La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) publicó recientemente sus nuevas directrices sobre el consumo de alimentos ultraprocesados (UPF). La entidad advirtió que la ingesta excesiva de estos alimentos industrializados se asocia con mayor riesgo de y eventos cardiovasculares, como infarto, accidente isquémico transitorio y accidente cerebrovascular (ACV), diabetes tipo 2, obesidad y mortalidad por cualquier causa
La investigación, publicada en la revista Circulation, identificó una relación dosis-respuesta y la aparición de diversas enfermedades. El consumo elevado de ultraprocesados frente a uno bajo se asoció con un aumento del riesgo cardiometabólico y de muerte de hasta el 66%.
“Sabemos que consumir alimentos con demasiadas grasas saturadas, azúcares añadidos y sal es perjudicial para la salud. Lo que desconocemos es si ciertos ingredientes o técnicas de procesamiento hacen que un alimento sea perjudicial, más allá de su baja composición nutricional. Y si ciertos aditivos y etapas de procesamiento utilizados para elaborar alimentos más saludables, como el pan integral comercial, tienen algún impacto en la salud”, afirmó la doctora Maya K. Vadiveloo, presidenta del grupo de redacción del informe de la AHA.
Qué son los alimentos ultraprocesados y qué los diferencia de los procesados
Se suele definir como procesamiento a la “transformación” de alimentos a través de cualquier acción que cambie sustancialmente el producto original, incluyendo procesos como pasteurización, curado, secado o marinado. El objetivo de estos procesos es hacer que los alimentos sean más seguros, alargar su vida útil o mejorar su sabor.
Entre los alimentos procesados se encuentran productos como yogures, verduras congeladas y pan.
En contraste, los ultraprocesados tienen una mayor transformación industrial, es decir, están más alejados del alimento real, pues se les agrega emulsionantes, conservantes, colorantes y saborizantes, suelen tener niveles altos de azúcar, grasas y sal.
Ejemplos de ultraprocesados son los cereales para el desayuno con azúcar o chocolate, galletas y panificados con aditivos, carnes como hamburguesas, salchichas u otros embutidos industriales, salsas y aderezos industriales, bebidas azucaradas y gaseosas, y gran parte de las comidas preparadas para calentar.
Qué alimentos procesados pueden incluirse en un dieta saludable
Consultado por Infobae, el médico Silvio Schraier, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y vicedirector de la Carrera de Especialización en Nutrición de la Fundación Barceló, subrayó la necesidad de diferenciar entre grados y tipos de procesamiento en los alimentos.
“Antes de hablar de ultraprocesados hay que empezar por definir los alimentos procesados. Si la leche es pasteurizada o sometida a ultra alta temperatura, sigue siendo leche pero recibe un tratamiento para eliminar gérmenes patógenos. En ese caso es un alimento procesado y no pierde valor nutricional”, sostiene.
Schraier aclaró que el problema aparece cuando los procesos agregan ingredientes, modifican el alimento original o le suman aditivos. “No todo procesamiento es malo. Muchos yogures, aunque sean productos procesados, pueden mejorar la microbiota intestinal al sumar bacterias saludables. Hay que desterrar la idea de que todo ultraprocesado es nocivo por definición”, expresa.
Respecto a términos como “comida chatarra”, el médico considera que simplifican el fenómeno: “Comer un sándwich casero de hamburguesa con lechuga y tomate no supone un riesgo, pero sí si se suman ingredientes ultraprocesados en exceso, como panceta o quesos saborizados”.
El documento de la AHA señaló que algunos productos industriales procesados, como determinados panes integrales, yogures bajos en azúcar, salsas de tomate sin aditivos y cremas para untar a base de frutos secos o legumbres, pueden formar parte de una dieta equilibrada.
Aun en estos casos, la AHA indica que estas opciones requieren seguimiento para que mantengan un perfil nutricional saludable.
Los riegos para el corazón de los ultraprocesados
Más del 70% de los productos de los supermercados y más de la mitad de las calorías en la dieta promedio estadounidense provienen de alimentos con al menos un ingrediente ultraprocesado, según el informe de la Asociación Estadounidense del Corazón.
