
Ante este escenario en donde los padres que buscan mantener una alimentación infantil equilibrada sin exceder el presupuesto familiar, Mayo Clinic ha reunido una serie de consejos de nutrición prácticos para ayudar a las familias a ofrecer comida asequible y nutritiva, adaptándose tanto a las preferencias de los menores como a las limitaciones económicas actuales.
Uno de los principales desafíos identificados por Mayo Clinic es equilibrar la aceptación de los alimentos por parte de los niños con el costo y la durabilidad de los productos.
Según un estudio citado por la institución, los padres suelen priorizar la compra de alimentos que saben que sus hijos consumirán, como la leche y el queso, para evitar el desperdicio y el gasto innecesario.
Sin embargo, los especialistas de Mayo Clinic subrayan la importancia de introducir nuevos alimentos para ampliar tanto la variedad nutricional como las preferencias alimentarias de los menores.
En ese sentido, recomiendan combinar alimentos ya aceptados y ricos en nutrientes con opciones nuevas, lo que facilita la exposición a diferentes sabores y nutrientes sin aumentar el riesgo de rechazo y desperdicio.
Mayor duración y ahorro
La duración de los alimentos hasta la siguiente compra es otro factor clave para las familias. Mayo Clinic aconseja optar por frutas y verduras congeladas, deshidratadas o enlatadas, ya que suelen conservarse en buen estado por más tiempo que las frescas y están listas para servir rápidamente.

Además, sugiere aprovechar las ofertas para abastecerse de estos productos y revisar siempre las fechas de caducidad de artículos como la leche y la carne.
Si se acerca la fecha límite de consumo, congelar productos como leche, queso rallado o yogur puede evitar pérdidas y optimizar el gasto.
El consumo acelerado de alimentos procesados y productos listos para comer se ha convertido en un nuevo desafío para la economía del hogar. Aunque su practicidad seduce a muchas familias, estos productos suelen tener un costo oculto: precios más altos y menor rendimiento.
Algunas personas optan por comprar envases pequeños o porciones individuales para controlar el consumo, pero esa estrategia —aunque útil a corto plazo— termina elevando el gasto total y tensionando aún más el presupuesto familiar.
No obstante, Mayo Clinic indica que adquirir envases grandes suele ser más rentable si se adapta a la dinámica familiar. Por ejemplo, preparar postres a base de yogur (parfaits de yogur) para todos a partir de un envase grande puede ser más económico y satisfactorio que recurrir a porciones individuales, que tienden a consumirse rápidamente.
La institución sugiere establecer reglas en casa, como reservar los snacks individuales para ocasiones especiales, y utilizar los envases grandes para el consumo diario.
Reutilización de sobrantes
La gestión de los ingredientes sobrantes es fundamental para maximizar el valor de las compras. Mayo Clinic destaca que, con planificación y creatividad, los excedentes pueden transformarse en nuevas comidas.
Por ejemplo, el queso restante de una compra puede emplearse en huevos revueltos con verduras, sándwiches calientes o como complemento de un chili de lentejas.
Involucrar a los niños en la búsqueda de ideas para reutilizar ingredientes puede convertir la planificación de las comidas en una actividad creativa y educativa.

La saciedad y el valor nutricional también influyen en la elección de los alimentos. Algunas familias evalúan el costo por caloría, optando por productos que llenan más por menos dinero. Sin embargo, Mayo Clinic recuerda la importancia de mantener el equilibrio entre los diferentes grupos alimenticios.
Recomienda acompañar platos como macarrones con queso con frutas y verduras, ya que la fibra de estos alimentos contribuye a la sensación de saciedad y aporta nutrientes adicionales.
Además, sugiere elegir productos lácteos con cierto contenido graso, ya que la grasa y la proteína presentes en la leche, el queso y el yogur ayudan a mantener la sensación de plenitud.
Como ejemplo de alimento asequible y nutritivo, Mayo Clinic destaca que una porción de leche representa una inversión mínima para acceder a 13 nutrientes esenciales, entre ellos calcio, proteínas, zinc, selenio y vitaminas A, D y B12.