La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), en colaboración con el Colegio Americano de Cardiología, presentaron la guía 2025 para la prevención, detección, evaluación y control de la presión arterial alta en adultos. Este documento, elaborado junto a otras 11 organizaciones médicas, introduce recomendaciones actualizadas que priorizan la prevención, el tratamiento temprano y la personalización de la atención y directrices específicas para el control de la presión arterial durante el embarazo. El objetivo central es reducir el impacto de la hipertensión, principal factor de riesgo evitable de enfermedades cardiovasculares, renales y cognitivas.
Recomendaciones clave de la guía 2025 sobre presión arterial alta
La nueva guía, desarrollada por el Comité Conjunto de Pautas de Práctica Clínica de la AHA y el Colegio Americano de Cardiología, sustituye a la versión de 2017 y responde a la necesidad de adaptar la atención médica a los avances científicos más recientes.
Los cambios más relevantes son los siguientes:
- Uso de la calculadora de riesgos PREVENT™ de la American Heart Association para estimar el riesgo de enfermedades cardiovasculares a 10 y 30 años, integrando variables como edad, sexo, presión arterial, colesterol y factores sociales de salud.
- El cociente de microalbúmina y creatinina en orina se recomienda ahora como prueba obligatoria para todos los pacientes con presión arterial alta (antes era opcional).
- Ampliación de la indicación de la prueba del cociente de aldosterona plasmática-renina para detectar aldosteronismo primario en más pacientes, incluyendo quienes tienen apnea del sueño obstructiva.
- Posible adición de nuevos tratamientos, como medicamentos GLP-1, para algunos pacientes con presión arterial alta y sobrepeso u obesidad.
- Recomendación de iniciar tratamiento con dos medicamentos antihipertensivos de diferentes clases (preferentemente en una píldora combinada) para pacientes con presión arterial de 140/90 mmHg o más (hipertensión en etapa 2).
- Reforzamiento de la importancia del control estricto de la presión arterial antes, durante y después del embarazo, con tratamiento farmacológico para mujeres embarazadas con hipertensión crónica cuando la presión sistólica alcanza los 140 mmHg o la diastólica los 90 mmHg.
- Uso de aspirina en baja dosis (81 mg/día) en mujeres embarazadas con presión arterial alta para reducir el riesgo de preeclampsia.
- Control anual de la presión arterial en mujeres con antecedentes de hipertensión asociada al embarazo.
- Énfasis en el tratamiento temprano de la presión arterial alta para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, con el objetivo de mantener la presión sistólica por debajo de 130 mmHg en adultos.
- Reafirmación del papel de los cambios en el estilo de vida (dieta saludable, reducción de sodio y alcohol, control de peso, ejercicio físico y manejo del estrés) como primera línea de prevención y control de la presión arterial alta.
De esta forma, entre los cambios más relevantes, destacó la incorporación de la calculadora PREVENT™, creada por la propia AHA. Es una herramienta que permite estimar el riesgo de enfermedades cardiovasculares a 10 y 30 años en personas de entre 30 y 79 años. Esta calculadora integra variables como edad, sexo, presión arterial, niveles de colesterol y factores sociales, lo que facilita la toma de decisiones personalizadas para cada paciente.
El documento emitido por la entidad enfatiza la importancia de iniciar el tratamiento de la presión arterial alta desde etapas tempranas, combinando la modificación del estilo de vida con el uso de medicamentos cuando sea necesario. La guía recomienda que los profesionales de la salud utilicen la mencionada calculadora para orientar la intervención y adaptar las estrategias a las características individuales de cada persona. Además, se refuerza la necesidad de un control estricto de la presión arterial antes, durante y después del embarazo, con el fin de prevenir complicaciones graves tanto a corto como a largo plazo.
Hábitos saludables y abordaje farmacológico en la prevención de la hipertensión
En cuanto a la prevención y el control, la Asociación Americana del Corazón subraya el papel fundamental de los hábitos saludables. Se recomienda seguir una dieta nutritiva para el corazón, reducir el consumo de sodio a menos de 2.300 mg diarios (idealmente 1.500 mg), limitar la ingesta de alcohol, mantener un peso saludable y realizar actividad física regular, con un objetivo de al menos 75 a 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico o de resistencia. El control del estrés, mediante ejercicio y técnicas como la meditación o el yoga, también forma parte de las recomendaciones. Para quienes presentan sobrepeso u obesidad, se sugiere una reducción de al menos el 5% del peso corporal. El plan de alimentación DASH, que prioriza vegetales, frutas, cereales integrales y productos lácteos bajos en grasa, se presenta como un modelo a seguir.
