Un estudio publicado en la revista Translational Psychiatry documentó que seguir una dieta cetogénica durante 10 a 12 semanas se asocia con una reducción de hasta el 70% en los síntomas de depresión en estudiantes universitarios.
La investigación, desarrollada en la Universidad Estatal de Ohio, analizó los efectos potenciales de esta intervención nutricional como complemento del tratamiento habitual en jóvenes con trastorno depresivo mayor.
De qué se trató el estudio
La investigación dirigida por el profesor Jeff Volek, realizada en colaboración con expertos en salud mental del mismo centro universitario, incluyó a 24 estudiantes diagnosticados con trastorno depresivo mayor que recibían medicación, terapia o ambas. Según la publicación de las conclusiones, 16 participantes completaron la intervención, un número equilibrado entre mujeres y hombres con una edad promedio de 24 años.
El protocolo consistió en la implementación de una dieta cetogénica supervisada, caracterizada por la restricción a menos de 50 gramos diarios de carbohidratos y un aumento en la ingesta de grasas y proteínas, con el objetivo de inducir la cetosis nutricional. Para facilitar la adherencia, el equipo ofreció alimentos preparados, consejos personalizables y contacto continuo mediante una aplicación.
Durante el proceso, los síntomas depresivos se monitorizaron a través del Cuestionario de Salud del Paciente-9 y la Escala de Calificación de Hamilton para la Depresión. El estado de bienestar se evaluó con el Índice de Bienestar Cinco de la Organización Mundial de la Salud y se realizaron pruebas de memoria, atención y función ejecutiva para valorar la cognición.
Qué descubrieron los investigadores
La investigación evidenció que los estudiantes que siguieron la dieta cetogénica reportaron una disminución cercana al 70% en los síntomas de depresión, tanto en evaluación autoinformada como clínica. Las mejorías fueron perceptibles desde la segunda semana y se consolidaron a las 10-12 semanas.
El bienestar general experimentó un incremento de casi el triple entre el inicio y el cierre de la intervención, mientras que el desempeño en tareas cognitivas también mejoró. La mayoría de los participantes registró una pérdida de peso promedio de 11 libras (unos 5 kilogramos), junto con una reducción de la grasa corporal y de la leptina sérica. La investigación no detectó alteraciones adversas en colesterol ni triglicéridos.
Según declaraciones de Ryan Patel, psiquiatra y coautor del estudio: “El efecto promedio de los medicamentos y la terapia después de 12 semanas es de aproximadamente el 50%, y observamos un resultado sustancialmente mayor”.
Contexto: depresión en estudiantes universitarios y acceso a tratamientos
La depresión afecta a aproximadamente el 40% de los universitarios estadounidenses, según la Asociación Estadounidense de Salud Universitaria. Solo la mitad de quienes presentan síntomas llegan a recibir atención profesional. Este contexto motivó la búsqueda de alternativas escalables para abordar el bienestar mental juvenil, dada la brecha existente en el acceso a terapias.
Patel, indicó que aumentar la disponibilidad de recursos alimentarios como complemento puede ayudar a reducir esa brecha, ya que la nutrición puede ofrecer un abordaje masivo y económico frente a la demanda de tratamientos.
Qué opinan los especialistas en nutrición y salud mental
El estudio advierte que la dieta cetogénica no es adecuada para todos los individuos. La especialista Kristy Thomas, citada por Newsweek, explicó: “Una dieta rica en nutrientes bien equilibrados promueve la estabilización de los niveles de azúcar en sangre, apoya la funcionalidad del cerebro y mejora el estado de ánimo”.
Thomas recomienda preferir una alimentación similar a la dieta mediterránea, basada en cereales integrales, verduras, frutas y grasas saludables, que también mostró efectos beneficiosos documentados para la salud mental. Advirtió sobre los riesgos potenciales de llevar una dieta cetogénica de manera incorrecta, entre ellos deficiencias nutricionales o fatiga.
El propio Volek reconoció la exigencia que implica mantener este patrón alimentario, aunque señaló que eliminar azúcares añadidos y carbohidratos ultra procesados podría representar un avance inicial para quienes buscan mejorar el estado de ánimo.
Limitaciones del estudio y próximos pasos en la investigación
El equipo señaló como principal limitación la ausencia de un grupo control que permitiera comparación directa. La investigación fue planteada como un piloto de prueba de concepto y los autores insistieron en la necesidad de ampliar el análisis con un mayor número de participantes y una metodología que permita desentrañar los mecanismos biológicos implicados.
Datos registrados durante el estudio, entre ellos cambios en marcadores inflamatorios y hormonales, serán analizados en futuros trabajos, explicó el grupo de la Universidad Estatal de Ohio.