Un estilo de vida digital y distante de la naturaleza está marcando la salud mental de los adolescentes en todo el mundo (Freepik)

El estrés y los trastornos del sueño afectan cada vez más a los adolescentes, una tendencia que la Norwegian University of Science and Technology (NTNU) asocia con el uso excesivo de pantallas y el predominio de la vida en interiores.

Este vínculo preocupa especialmente a la comunidad científica, ya que la NTNU considera que fomentar el contacto con la naturaleza es la medida más efectiva para reducir el insomnio, mejorar la concentración y disminuir la dependencia de medicamentos en la juventud.

En Noruega, a modo de ejemplo, el 26% de los estudiantes de secundaria inferior y el 36% de los de secundaria superior admiten sentir estrés cada día. El panorama no es exclusivo del país nórdico: el Gallup World Poll señala que un 40% de la población mundial sufre altos niveles de estrés diariamente y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el estrés ya es una epidemia del siglo XXI. El organismo internacional estima que, en 2030, será la principal causa de bajas laborales a nivel global.

La presión académica y social se suma a factores ambientales, exacerbando la tensión cotidiana en la juventud (Freepik)

Pantallas, sedentarismo y las consecuencias sobre la salud

El aumento del sedentarismo y las horas frente a dispositivos electrónicos son factores determinantes en esta crisis. Según la NTNU, los adolescentes descansan entre una hora y media y dos horas menos de lo recomendado —lo ideal serían entre ocho y diez horas diarias—.

Buena parte de este déficit se atribuye al uso de redes sociales y tecnología digital. El uso de pantallas antes de dormir inhibe la producción de melatonina, hormona fundamental para el ciclo del sueño, lo que contribuye al insomnio y a mayores niveles de estrés.

Esta situación se refleja también en el incremento del consumo de medicamentos. A modo de ejemplo, en la última década, el tratamiento farmacológico para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en jóvenes noruegos creció más de un 170%.

Cada vez más adolescentes llegan a la consulta médica aquejados de insomnio, problemas de concentración y agotamiento constante. La NTNU advierte que este contexto debilita el sistema inmunológico y provoca alteraciones del ánimo.

El excesivo tiempo frente a dispositivos electrónicos limita el descanso y favorece hábitos nocivos para el desarrollo juvenil (Freepik)

Recuperar el vínculo con la naturaleza: beneficios comprobados

La evidencia científica respalda el contacto con la naturaleza como mecanismo fundamental para la salud física y mental. Entre las experiencias recomendadas, el baño de bosque (shinrin-yoku) demostró aumentar la actividad de las células NK (Natural Killer), vitales contra virus y cáncer.

Pasar tiempo al aire libre reduce las hormonas del estrés y mejora tanto el sistema inmunológico como la calidad del sueño, según investigaciones realizadas en Japón, Canadá, los Países Bajos y otros países.

La vida moderna lleva a que niños y adolescentes permanezcan hasta el 90% del tiempo en interiores rodeados de pantallas y luz artificial, una rutina alejada de la naturaleza humana.

Por ello, la NTNU anima a padres, escuelas y sociedad a limitar el uso de dispositivos, especialmente antes de dormir, y a fomentar la enseñanza y el juego en ambientes naturales.

Actividades al aire libre, como el contacto con entornos verdes, representan una alternativa eficaz para restaurar el equilibrio emocional y físico (Freepik)

Un compromiso social para el bienestar de las próximas generaciones

Revertir esta tendencia constituye una responsabilidad colectiva. La universidad nórdica afirma que padres, educadores y profesionales de la salud deben comprender la relación entre la sobreestimulación digital, la falta de sueño y el equilibrio emocional.

Impulsar el contacto regular con la naturaleza es clave para que las nuevas generaciones recuperen el bienestar. Además, la NTNU recuerda que proteger y aprovechar el entorno natural es imprescindible no solo para la salud actual, sino también para la de quienes vendrán.