La guía aconseja a los pacientes medir la presión arterial en el hogar para confirmar el diagnóstico y ajustar el tratamiento de manera integral. Abordar estos factores de estilo de vida resulta especialmente relevante para quienes, además de hipertensión, presentan otros riesgos cardiovasculares, ya que puede prevenir, retrasar o tratar la presión arterial elevada.
En el ámbito farmacológico, el documento introduce novedades respecto a la versión anterior. Se recomienda iniciar el tratamiento con dos medicamentos de diferentes clases, preferentemente en una sola píldora combinada, para quienes presentan hipertensión en etapa 2 (≥140/90 mmHg). Entre los fármacos sugeridos se encuentran los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), los antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA), los bloqueadores de los canales de calcio dihidropiridínicos y los diuréticos tipo tiazida.
Para algunos pacientes con sobrepeso u obesidad, se contempla la posible incorporación de medicamentos GLP-1. Además, la guía actualiza las pruebas de laboratorio recomendadas: el cociente de microalbúmina y creatinina en orina pasa a ser obligatorio para todos los pacientes con presión arterial alta, y se amplía el uso de la prueba del cociente de aldosterona plasmática-renina para detectar aldosteronismo primario, incluso en personas con apnea del sueño obstructiva.
La relación entre la presión arterial alta y el deterioro cognitivo recibe especial atención en la nueva guía. Investigaciones recientes han confirmado que la hipertensión puede dañar los pequeños vasos sanguíneos del cerebro, lo que se asocia con problemas de memoria y un mayor riesgo de demencia. Por ello, se recomienda el tratamiento temprano con el objetivo de mantener la presión sistólica por debajo de 130 mmHg en adultos, como medida para preservar la salud cerebral y prevenir el deterioro cognitivo.
El control de la presión arterial durante el embarazo y el posparto constituye otro de los ejes principales del documento. La hipertensión en este periodo puede derivar en complicaciones graves, como preeclampsia, eclampsia, accidentes cerebrovasculares, problemas renales o parto prematuro.
La guía aconseja informar a las mujeres con presión arterial alta sobre los beneficios de la aspirina en baja dosis (81 mg diarios) para reducir el riesgo de preeclampsia. Para quienes presentan hipertensión crónica, se recomienda iniciar tratamiento farmacológico cuando la presión sistólica alcanza los 140 mmHg o la diastólica los 90 mmHg. Además, se destaca la importancia del seguimiento posparto, ya que la presión arterial alta puede aparecer o persistir tras el parto. Se sugiere que las mujeres con antecedentes de hipertensión asociada al embarazo controlen su presión al menos una vez al año.
Daniel W. Jones, presidente del comité redactor de la guía y profesor emérito de la Universidad de Mississippi, señaló que la presión arterial alta es el factor de riesgo más común y modificable de las enfermedades cardíacas. Según Jones, la nueva guía busca que los profesionales de la salud aborden los riesgos individuales de manera más temprana y ofrezcan estrategias personalizadas a lo largo de la vida, con el fin de mejorar el control de la presión arterial y reducir la incidencia de enfermedades cardíacas, renales, diabetes tipo 2 y demencia. El experto también destacó que el documento proporciona herramientas prácticas tanto para médicos como para pacientes, facilitando la adaptación de las recomendaciones a las necesidades particulares de cada persona.
Por otra parte, en relación con las bebidas alcohólicas, el experto manifestó que “mucha gente disfruta bebiendo, pero como la evidencia es sólida, queremos que tomen una decisión informada”. “Existe una gran variabilidad individual en la relación entre el alcohol y la presión arterial, pero proponemos la abstinencia como el ideal, y para quienes deciden beber, menos de una dosis para las mujeres y menos de dos para los hombres”.
El documento resaltó la prevalencia de la presión arterial alta en Estados Unidos, que alcanza al 46,7% de los adultos, lo que la convierte en la principal causa de muerte, pero destacó que esto también ocurre a nivel mundial.
Los criterios diagnósticos se mantienen respecto a la guía de 2017: presión arterial normal por debajo de 120/80 mmHg, presión elevada entre 120-129 mmHg y menos de 80 mmHg, hipertensión en etapa 1 entre 130-139 mmHg u 80-89 mmHg, e hipertensión en etapa 2 a partir de 140/90 mmHg.
La Asociación Americana del Corazón insiste en que conocer los objetivos recomendados de presión arterial y comprender el impacto de los hábitos saludables y el uso adecuado de medicamentos son pasos esenciales para alcanzar y mantener niveles óptimos. El compromiso con la prevención y el control de la hipertensión se traduce en una mejor salud cardíaca y cerebral, y en la posibilidad de disfrutar de una vida más prolongada y saludable.