El estudio de Harvard revela que la vitamina D puede retrasar el envejecimiento biológico al proteger los telómeros celulares (Freepik)

La vitamina D, tradicionalmente reconocida por su papel en la salud ósea y el sistema inmunológico, ha cobrado relevancia en la investigación sobre el envejecimiento. Un reciente estudio liderado por científicos de Harvard reveló que este micronutriente podría influir directamente en el ritmo del envejecimiento biológico.

Los resultados, publicados en The American Journal of Clinical Nutrition, indican que la suplementación diaria con vitamina D ayuda a preservar estructuras genéticas clave en las células, lo que se traduce en un retraso del proceso de envejecimiento. Esta evidencia abre nuevas perspectivas sobre la importancia de la vitamina D no solo en la prevención de enfermedades, sino también como aliada para mantener la vitalidad a lo largo de los años.

Qué descubrió el nuevo estudio de Harvard

El estudio analizó el impacto que tiene la suplementación diaria con vitamina D3 en la conservación de estructuras celulares asociadas al envejecimiento y sus resultados sugieren que este suplemento común podría retrasar la edad biológica de las personas.

El núcleo de la investigación se apoyó en el ensayo clínico VITAL (VITamin D and OmegA-3 TriaL), realizado en Estados Unidos y que involucró a mujeres mayores de 55 años y hombres mayores de 50 durante un período de cinco años. A los participantes se les asignó, de forma aleatoria y en doble ciego, la ingesta diaria de vitamina D3 (2.000 unidades internacionales), ácidos grasos omega-3 (1 gramo) o un placebo. En uno de los subestudios, los investigadores se enfocaron específicamente en la longitud de los telómeros, estructuras genéticas que tienden a acortarse con el paso del tiempo y que se asocian con el envejecimiento celular.

El hallazgo principal del estudio es contundente: quienes recibieron diariamente la dosis de vitamina D3 experimentaron un ritmo significativamente menor de acortamiento de los telómeros en comparación con el grupo placebo.

Según los datos reportados, este efecto protector equivale a la prevención de casi tres años de envejecimiento biológico adicional durante el período observado. Por el contrario, la suplementación con omega-3 no mostró efectos comparables sobre la longitud de los telómeros.

Según explicó a The Harvard Gazette JoAnn Manson, jefa de la División de Medicina Preventiva del Brigham and Women’s Hospital y principal investigadora del ensayo VITAL, este es el primer gran estudio aleatorizado a largo plazo que ofrece evidencia robusta de que la vitamina D puede proteger los telómeros y ayudar a preservarlos, elemento clave en la reducción del envejecimiento celular.

Según la experta, se trata de un avance relevante porque otros estudios anteriores sobre la relación entre vitamina D y telómeros eran de menor escala y arrojaron resultados inconsistentes. Este trabajo marca un antes y un después en la posibilidad de usar ciertos suplementos como intervención para el envejecimiento saludable.

Cómo ayuda la vitamina D a retrasar el envejecimiento

La suplementación diaria con vitamina D3 preserva la longitud de los telómeros y reduce el ritmo del envejecimiento, según un ensayo clínico (Imagen Ilustrativa Infobae)

La investigación liderada por Harvard demostró que la suplementación diaria con vitamina D ralentiza este acortamiento de los telómeros en las células sanguíneas, retrasando así uno de los mecanismos clave del envejecimiento biológico. Esta protección celular ayuda a mantener la estabilidad genética y a prolongar el ciclo funcional de las células, lo que se traduce en una menor incidencia de células envejecidas o disfuncionales. Según los especialistas, este fenómeno se asocia con una reducción de la inflamación crónica y un menor riesgo de enfermedades ligadas a la edad, como cáncer, dolencias cardiovasculares y alteraciones neurodegenerativas.

La relación entre los niveles de vitamina D y la longitud de los telómeros representa un avance importante en la comprensión de cómo ciertos nutrientes pueden influir directamente en el reloj biológico. Según los investigadores, la vitamina D no solo contribuye al fortalecimiento óseo y la inmunidad, sino que posee un rol central en la defensa del material genético celular, posicionándose como una pieza clave en las estrategias preventivas contra el envejecimiento prematuro.

Cómo saber si tengo deficiencia de vitamina D

La deficiencia de vitamina D puede causar fatiga, debilidad muscular y aumentar el riesgo de osteoporosis y fracturas (Freepik)

Detectar la deficiencia de vitamina D puede resultar complicado, ya que en muchos casos no aparecen síntomas evidentes. Sin embargo, según la Cleveland Clinic de Estados Unidos, existen algunas señales que pueden alertar sobre niveles bajos de este micronutriente en el organismo. Entre los principales síntomas se encuentran la fatiga persistente y el dolor óseo, así como debilidad muscular, dolores o calambres en los músculos. Además, algunas personas pueden experimentar cambios en el estado de ánimo, como episodios de depresión.

No obstante, el déficit de vitamina D no siempre se manifiesta a corto plazo. Si los niveles bajos se prolongan en el tiempo, aumenta el riesgo de complicaciones de salud, especialmente para las mujeres: puede debilitar los huesos y derivar en osteoporosis, lo que incrementa la probabilidad de sufrir fracturas ante golpes o caídas.

La opción más fácil para detectar el déficit es con un laboratorio clínico.

Formas naturales de aumentar vitamina D

La exposición solar controlada y una dieta rica favorecen niveles óptimos de vitamina D (Canva)

Incrementar los niveles de vitamina D de manera natural puede lograrse a través de dos vías principales: la exposición controlada a la luz solar y una alimentación adecuada.

La vitamina D es sintetizada en el cuerpo cuando la piel recibe la acción de los rayos ultravioleta; sin embargo, estos rayos no aportan la vitamina directamente, sino que estimulan su producción natural.

Se recomienda exponerse al sol de forma diaria durante un periodo de 15 a 30 minutos, eligiendo horarios en los que la radiación no sea máxima. Es conveniente evitar la exposición directa entre las 11 y las 16 horas, cuando los riesgos de daño por radiación son mayores. Esta práctica ayuda a cubrir una parte importante de las necesidades diarias de vitamina D.

En cuanto a la dieta, incorporar ciertos alimentos resulta clave. Los productos recomendados incluyen hígado, hongos, huevos y pescados grasos, así como queso y productos fortificados, entre ellos lácteos y cereales. Añadir estos alimentos al plan alimenticio diario contribuye a mantener niveles adecuados del nutriente.