Los pies, a menudo relegados en la atención médica cotidiana, pueden ofrecer señales tempranas de enfermedades graves que afectan a todo el organismo. Así lo advierten especialistas en podología y ortopedia consultados por TIME, quienes subrayan que síntomas aparentemente menores en los pies pueden ser la primera alerta de problemas como diabetes, trastornos vasculares o incluso cáncer de piel.
Según estos expertos, prestar atención a ciertos síntomas en los pies puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y complicaciones de salud de gran alcance.
Hira Mirza, podóloga en CLS Health en Houston, explicó a TIME que los pies funcionan como una “ventana” a la salud general. “Son el primer lugar donde puedes ver señales de advertencia de cosas como diabetes, enfermedades vasculares o incluso cáncer de piel”, afirmó.
Esto resalta la importancia de no subestimar alteraciones en la apariencia o el funcionamiento de los pies, ya que pueden reflejar trastornos sistémicos antes de que se manifiesten en otras partes del cuerpo.
1. Vello que deja de crecer en los dedos de los pies
Entre los síntomas que los especialistas recomiendan no ignorar, la ausencia de vello en los dedos de los pies ocupa un lugar destacado. Según Anne Sharkey, podóloga en Cedar Park, Texas, esto puede indicar insuficiencia vascular, es decir, un flujo sanguíneo deficiente hacia las extremidades.
“Si deja de crecer, tenemos un problema”, advirtió Sharkey a TIME. La piel, comparó, necesita sangre para regenerarse, del mismo modo que el césped requiere agua. Además, cambios en el color —como palidez o brillo inusual— y en la temperatura de los pies pueden ser señales de problemas circulatorios, especialmente en personas con diabetes.
La especialista enfatizó que la sensación persistente de pies fríos debe motivar una consulta con un especialista vascular.
2. Cambios repentinos en la forma del pie
Otro síntoma relevante es la modificación repentina en la altura del arco o en la forma del pie, especialmente en mujeres mayores de 40 años. Sharkey explicó que muchas pacientes acuden a su consulta por hinchazón y dolor en un pie, creyendo que se trata de un esguince, cuando en realidad puede deberse a una disfunción del tendón tibial posterior.
Este tendón sostiene el arco del pie y su deterioro puede estar relacionado con la disminución de estrógenos durante la menopausia. La detección temprana permite tratamientos menos invasivos, como fisioterapia y ortesis, mientras que la demora puede derivar en cirugías reconstructivas.
3. Uña encarnada
Las uñas encarnadas que presentan enrojecimiento o irritación también requieren atención inmediata. Mirza advirtió que intentar resolver el problema en casa, utilizando instrumentos no esterilizados, suele agravar la infección: “Si tienes una uña encarnada roja e irritada, no la ignores, porque solo va a empeorar”.
Los signos de alarma incluyen dolor al caminar, supuración o presencia de sangre seca. El tratamiento profesional puede evitar que una molestia de pocos días se convierta en un problema de varias semanas.
4. Hinchazón de piernas
La hinchazón en una pierna que no mejora al elevarla puede ser indicio de trombosis venosa profunda, una emergencia médica causada por un coágulo en la pierna. Sharkey relató a TIME que algunos pacientes confunden este síntoma con una lesión en el tendón de Aquiles, pero la evaluación médica inmediata es crucial para descartar complicaciones graves.
Personas que han estado inmovilizadas tras una cirugía o que han realizado viajes largos en auto o avión presentan mayor riesgo de desarrollar coágulos.
5. Dolor repentino en el dedo gordo del pie
El dolor repentino e intenso en el dedo gordo del pie, especialmente durante la noche, puede señalar un episodio de gota. Sharkey dijo que los pacientes suelen llegar a la consulta descalzos, incapaces de soportar cualquier roce.
La gota se diagnostica mediante examen físico y de laboratorio, y requiere tratamiento farmacológico y ajustes en la dieta.
6. Tobillo inestable
La inestabilidad crónica del tobillo, caracterizada por esguinces frecuentes o sensación de que el pie se “dobla” al caminar, puede derivar en lesiones más graves si no se trata adecuadamente. Travis Hanson, cirujano ortopédico en Houston Methodist West, explicó que entre el 10% y el 15% de quienes sufren un esguince desarrollan inestabilidad, lo que incrementa el riesgo de desgarros tendinosos o daños en el cartílago.
Hanson recomendó acudir al especialista ante episodios repetidos, ya que la rehabilitación temprana puede evitar la necesidad de intervenciones quirúrgicas.
7. Incapacidad para levantar el pie
La incapacidad para levantar el pie, conocida como “pie caído”, suele deberse a una lesión nerviosa, a menudo por compresión en la zona lumbar o tras cirugías en la rodilla, cadera o columna. Según Hanson, quienes presentan este síntoma desarrollan una marcha característica, con el pie golpeando el suelo de forma audible. El tratamiento varía desde fisioterapia hasta el uso de férulas o plantillas.
8. Raya oscura debajo de la uña del pie
Una mancha oscura bajo la uña del pie puede ser señal de melanoma subungueal, un tipo poco común de cáncer de piel. Mirza relató a TIME el caso de una paciente diagnosticada tras detectar una línea vertical oscura bajo la uña.
Recomienda autoexámenes regulares, especialmente a quienes utilizan esmalte de uñas, para identificar cambios de color o forma. El pronóstico mejora notablemente con la detección precoz, ya que el tratamiento puede ir de la extracción de la uña a la amputación del dedo en casos avanzados.
9. Entumecimiento u hormigueo
El entumecimiento u hormigueo en los pies, especialmente si se intensifica por la noche, puede indicar neuropatía, con frecuencia asociada a la diabetes. Sharkey explicó que estos síntomas suelen ser la primera pista que lleva al diagnóstico de la enfermedad metabólica.
10. Hinchazón repentina indolora, calor y enrojecimiento del tobillo o parte media del pie
La aparición repentina de hinchazón, calor y enrojecimiento sin dolor en el pie o tobillo, sobre todo en personas con diabetes que han perdido sensibilidad, puede corresponder a pie de Charcot. Damian Roussel, podólogo en Centers for Advanced Orthopaedics en Maryland, señaló que esta afección implica el colapso progresivo de huesos y articulaciones tras una lesión o infección menor.
Roussel advirtió que, en ocasiones, los médicos de atención primaria confunden el cuadro con una infección y recetan antibióticos, retrasando el diagnóstico correcto. El tratamiento requiere inmovilización prolongada para permitir la recuperación ósea.
11. Incapacidad para apoyar el pie lesionado después de unos días
La incapacidad para apoyar el pie tras una lesión, si persiste más de tres o cuatro días, puede indicar una fractura, luxación o daño en tendones o ligamentos. Roussel aconseja consultar al especialista si el dolor y la inflamación no ceden, ya que una atención oportuna es clave para evitar complicaciones.