Santiago Catalán Pellet (M.N. 125844) es tercera generación de reumatólogos. Creció escuchando de su padre y de su abuelo observaciones sobre cómo caminaba tal o cual adulto mayor.

Infobae lo consultó acerca de ese signo que suele delatar la edad y que tiene tanto un impacto en la salud como en la estética: la deformación de los nudillos.

Como reumatólogo, Catalán Pellet atiende sobre todo adultos mayores, ya que muchas infecciones y desgastes de las articulaciones resultan del proceso degenerativo que tiene que ver con envejecer.

Cree que hay que terminar con el prejuicio de que vejez es sinónimo de dolor y concientizar a muchos médicos acerca de que la edad del paciente no debe ser excusa para la resignación. “La Generación Silver no se retira de la vida: la re-diseña”, dice, y los médicos deben tener eso en mente al tratarlos.

— ¿Por qué se produce esa deformación de los nudillos?

— El problema primario está en el cartílago que cubre al hueso y lo cuida en su relación con otro hueso. Ese cartílago se adelgaza y ante el impacto repetido entre los dos huesos sin amortiguación se genera la artrosis de manos. El adelgazamiento del cartílago expone el hueso que está debajo y eso hace que, al reducirse el espacio entre huesos, el impacto en la articulación duela. Es como el amortiguador que hay que cambiar porque se gastó. Es lo que la gente llama reuma. En este caso, artrosis por adelgazamiento de cartílago. La artrosis de mano es una variante. Lo que sucede en el nudillo es que se ensancha el hueso y se forman esos nódulos que deforman los dedos.

— ¿Se va el dolor cuando se forma ese hueso nuevo?

— No, el dolor está ahí. Pero el dolor de la artrosis es diferente al de la artritis. Aparece con el movimiento. El dolor está sujeto al uso o al impacto que tenga esa articulación.

— ¿Cuál es la causa? ¿Es genética?

— Hay una predisposición genética. Y más propensión en las mujeres. El riesgo es creciente con los años. Edad, sexo femenino, y genética.

— ¿Se puede evitar?

— Está lo modificable y lo no tanto. Lo que enumeré recién es inevitable. Pero hay factores que aumenta el riesgo de artrosis de mano: obesidad, síndrome metabólico, o sea, colesterol, lipidemia, tabaquismo, sedentarismo, diabetes… Otro factor es la carga de trabajo si se realiza una tarea manual repetitiva. Y también las lesiones previas. Si hubo lesiones, la articulación se gasta antes.

— Y qué tratamientos hay?

— Existe lo que se llama terapia ocupacional, que es algo diferente a la kinesiología. Es una reeducación en los movimientos habituales, ver como haces cada cosa y modificar algo para evitar más desgaste. Es muy importante porque el gran dilema de la generación silver es cómo hacemos para que la vida continúe, siga siendo plena, con gente que vive cada vez más, cada vez mejor, pero envejece.

Catalán Pellet:

— Entonces, el sobrepeso es uno de los factores sobre el que se puede incidir, no es fácil pero tampoco imposible.

— Es que hay pocas enfermedades que tengan tanta relación con el peso como la artrosis. Los médicos solían decirle al paciente apenas entraba al consultorio “¡Baje de peso!”, a veces de forma agresiva. Pero hemos entendido que a veces el peso no tiene nada que ver, con las dolencias que tiene la persona, pero en este caso sí, porque hay una relación directa entre peso y dolor. Le sacás peso a la rodilla y duele menos.

— Sí, parece claro en el caso de la rodilla, pero en el caso de las manos…

— Lo que pasa es que los humanos nos caracterizamos por un uso intensivo de la mano. He tenido pacientes mujeres, CEOs de grandes compañías, muy competitivas, que están en la cresta de la ola en el plano profesional, y no pueden abrir una botella de gaseosa. En esos casos tratamos de ver qué terapia ocupacional puede ayudarlas, alternar tareas, usar herramientas con mangos gruesos, descansos programados, etc. Una educación para el movimiento. También se hacen férulas, ortesis, baños de parafina. El grado máximo de terapia ocupacional es la que se hace para el paciente que sufrió un ACV y tiene que hacer que su vida diaria sea lo más normal posible.

— ¿Es reversible la artrosis?

— No, no hay mucho que hacer.

— ¿Hay indicios, señales, de que se van a deformar los nudillos?

— Generalmente no hay registro del dolor, porque es un dolor progresivo, paulatino. Está sujeto al uso de la articulación, por ejemplo en el caso de la rizartrosis que afecta al pulgar. Se nota en la consulta; le doy la mano al paciente y, como disminuye el uso del músculo, hay hipotonía.

Órtesis de mano

— ¿Qué incidencia tiene la artrosis?

— Cuatro de cada diez personas mayores de 65 van a desarrollar artrosis de mano en algún momento. Hay un estudio que dice que para 2050 uno de cada seis va a tener más de 65 años con lo cual la artrosis va a ser una de las causas más importantes de discapacidad. No se muere la gente de artrosis, se muere del diclofenac que toma todos los días y que le puede causar una hemorragia digestiva.

— ¿Qué tratamiento existe?

