Más de 50 millones de adultos en Estados Unidos sufren dolor crónico, la afección de mayor crecimiento en el país

Más de 50 millones de adultos en Estados Unidos conviven a diario con dolor crónico, la afección de mayor crecimiento en el país según Sanjay Gupta, neurocirujano, periodista médico y autor.

En el último capítulo de su podcast, Mel Robbins se reunió con Gupta —quien además es jefe de corresponsales médicos de CNN y una de las voces más influyentes en temas de salud pública— para hablar sobre el auge del dolor crónico, analizar los avances científicos más recientes y revisar nuevas perspectivas para su tratamiento. Gupta propuso superar la medicalización excesiva y resaltó la importancia de un enfoque integral que involucre cerebro, movimiento, manejo emocional y alternativas no farmacológicas.

Entre una de cada cinco y una de cada cuatro personas en Estados Unidos padece dolor crónico, lo que representa una carga personal y social considerable. Gupta aseguró: “El dolor crónico es actualmente la afección de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Más rápido que la demencia, la diabetes y el cáncer”. Esta condición afecta tanto a jóvenes como a mayores y desmiente el mito de que solo los adultos de edad avanzada la sufren.

Gupta diferenció el dolor agudo del crónico. El dolor agudo es una señal inmediata ante lesión y desaparece con la curación. El crónico, en cambio, permanece tras la aparente recuperación, sin daño activo. “El dolor crónico es cuando simplemente dura. No hay ninguna lesión o daño continuo, pero el dolor persiste”, explicó Gupta. Es crónico si se experimenta a diario por al menos tres meses, aunque puede durar años o décadas.

El dolor crónico afecta tanto a jóvenes como a mayores y puede durar años, impactando la calidad de vida

Dolor y cerebro: factores que lo perpetúan

Gupta destacó el papel central del cerebro en la percepción y persistencia del dolor. El dolor es una vivencia compleja, influida por factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Señaló: “El dolor es la sensación más misteriosa que experimentamos los seres humanos. Hay que tratarlo así”.

La memoria, el estado de ánimo, el sueño y antecedentes de dolor pueden amplificar o atenuar la percepción. La neurociencia demostró que el cerebro se adapta (neuroplasticidad), y los circuitos del dolor se refuerzan o debilitan según la atención que se les preste.

El impacto del dolor crónico es profundo: para 17 millones de estadounidenses impide trabajar, estudiar o mantener relaciones personales. Suele estar acompañado de depresión, ansiedad o trastornos del sueño. “El dolor crónico casi nunca ocurre de forma aislada. Siempre trae consigo una carga”, relató Gupta.

La neurociencia revela que el cerebro y factores emocionales influyen en la persistencia del dolor crónico

Crítica a la medicalización y nuevas alternativas

La medicalización excesiva ha provocado consecuencias negativas en Estados Unidos. Gupta criticó el abuso de opioides y procedimientos invasivos, señalando que con menos del cinco por ciento de la población mundial, el país llegó a consumir entre el 80% y el 90% de los opioides globales. “No nos gusta el dolor. Sentimos un profundo desprecio por el dolor”, reflexionó.

Muchas intervenciones no resuelven la raíz del problema y pueden reforzar la memoria dolorosa. Frente a este panorama, Gupta defendió alternativas basadas en evidencia, como el protocolo MEAT (Movilización, Ejercicio, Analgesia, Tratamiento), opuesto al tradicional RICE (Reposo, Hielo, Compresión, Elevación).

Subrayó que la movilización y el ejercicio activo, junto al tratamiento fisioterapéutico, pueden evitar que una lesión aguda evolucione a crónica. “El movimiento es muy importante. Las personas mayores que se mueven constantemente tienen muchas menos probabilidades de sufrir dolor crónico”, afirmó.

l protocolo MEAT, basado en movilización y ejercicio, surge como alternativa al tradicional reposo para tratar el dolor (Imagen ilustrativa Infobae)

El abordaje psicológico y emocional es esencial. Gupta destacó la importancia de tratar depresión, ansiedad, estrés y trastornos del sueño, factores que agravan el dolor. En muchas clínicas, el primer contacto es con psicólogos para abordar el componente emocional.

La meditación y la atención plena han demostrado su eficacia: estudios liderados por Eric Garland muestran que la meditación podría generar alivio similar al de cinco miligramos de OxyContin, pero sin los efectos secundarios.

La realidad virtual se emplea como complemento terapéutico en hospitales estadounidenses, reduciendo el dolor en lesiones agudas. Estas estrategias, junto al reconocimiento de desencadenantes personales, buscan empoderar al paciente y devolverle el control sobre su experiencia.

Testimonio personal y esperanza

Gupta compartió el caso de su esposa, Rebecca, víctima de dolor físico durante años, cuyo proceso de recuperación —meditación, movimiento y enfoque integral— inspiró su libro “No tiene por qué doler”. “Ves cómo el dolor secuestra sus vidas; piensas: ‘Esa no es la persona que conozco’. Y sabes que es el dolor el que habla”, señaló.

El testimonio personal de Sanjay Gupta destaca la importancia de un enfoque integral y activo en la gestión del dolor crónico (Captura de video)

Gupta concluyó en el podcast de Mel Robbins con un mensaje esperanzador: existen alternativas, hay opciones y la recuperación es posible. El primer paso, afirmó, es asumir un rol activo en la gestión del dolor, con un diario, reconociendo desencadenantes o buscando apoyo profesional. “Usted es el narrador más confiable de su dolor. Así que asuma ese rol”, animó.

El dolor crónico no es una condena perpetua. Un enfoque integral —ciencia, autoconocimiento y nuevas estrategias— permite avanzar hacia una vida con menos sufrimiento y mayor bienestar.