Un estudiante jamaiquino crea una manija de puerta autodesinfectante para hospitales, revolucionando la salud pública en el Caribe (Rayvon Stewart)

En Jamaica, un joven estudiante universitario transformó una tragedia sanitaria en un avance decisivo para la salud pública: Rayvon Stewart, oriundo de Mount Prospect, es el inventor de una manija de puerta autodesinfectante, un desarrollo tecnológico descrito como “un diseño que salva vidas y se adapta a la realidad” caribeña.

La invención, registrada bajo el nombre de Xermosol, surge en el contexto de las necesidades específicas de hospitales y espacios públicos en climas tropicales, donde la proliferación de bacterias representa un desafío permanente.

El origen de la idea no proviene de un laboratorio de alta tecnología, sino de una dura experiencia personal. En 2015, cuando Stewart realizaba labores de voluntariado en el Hospital Universitario de las Indias Occidentales, fue testigo de una situación devastadora: la muerte de 12 recién nacidos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales a causa de infecciones bacterianas.

Este acontecimiento marcó profundamente al joven inventor, impulsándolo a buscar una solución práctica y efectiva para frenar la propagación de bacterias en entornos hospitalarios. Su motivación no solo estaba anclada en el dolor de lo sucedido, sino también en la convicción de que debía contribuir activamente a evitar tragedias similares en el futuro.

La manija elimina el 99,9% de bacterias con luz ultravioleta (Rayvon Stewart)

La manija Xermosol combina ingenio tecnológico con una comprensión precisa de las condiciones locales. El mecanismo consiste en una estructura de diseño distintivo, similar a los clásicos personajes de Pac-Man, donde aproximadamente dos tercios de la manija circular contienen los componentes esenciales, resguardados bajo una carcasa gris.

Lo verdaderamente innovador reside en la sección que el usuario utiliza para abrir la puerta: esta parte se expone a luz ultravioleta (UV), que se activa automáticamente mediante un sensor táctil tras cada uso. El ciclo completo de desinfección dura alrededor de 30 segundos, tiempo en el que la radiación UV elimina hasta el 99,9% de los patógenos presentes en la superficie, según los datos proporcionados por su creador.

El uso de luz ultravioleta para la desinfección no es un concepto ajeno a la ciencia, pero su aplicación en una manija con estas características —segura para humanos y animales, compacta y autónoma— constituye una respuesta innovadora adaptada a realidades donde los recursos son limitados pero la necesidad de seguridad sanitaria es urgente.

El diseño responde no solo a la función práctica, sino a la necesidad de una solución escalable y viable para hospitales y demás infraestructuras públicas del Caribe, donde el clima favorece la rápida propagación microbiana. Además, la peculiar apariencia de la manija —que ha llamado la atención desde su lanzamiento— la convierte en un producto disruptivo tanto por su utilidad como por su impacto visual.

El diseño innovador de Xermosol responde a las necesidades de hospitales en climas tropicales y ha sido reconocido internacionalmente (Rayvon Stewart)

La historia de Stewart está teñida además por la superación y el empuje personal. Junto a su primo, ambos fueron los primeros miembros de su familia en acceder a la universidad, tras crecer en condiciones agrícolas modestas en el interior de Jamaica. Al ingresar a la Universidad Tecnológica de Jamaica, Stewart encontró en la invención su verdadera vocación, comenzando por proyectos de software antes de acercarse de manera decisiva al terreno de la salud pública durante su voluntariado hospitalario.

Para él, el desarrollo de herramientas útiles para su comunidad fue siempre una motivación central: “Aunque los tiempos eran difíciles, nunca pensamos en eso. Sabíamos que teníamos algo que hacer como familia”, relató el joven inventivo al diario británico The Guardian.

El valor de innovación y pertinencia de Xermosol han sido reconocidos tanto a nivel local como internacional. Stewart recibió el Premio Nacional de la Juventud del Primer Ministro de Jamaica y fue galardonado en los Premios de Innovación en Salud de la Commonwealth. Además, ha avanzado en el proceso de obtención de una patente bajo la legislación internacional de propiedad intelectual, lo que sitúa su invento en el radar de posibles implementaciones globales.

La secretaria general adjunta de la Comunidad del Caribe (Caricom), Alison Drayton, calificó la manija como “un diseño que salva vidas y se adapta a nuestra realidad”, destacando la importancia de que la innovación surja también desde regiones tradicionalmente relegadas en materia de recursos científicos.

La manija autodesinfectante de Stewart busca reducir contagios en hospitales y espacios públicos, con potencial de impacto global (Rayvon Stewart)

Expertos del sector, como Camille-Ann Thoms-Rodriguez, microbióloga consultora de la Universidad de las Indias Occidentales, celebran este avance subrayando cómo productos como el de Stewart desafían las expectativas dominadas históricamente por la innovación de países desarrollados, remarcando que el talento caribeño tiene capacidad de ofrecer soluciones valiosas a problemas globales.

Thoms-Rodriguez dijo de Stewart: “Estamos muy orgullosos de él”. “Gran parte de la innovación que vemos en el ámbito sanitario suele provenir de países del primer mundo con más recursos… pero eso no significa que no tengamos buenas ideas aquí”, añadió.

El potencial impacto de la manija Xermosol en la salud pública es considerable. Su adopción en hospitales y edificios públicos puede reducir drásticamente el riesgo de contagios por contacto, no solo en climas tropicales, sino en cualquier entorno donde la propagación de bacterias y virus supone una amenaza latente.

Si bien la manija fue lanzada al mercado después de la pandemia de Covid-19 —una situación que trajo a primera plana la importancia de la desinfección de superficies—, su relevancia es aún mayor en la nueva normalidad, donde la prevención se ha consolidado como pilar esencial.

La trayectoria de Rayvon Stewart y su invento ejemplifican el poder de la creatividad y la determinación para transformar adversidades en soluciones tangibles de alto impacto social, impulsando una innovadora respuesta a un problema antiguo desde el corazón del Caribe.