— Lo que tratamos de hacer con el paciente con artrosis es poner el foco en el músculo, en descargar la articulación. El movimiento como medicina. La respuesta al hueso está en el músculo, se recomienda mucho los ejercicios de fuerza. Antes se decía no, nada de impacto. No le voy a decir a un paciente que haga crossfit, pero puede levantar peso o con poco peso hacer muchas repeticiones. El peor escenario para una artrosis es quedarse quieto cargar peso y tomar analgésicos. Lo primero es ir a kinesiología, que lo ayuda a poner foco en la articulación afectada, cadera, rodilla, mano, y fortalecer esos músculos.

— ¿Sirve el Prontal?

— No hay panacea en el tratamiento de la artrosis. Si hablamos de una artritis, ahí sí hay medicamentos. Pero para la artrosis la primera prevención es lo ergonómico, el ejercicio. Después hay medicamentos, como al glucosamina, que cada vez se usa menos, el condroitín sulfato, la diacereína y, entre ellos, palta y soja.

— ¿Palta y soja?

— Sí, eso es el Prontal, insaponificable de palta y soja. Después hay un montón de cosas: el colágeno, cartílago de tiburón, cosas que no están probadas, no existe el modelo farmacológico que cure. Lo que hay es evidencia de que enlentece el desgaste, alivia un poquito el dolor y trabaja sobre la función. Se llaman protectores del cartílago, aunque tienen resultados muy controvertidos. Los usamos, pero claramente el paciente que es obeso, fuma, no se mueve y toma Prontal no le sirve para nada. Hay gente que usa el ácido hialurónico intraarticular, la evidencia no es sólida, pero se utiliza. Lo mismo que el plasma rico en plaquetas intraarticular, algunos estudios dicen que mejora dolor y función un poquito, Y luego hay protocolos de investigación que se vienen, yo tengo uno de la artrosis de rodilla pero recién empezamos.

Una articulación que suele desgastarse es la del pulgar

— ¿Cuál es la diferencia con la artritis?

— La artritis es por inflamación de la membrana sinovial. En mi instagram explico siempre eso porque la gente confunde. La artritis es un proceso inflamatorio, sucede en personas más jóvenes, y si no se trata a tiempo termina generando una deformidad, pero ese es un dolor 10 puntos, mano hinchada, puño que no se cierra. Seis mujeres por cada varón. Existe también la artritis del geronte pero en general se da en personas más jóvenes.

— Volviendo a la artrosis, ¿es habitual que los médicos digan “es normal a su edad”?

— Es cierto que la artrosis es una enfermedad que aumenta con la edad, la gente vive más, entonces hay una relación. Hay un envejecimiento poblacional pero lo que a mí me interesa es abordarlo desde otra perspectiva. No desde lo que no puede o debe dejar de hacer el paciente sino encarar la causa y ver la capacidad funcional, la readaptación, el movimiento como medicina. Como dije, hay que poner el foco en el músculo. Nos ocupamos del dolor y de la función, no tanto de la estética. Si hay mucho dolor también se infiltra y hay tratamientos quirúrgicos.

— ¿Las manos son lo que más delatan la edad?

— Yo diría que como camina.

— El andar.

— Coexistimos con este desgaste que ayudamos a que se enlentezca hasta que aparezca la cura. Yo viajo todos los años a un congreso pero la cura no aparece, porque en realidad estamos hablando de un proceso degenerativo que tiene que ver con envejecer. No hay trasplante de cartílago.

— En tus 17 años de ejercicio, ¿has notado esa mayor longevidad de la que se habla?

— Sí, sí. Lo vemos mucho en la consulta, gente que no aparenta la edad. Conceptualmente la medicina del geronte entiende que esta generación silver no se retira de la vida, la rediseña. Ejercicio, ergonomía, control de peso, terapias seguras, son pacientes vitales sexualmente, en sus vínculos afectivos. Antes, se veía mucho eso de “bueno, señora, ¿qué quiere que le diga? tiene 70 años… ¿qué quiere que yo haga?” Y otro fenómeno es el acceso a la información. El exceso de información. A eso hay que tratar de darle cierto asidero académico. Me curo con cúrcuma… No, pará, hay mucho gurú de la cúrcuma o del brócoli. No desacredito el uso de la cúrcuma pero eso solo no te va a resolver el problema.

— Fuiste funcionario de salud pública en un municipio. ¿Qué se debería hacer desde el Estado frente a esta nueva longevidad?

— Creo que el Estado podría generar políticas públicas que impacten en este envejecimiento y ver por ejemplo el tema de la carga de la enfermedad. Hay patologías que no te matan pero generan mucha comorbilidades. La artrosis además es limitante, entonces el Estado debería invertir en programas de ejercicio, de reeducación, peso saludable y sobre todo reconcientizar al médico de familia, al generalista, para que se deje de asociar edad con dolor, el “le duele porque es grande”.

— ¿Es común que les digan a los pacientes “a tu edad es normal”?

— Hay un estudio que mostró que el médico tiene un prejuicio ante tres variables que ve en su consulta y ya piensa que son la causa de todo: obesidad, fibromialgia -dolor funcional no orgánico- y vejez. Hay una relación en cómo atienden a estos pacientes. Es interesante romper este estereotipo de que la vejez implica dolor, esto no es así. Que entiendan que hay un rediseño de la vejez. No hay que caer en edadismo. Es necesario reeducar a los médicos para que eviten esos mensajes fatalistas, como “ya está, es la edad”.