
Cada vez más investigaciones respaldan la importancia del ejercicio físico no solo para fortalecer el cuerpo, sino también para proteger y mantener la salud cerebral. De acuerdo con especialistas de Cleveland Clinic, la actividad física regular previene el deterioro cognitivo, disminuye el riesgo de demencia y favorece el estado de ánimo, consolidando su papel para preservar la función cerebral durante toda la vida.
Entre los principales beneficios del ejercicio se encuentran la mejora de la memoria y la prevención de enfermedades neurodegenerativas. El neuropsiquiatra Dylan Wint de Cleveland Clinic afirma que la evidencia científica es contundente: las personas activas muestran menos probabilidades de padecer deterioro cognitivo. “El ejercicio es probablemente uno de los factores más eficaces para reducir este riesgo”, explicó el especialista.
Además, la actividad física contribuye a mantener la función cerebral en personas con deterioro cognitivo leve, pues puede retrasar la pérdida de capacidades. Estudios recientes fortalecen estos hallazgos. Una investigación, que observó durante 20 años a 454 adultos mayores, demostró que quienes mantenían niveles elevados de actividad física obtenían mejores resultados en pruebas de memoria y pensamiento, así como un riesgo de demencia un 31% menor.

Un análisis realizado en el Reino Unido con alrededor de 90.000 adultos mayores señaló que al menos 35 minutos de ejercicio semanal se asocian con una reducción del 41% en el riesgo de desarrollar demencia. Profesionales de Cleveland Clinic destacan que la protección aumenta en la medida que crece la práctica de ejercicio.
Mecanismos biológicos y neuroplasticidad
El impacto positivo del ejercicio sobre la salud cerebral responde a múltiples mecanismos biológicos. La actividad física promueve un mayor flujo sanguíneo al cerebro, que requiere un suministro abundante para funcionar de manera óptima.
También ayuda a regular la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre y a reducir la inflamación, factores todos que benefician la memoria y el desempeño cognitivo. Además, el ejercicio estimula la liberación de neurotransmisores como dopamina, serotonina y endorfinas, que mejoran el bienestar y tienen influencia directa en el sueño y los procesos cognitivos.

La actividad física potencia la neuroplasticidad, la capacidad cerebral de adaptarse y aprender a lo largo de la vida. En especial, el ejercicio aeróbico se asocia con un aumento del volumen del hipocampo, área central para la memoria y el aprendizaje. En adultos mayores, esta práctica se vincula a mejores resultados en pruebas de función ejecutiva, lo que sugiere que mantener la actividad física ayuda a conservar habilidades cognitivas importantes.
Salud mental, socialización y sueño
El ejercicio físico produce un impacto significativo en la salud mental. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría recomienda la actividad física como parte del tratamiento contra la depresión, ya sea de manera independiente o combinada con otras terapias. Una revisión de 218 estudios identificó a correr, el entrenamiento de fuerza, caminar y el yoga como los métodos más eficaces para abordar la depresión.
Dylan Wint señala que el ejercicio puede prevenir y tratar tanto la depresión como ciertas formas de ansiedad, especialmente cuando se realiza al aire libre, donde la luz solar agrega beneficios al estado de ánimo. La socialización durante la actividad física, como en clases grupales o caminatas en compañía, refuerza los efectos positivos en el cerebro.

El riesgo de accidente cerebrovascular también disminuye considerablemente con la práctica de ejercicio. Un estudio a gran escala evidenció una reducción del 36% en este riesgo entre quienes mantenían una actividad física moderada frente a los sedentarios. Los especialistas de Cleveland Clinic atribuyen este efecto, principalmente, a los beneficios del ejercicio sobre la presión arterial y el control glucémico, aunque reconocen la intervención de otros mecanismos.
La calidad del sueño, fundamental para el bienestar cerebral, mejora con la actividad física regular. El ejercicio regula la temperatura corporal, eleva la producción de melatonina y reduce el estrés y la ansiedad, facilitando el descanso nocturno. El agotamiento físico tras el ejercicio también contribuye a lograr un sueño más reparador.
Recomendaciones y pilares para la salud cerebral
Para obtener estos beneficios, los expertos de Cleveland Clinic recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio semanal. Subrayan que este hábito debe acompañarse de otros pilares esenciales para la salud cerebral, como una dieta equilibrada, la socialización y la atención médica a condiciones que puedan afectar la audición o la visión.

Según los especialistas de Cleveland Clinic, nunca es tarde ni demasiado pronto para incorporar el ejercicio a la rutina diaria y fortalecer la salud cerebral. Lo fundamental es dar el primer paso, sin presionarse por la perfección en el tipo o la cantidad de actividad, ya que el mayor beneficio radica en empezar.