Sentirse fuerte no siempre asegura agilidad. Según expertos citados por National Geographic, la capacidad de generar fuerza rápidamente —llamada potencia muscular— se deteriora desde la tercera década de vida y se acelera después de los 50 años.
Este declive afecta directamente la movilidad y la prevención de caídas, dos factores decisivos para conservar la independencia y la calidad de vida en la vejez.
La potencia muscular es la habilidad de aplicar fuerza en el menor tiempo posible. No implica solo levantar grandes pesos, sino ejecutar movimientos cotidianos con rapidez y eficacia. Stephen Sayers, investigador en la Universidad de Missouri, explicó a National Geographic que esta capacidad es esencial para acciones simples como levantarse de una silla baja, subir un escalón o reaccionar ante un tropiezo. Así lo expresó: “Puedes tener suficiente fuerza en los músculos, pero si no tienes velocidad, no cruzarás la calle antes de que cambie el semáforo”.
Cómo y por qué se pierde la potencia muscular
La pérdida de potencia muscular progresa en silencio. Desde los 30 años, la velocidad muscular disminuye antes que la fuerza. Después de los 50, la fuerza cae entre un 1% y un 2% cada año, pero la potencia puede disminuir hasta un 4% anual, sobre todo si los músculos no se usan con frecuencia, según National Geographic.
Las fibras musculares de contracción rápida, responsables de los movimientos explosivos, se afectan antes que las fibras de resistencia. Además, el sistema nervioso pierde eficiencia: “A los 60 años, se ha perdido casi la mitad de los nervios que inervan esos músculos”, advirtió Sayers. Al perder el nervio, el músculo deja de funcionar.
Detectar la pérdida de potencia muscular puede resultar difícil, pero existen señales diarias. Claire Morrow, fisioterapeuta en Hinge Health, recomendó observar la facilidad al levantar objetos pesados, como una valija en un avión, o al subir y bajar escaleras sin apoyarse en el pasamanos.
Para autoevaluarse, sugirió hacer elevaciones de talón con una sola pierna: “Lo normal es poder hacer 30 repeticiones en una pierna”. La pérdida de fuerza en los gemelos suele ser de las primeras tras una lesión y es fundamental para el equilibrio.
Estrategias sencillas para mantener la potencia con la edad
El entrenamiento de potencia muscular no exige ser atleta ni asistir a un gimnasio sofisticado. Estos ejercicios facilitan las actividades diarias y mejoran el desempeño en deportes recreativos, caminatas o juegos con niños.
Para quienes ya entrenan fuerza, Sayers recomendó a National Geographic usar pesos ligeros —alrededor del 40% del máximo— y efectuar la fase de levantamiento de manera explosiva, descendiendo lentamente. Este método puede aplicarse en máquinas de piernas, press de pecho, sentadillas con peso frontal o elevaciones de talón.
En el gimnasio, Sayers sugirió comenzar con máquinas en vez de pesas libres, porque permiten mayor control de la velocidad y el rango de movimiento, favoreciendo la seguridad y la concentración en la rapidez. Además, aseguró que el entrenamiento de potencia no incrementa el riesgo de lesiones en comparación con la fuerza tradicional, siempre que se usen cargas adecuadas y se mantenga una técnica correcta. Incluso puede facilitar la recuperación, ya que no implica pesos excesivos.
Para quienes prefieren ejercitarse en casa, Morrow aconsejó sentadillas con el propio peso corporal a ritmo acelerado. Sayers propuso usar un chaleco con peso al subir escaleras o levantarse rápidamente de una silla, en series de diez a doce repeticiones.
Estas opciones permiten entrenar la potencia muscular sin equipamiento especial y adaptarse a distintas condiciones físicas.
Todo ejercicio que incluya resistencia y se realice con rapidez ayuda a conservar la potencia muscular. Moverse con energía y aprovechar cada oportunidad para desafiar a los músculos favorece la movilidad y la autonomía con el paso de los años.