“La mayoría de los alimentos que contienen aditivos industriales también tienen un alto contenido de grasas no saludables, azúcares añadidos y sal”, señaló el informe. El principal problema, afirman los expertos, es que “niños y adultos en Estados Unidos consumen cantidades excesivas de UPF de bajo valor nutricional”. Entre estos productos figuran bebidas azucaradas, carnes procesadas, cereales refinados, dulces, panificados y papas fritas.
Según el metaanálisis, el consumo excesivo se asoció con entre 25% y 58% más de riesgo de resultados cardiometabólicos, y entre 21% y 66% más de riesgo de mortalidad por cualquier causa, respecto del consumo bajo.
Tanto la AHA como el especialista argentino marcaron que algunos procesados pueden incluirse en una dieta saludable siempre que tengan bajo contenido de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos.
Schraier recomendó los cereales integrales, lácteos bajos en grasa y azúcar, vegetales congelados sin agregados y conservas de pescado al natural. “La sugerencia es priorizar alimentos frescos, variados, sumar legumbres, frutas y huevos, y consultar referencias oficiales como las Guías Alimentarias para la Población Argentina. La clave está en la variedad y el equilibrio”, resumió.
“No hay alimentos buenos o malos por sí solos, sino patrones alimentarios. Consultar a profesionales de nutrición es lo más adecuado para adaptar las recomendaciones a las costumbres y necesidades de cada persona o familia”.
Entre los alimentos procesados que pueden incluirse en una dieta saludable, la Asociación Estadounidense del Corazón menciona:
- Cereales integrales comerciales: como avena, granola o panes integrales elaborados con bajo contenido de azúcares y grasas.
- Productos lácteos bajos en grasa y azúcar: como yogur natural descremado, quesos bajos en grasa y leche descremada o semidescremada.
- Productos de origen vegetal procesados: como legumbres cocidas enlatadas sin agregados de azúcares o sodio, vegetales congelados sin salsas añadidas y derivados de soja (tofu, tempeh).
- Pescados y carnes magras enlatadas: por ejemplo, atún al natural, sardinas o pollo en agua, siempre que sean bajos en sodio y sin aditivos perjudiciales.
- Frutas envasadas sin azúcar añadida: como frutas en almíbar natural, compotas sin azúcar o frutas deshidratadas sin edulcorantes incorporados.
Todos estos productos deben tener bajo contenido de sal, grasas saturadas y azúcares añadidos, y pueden formar parte de una alimentación balanceada cuando se consumen de forma moderada y como complemento de alimentos frescos y mínimamente procesados.
Qué aconsejó la Asociación Estadounidense del Corazón sobre los alimentos ultraprocesados
- Reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados, especialmente aquellos con alto contenido de grasas saturadas, azúcares añadidos, sodio y calorías excesivas.
- Reemplazar los productos ultraprocesados por opciones más saludables como verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas y proteínas magras.
- Desalentar el consumo de ultraprocesados con baja calidad nutricional.
- Aclarar el impacto de ultraprocesados con mejor perfil nutricional, como algunos cereales integrales comerciales y lácteos bajos en grasa y azúcar, para orientar mejor al público.
- Promover la investigación sobre los efectos de los aditivos y procesos industriales en la salud y sobre el impacto específico de los ultraprocesados.
- Implementar políticas y estrategias regulatorias basadas en evidencia para reducir el consumo de productos ultraprocesados y regular los aditivos alimentarios.
- Fomentar el rotulado claro y visible en los envases para advertir sobre los riesgos de productos con alto contenido de grasas, azúcares y sal.
“La relación entre los alimentos ultraprocesados y la salud es compleja y multifacética”, destacó Maya K. Vadiveloo, presidenta del grupo redactor de la AHA. Según la especialista, el informe expone que la mayoría de los alimentos ultraprocesados afectan la salud general y cardíaca, pero advierte sobre la generalización de considerar a todos los productos bajo una única definición, pues no es lo mismo una lata de atún sin aceite que un paquete de papas fritas.
En línea con la AHA, Schraier puso el foco en los contextos socioeconómicos y culturales que moldean las dietas de las personas: “Es complejo comparar hábitos entre países. El desayuno típico estadounidense no es el mismo que el argentino. Las recomendaciones deben adecuarse a realidades locales y al acceso a los alimentos”.