El 31% de los adultos en el mundo no cumple con la actividad física recomendada, según la OMS (Imagen Ilustrativa Infobae)

El objetivo global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir la inactividad física no solo ha quedado sin cumplirse, sino que la tendencia mundial se ha agravado. Según datos de 2022 citados por New Scientist, el 31% de los adultos en todo el mundo no alcanza los niveles mínimos recomendados de actividad física, lo que representa un aumento de 5 puntos porcentuales respecto al 26% registrado en 2010.

Entre los adolescentes, la situación es aún más preocupante: el 81% no realiza suficiente ejercicio. Estos datos evidencian que, lejos de acercarse a la meta de la OMS de reducir la inactividad física en un 10% para 2025, la sociedad global se aleja cada vez más de ese objetivo.

El aumento mundial de la inactividad física marca un retroceso en los objetivos de la OMS

Las campañas de salud pública lanzadas durante la última década, muchas de ellas asociadas a eventos deportivos de gran magnitud como los Juegos Olímpicos, no han logrado revertir la tendencia. A pesar de los esfuerzos institucionales y de la difusión de mensajes sobre los riesgos de enfermedades como la diabetes y las afecciones cardiovasculares, la población mundial se muestra cada vez menos activa.

Este resultado ha llevado a expertos a cuestionar la eficacia de las estrategias tradicionales y a plantear si el enfoque adoptado hasta ahora ha sido el adecuado.

Las campañas tradicionales pierden efecto ante nuevas motivaciones para moverse

Durante años, la narrativa dominante en las campañas de salud pública ha presentado el ejercicio como una especie de medicina preventiva. El mensaje ha sido reiterado: la actividad física es esencial para evitar enfermedades graves en el futuro. Sin embargo, Benjamin Rigby, investigador en salud pública de la Universidad de Newcastle, sostiene que este enfoque resulta demasiado limitado.

La narrativa tradicional de salud pública promueve el ejercicio como medicina preventiva (Imagen Ilustrativa Infobae)

En declaraciones recogidas por New Scientist, Rigby afirma: “La verdad es que las personas se mueven por muchas más razones que no tienen nada que ver con evitar enfermedades. Queremos jugar, reír, explorar, bailar y sentirnos orgullosos de nosotros mismos. En última instancia, buscamos divertirnos y sentirnos bien”. Según Rigby, la omisión de estas motivaciones positivas en los mensajes de salud pública podría explicar por qué la población no se identifica con ellos.

Proponen mensajes centrados en el bienestar inmediato y el disfrute

La evidencia científica respalda la necesidad de un cambio de enfoque. Investigadores de la Universidad de Edimburgo analizaron 123 estudios sobre mensajes relacionados con la actividad física y concluyeron que las razones de salud no son necesariamente el principal motor para que las personas abandonen el sedentarismo.

Los mensajes más efectivos, según este análisis citado por New Scientist, son aquellos que destacan las recompensas inmediatas de la actividad física, como el bienestar emocional, la reducción del estrés o la diversión en compañía de amigos, en lugar de centrarse en la amenaza de enfermedades a largo plazo.

A partir de estos hallazgos, algunos expertos proponen ejemplos concretos de mensajes alternativos para futuras campañas. Frases como “un poco de movimiento para mejorar un poco el ánimo” o “la actividad física es una oportunidad para conectar con otros” buscan resaltar los beneficios inmediatos y sociales del ejercicio.

Expertos sugieren frases que destaquen la mejora del ánimo y la conexión social como claves para promover el ejercicio ( Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, existen casos que ilustran el poder de la diversión como motor de la actividad física. El fenómeno de Pokémon GO, por ejemplo, llevó a sus usuarios más entusiastas a caminar en promedio 1.473 pasos adicionales al día, motivados únicamente por el deseo de participar en el juego.

La relación entre disfrute y constancia en la práctica deportiva también se observa en la participación sostenida de los jóvenes en actividades deportivas, según datos recogidos por New Scientist.

A pesar de la solidez de estas evidencias, las instituciones tienden a mantener el enfoque en los mensajes centrados en la salud. Esta preferencia responde, en parte, a la facilidad para medir los efectos de las campañas basadas en la prevención de enfermedades y a la percepción de que un tono serio es más apropiado para los mensajes oficiales.

Sin embargo, con el nuevo objetivo de la OMS de reducir la inactividad física en un 15% para 2030, los expertos consideran que ha llegado el momento de replantear las estrategias y adoptar un enfoque más innovador.

En vez de presentar el ejercicio como una obligación, los especialistas sugieren que las campañas deberían invitar a descubrir la actividad física como una oportunidad para el disfrute, la exploración y la conexión social.