Tras una semana intensa de entrenamiento, el fin de semana suele llegar acompañado de la tentación de compartir una cerveza y relajarse. Sin embargo, muchas personas desconocen si ese gesto puede afectar negativamente los resultados conseguidos en el gimnasio.
La evidencia científica advierte que el consumo de alcohol después del ejercicio puede perjudicar la recuperación muscular y el desarrollo de fuerza, dependiendo tanto de la cantidad ingerida como del momento en que se consume.
Efectos del alcohol sobre el desarrollo muscular
El entrenamiento de fuerza y resistencia —como las sentadillas, los levantamientos de peso muerto y el trabajo con pesas— provoca microdesgarros en las fibras musculares. El cuerpo repara estos daños mediante la síntesis de proteínas musculares, proceso fundamental para el crecimiento y la adaptación del músculo.
El alcohol ingerido tras la actividad física afecta negativamente este mecanismo, ya que interfiere con la vía mTOR, decisiva para la reparación y el crecimiento muscular.
Según un estudio de Lakićević y colaboradores publicado en Journal of Functional Morphology and Kinesiology, el consumo de alcohol tras el ejercicio impide una recuperación muscular óptima y limita las adaptaciones positivas asociadas al entrenamiento de resistencia.
El análisis indica que incluso cantidades moderadas de alcohol pueden reducir la síntesis de proteínas y retrasar la recuperación, sobre todo si se acompaña de una hidratación insuficiente o una nutrición deficiente.
A su vez, una investigación publicada en Calcified Tissue International respalda estos hallazgos; según este estudio, el consumo regular de alcohol se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar sarcopenia, es decir, la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular.
La investigación, basada en datos del Biobanco del Reino Unido, evidencia que quienes consumen alcohol con frecuencia experimentan mayor deterioro muscular, aun controlando otros factores relacionados con el envejecimiento saludable.
El impacto de beber tras una noche de fiesta
Cuando la ingesta de alcohol es elevada, los especialistas aconsejan evitar el ejercicio intenso o basado en el rendimiento durante al menos 48 a 72 horas, ya que el cuerpo puede tardar hasta tres días en eliminar completamente el alcohol.
Las recomendaciones de salud pública indican que los hombres no deben superar dos bebidas estándar por día y las mujeres una (equivale a una cerveza de 355 mililitros con 5% de alcohol, una copa de vino de 148 mililitros con 12% de alcohol o un trago de licor).
El consumo excesivo de alcohol tras el entrenamiento no solo perjudica la reparación muscular, sino que además afecta la coordinación y el estado de alerta, lo que incrementa el riesgo de lesiones en las siguientes sesiones de ejercicio.
Recuperación: por qué el alcohol no cumple este papel
Al finalizar una rutina de entrenamiento, el organismo requiere hidratación y nutrientes. El alcohol, lejos de ayudar, promueve la deshidratación si se ingiere en lugar de agua o de bebidas especialmente formuladas para la recuperación.
De acuerdo con profesionales en nutrición deportiva, solo el alcohol no contribuye a la recuperación hídrica e incluso puede agravar la pérdida de líquidos provocada por la actividad física intensa.
También resulta esencial reponer energía con carbohidratos saludables, como frutas o pan integral, ya que aunque el alcohol se clasifica químicamente como carbohidrato, el cuerpo lo procesa de forma similar a las grasas y no ayuda a restaurar los depósitos energéticos ni favorece la recuperación muscular.
El consumo de alcohol también puede disminuir los niveles de testosterona, hormona imprescindible para la adaptación y recuperación muscular. Asimismo, afecta la calidad y cantidad del sueño, limitando el descanso que el tejido muscular necesita para repararse eficazmente.
De igual manera, repercute de forma negativa sobre el sistema inmunológico y la función cardíaca, aumentando los riesgos de enfermedad y dificultando la recuperación global.
¿Es necesario eliminar el alcohol para progresar en el gimnasio?
Las investigaciones muestran que el consumo ocasional y moderado de alcohol, siempre que no se realice tras una sesión de entrenamiento, no suele ser el principal motivo de estancamiento cuando se mantiene una correcta alimentación y un programa de ejercicios adecuado.
La clave para el progreso a nivel muscular es la constancia, el tiempo y la adopción de hábitos saludables, dado que los resultados requieren semanas de entrenamiento regular y una recuperación apropiada.