Los beneficios van mucho más allá de lo físico: la actividad física regular se ha consolidado como una aliada clave para la salud mental y cognitiva, produciendo efectos inmediatos y duraderos, desde la reducción del estrés hasta la posible prevención del deterioro cerebral.
El ejercicio provoca efectos positivos en el cerebro incluso desde la primera sesión. LaReina Tipping, directora de programas en el Brain Center of Green Bay, señaló a Verywell Mind que la actividad física eleva el bienestar al incrementar la energía, mejorar el estado de ánimo y ayudar a controlar el estrés, la ansiedad y la depresión.
A este impulso emocional frecuente tras la actividad física se le suma una mejora del sueño y hábitos alimenticios. Según Tipping, sus pacientes han reportado menor estrés, mayor claridad mental y una capacidad superior para recordar información o gestionar tensiones cotidianas.
Con el tiempo, los beneficios se expanden a la protección y el fortalecimiento de las funciones cerebrales. Los expertos consultados por Verywell Mind destacan que la constancia en la actividad física puede contrarrestar efectos del envejecimiento cerebral y reducir factores de riesgo vinculados a la demencia, como la diabetes y el colesterol alto.
Stephen Clark, director de Innovación Clínica en Confluent Health, explicó que el ejercicio incrementa el tamaño del hipocampo y los ganglios basales, áreas cruciales para la memoria y el aprendizaje. Este efecto ocurre mediante la formación de nuevas neuronas y vasos sanguíneos.
Patricia Boyle, neuropsicóloga del Rush Alzheimer’s Disease Center, afirmó a Verywell Mind que la actividad física potencia la atención, el aprendizaje y la memoria, además de favorecer la plasticidad cerebral.
Además, destacó que el ejercicio promueve el desarrollo de nuevas neuronas y convierte al cerebro en un procesador más robusto y eficiente. Por su parte, Álvaro Pascual-Leone, director médico de Linus Health y profesor de neurología en Harvard Medical School, resaltó que mantener la actividad física puede mejorar la resolución de problemas y retrasar o prevenir el deterioro cognitivo leve.
Los procesos biológicos responsables de estos beneficios se relacionan con la liberación de hormonas y neurotransmisores durante la práctica deportiva. Tipping explicó que el cerebro libera endorfinas, endocannabinoides y dopamina durante el ejercicio, sustancias que mejoran el ánimo y mitigan el dolor, dando lugar a la conocida “euforia del corredor”. A la vez, la actividad física estimula la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales, lo que facilita el aprendizaje permanente.
Una revisión publicada en Frontiers in Neuroendocrinology, destaca que la actividad física regular —tanto aeróbica como de fuerza— no solo reduce el estrés y mejora el estado de ánimo de manera inmediata, sino que también produce efectos duraderos, como una mayor plasticidad cerebral, mejor memoria, mejor aprendizaje y protección frente al deterioro cognitivo.
El trabajo subraya que estas mejoras están mediadas por la liberación de sustancias neuroprotectoras y el fortalecimiento de las conexiones neuronales
Para obtener estos beneficios, los especialistas recomiendan seguir ciertas pautas. Boyle recordó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sugieren al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, como caminar rápido, o 75 minutos de ejercicio intenso.
Las rutinas aeróbicas, como correr o caminar a ritmo elevado, resultan especialmente eficaces para la salud cerebral, en comparación con ejercicios no aeróbicos.
Mantener una rutina estable es indispensable: Pascual-Leone subrayó que la constancia garantiza mejoras sostenidas en la memoria, el aprendizaje y la capacidad de resolución, y reduce el riesgo de deterioro mental.
Según los expertos consultados por Verywell Mind, elegir actividades agradables y adaptarlas a cada persona, facilita la incorporación del ejercicio en el día a día y aumenta la posibilidad de mantener el hábito.
Adoptar un estilo de vida activo en lo físico, mental y social contribuye a preservar la vitalidad y el bienestar integral con el paso de los años. El movimiento semanal no solo transforma el cuerpo: puede cambiar la estructura y el funcionamiento del cerebro.