El interés por la prevención cardiovascular crece entre jóvenes y adultos que desean alejar futuros problemas de salud. Un reciente estudio citado por Healthline demuestra que quienes incorporan hábitos saludables para el corazón desde etapas tempranas pueden reducir de manera significativa el riesgo enfermedades cardiovasculares en la adultez.
Esta evidencia refuerza la importancia de empezar a cuidar el corazón cuanto antes. La investigación, que siguió a más de 4.200 adultos jóvenes en Estados Unidos desde mediados de los años 80, revela que quienes mantienen una buena salud cardiovascular en los primeros años de la adultez tienden a conservarla con el paso del tiempo, mientras que aquellos que inician con hábitos poco saludables ven aumentar su riesgo de forma considerable.
El estudio, publicado en JAMA Network Open, se basó en el seguimiento de participantes del estudio CARDIA (Coronary Artery Risk Development in Young Adults), con edades comprendidas entre 18 y 30 años al inicio del análisis en 1985-1986. Los investigadores, liderados por Donald M. Lloyd-Jones, cardiólogo y epidemiólogo cardiovascular de la Universidad de Boston, emplearon la herramienta Life’s Essential 8, desarrollada por la American Heart Association, para evaluar la salud cardíaca de los participantes.
Esta herramienta integra comportamientos como el tabaquismo y la calidad del sueño, junto con indicadores clínicos como la presión arterial y los niveles de colesterol, permitiendo asignar una puntuación compuesta a cada individuo.
Trayectorias de salud cardiovascular y riesgo futuro
Los resultados mostraron que la mayoría de los participantes ya había establecido patrones de salud cardiovascular consistentes a los 25 años. Aquellos con puntuaciones altas en Life’s Essential 8 tendieron a mantenerlas, mientras que quienes partían de puntuaciones bajas experimentaron un deterioro progresivo. “Lo que encontramos fue que si tenías una puntuación alta, tendías a mantenerla. Y cuanto peor estabas al principio, más tendía a empeorar con el tiempo. Las personas con puntuación alta persistente tuvieron, con diferencia, menos eventos cardíacos”, explicó Lloyd-Jones en declaraciones recogidas por Healthline.
El análisis identificó cuatro trayectorias principales de salud cardiovascular a lo largo del tiempo: alta persistente, moderada persistente, moderada en declive y moderada/baja en declive.
Los investigadores observaron que estos caminos no convergían entre sí, lo que sugiere que una vez que una persona se encuentra en una trayectoria determinada, es poco probable que la cambie de forma significativa. Además, el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumentó de manera escalonada según la trayectoria: quienes se mantuvieron en la categoría de salud más baja presentaron un riesgo diez veces mayor de desarrollar enfermedades cardíacas en comparación con el grupo de puntuación alta persistente.
Corregir hábitos poco saludables en etapas posteriores de la vida puede no ser suficiente para igualar el riesgo de quienes mantuvieron buenos hábitos desde el principio, ya que pueden persistir efectos residuales de una salud cardiovascular deficiente, según reportó Lloyd.
Prevención y recomendaciones de los especialistas
La prevención primaria se consolida como la herramienta más eficaz para combatir las enfermedades del corazón, según los especialistas consultados por Healthline. Jahangir recomienda realizar chequeos médicos anuales con un médico de atención primaria para controlar la presión arterial, revisar el colesterol cuando sea necesario y recibir orientación sobre dieta, ejercicio y abandono del tabaco. “La prevención primaria sigue siendo nuestra herramienta número uno para combatir las enfermedades del corazón”, afirmó.
Los expertos insisten en que nunca es demasiado pronto para empezar a cuidar el corazón, y que inculcar hábitos saludables desde la infancia puede traducirse en una vida más larga y con menos enfermedades crónicas.
Aunque los mayores beneficios se obtienen al iniciar estos hábitos en la juventud, los investigadores recalcan que realizar cambios positivos en cualquier etapa de la vida puede contribuir a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La posibilidad de mejorar la salud cardíaca permanece abierta en todo momento, y cada paso hacia hábitos más saludables puede marcar la diferencia en el bienestar futuro.