesta, esta afección puede complicarse y necesita control médico estricto.

Existen, finalmente, erupciones infrecuentes y potencialmente graves, como el penfigoide gestacional —con incidencia de una cada 50.000 a 60.000 embarazadas— y la psoriasis pustulosa del embarazo, de la que se han documentado menos de 400 casos en 25 años. Estos cuadros pueden implicar riesgo vital si no reciben tratamiento. “Estos son sarpullidos extremadamente raros que pueden desarrollarse durante el embarazo y volverse muy graves”, advirtió la Dra. Jhaveri.

Cuándo consultar al médico y cómo tratar el sarpullido

Ante un brote cutáneo durante la gestación, la consulta profesional es imprescindible si el cuadro se acompaña de otros síntomas o no mejora con cuidados básicos. Cleveland Clinic recomienda prácticas sencillas: uso de jabones y cremas sin fragancia, evitar duchas calientes o ropa ajustada, mantener la piel fresca e hidratada, baños de avena y cremas de hidrocortisona al uno por ciento.

Algunos antihistamínicos —como loratadina o cetirizina— pueden ser utilizados, siempre bajo supervisión médica. Si la picazón persiste por más de uno o dos días, el médico podrá evaluar la necesidad de exámenes para descartar colestasis u otras complicaciones y ajustar la medicación si fuera necesario.

La comunicación con el especialista debe ser inmediata si aparecen síntomas asociados como fiebre, ampollas, dolor severo o signos de infección. Cleveland Clinic resalta la importancia de compartir cualquier inquietud para recibir el tratamiento adecuado y proteger la salud materna y fetal.

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En la gran mayoría de los casos, los sarpullidos durante el embarazo no implican un peligro y tienden a resolverse espontáneamente después del nacimiento, aunque reconocer los signos de alerta resulta esencial para evitar complicaciones.

Transformaciones inmunológicas, aparición de erupciones específicas del embarazo y el riesgo de sarpullidos poco frecuentes pero graves resumen la importancia de observar y consultar a tiempo. Actuar de manera rápida ante síntomas inusuales mantiene a salvo a la madre y al futuro bebé.