El colágeno se ha transformado en uno de los protagonistas de la industria del bienestar. Polvos, cápsulas y bebidas prometen una piel joven, articulaciones saludables y huesos fuertes.
No obstante, más allá de las campañas publicitarias, resulta fundamental preguntarse: ¿es necesario tomar colágeno en suplementos? Según un reportaje publicado por GQ, la respuesta de los expertos es mucho más cauta de lo que sugieren las tendencias.
¿Qué es el colágeno y por qué es importante?
El colágeno es una proteína estructural esencial, considerada el sostén natural del organismo. La Dra. Lina Begdache, profesora asociada y dietista registrada en la Universidad de Binghamton, explica que el colágeno aporta soporte físico y estructura a las células y tejidos.
Para el Dr. Keith Erikson, profesor de nutrición en la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, esta proteína representa cerca de un tercio del total del cuerpo humano, siendo clave en la composición de tejidos conectivos, piel y huesos.
Según Erikson, el colágeno cumple una función similar a las barras de acero que refuerzan los edificios: “El colágeno es la armadura del cuerpo”, señaló. Existen al menos 28 tipos de colágeno, siendo el tipo 1 el más abundante, presente en la piel, huesos, tendones y ligamentos.
¿Cuáles son los supuestos beneficios del colágeno?
La fama del colágeno se basa en su asociación con la salud cutánea y la prevención de arrugas. Begdache indica que esta proteína ayuda a mantener la estructura y la hidratación de la piel. Sin embargo, la producción natural de colágeno disminuye con la edad, sobre todo a partir de los 60 años, lo que favorece la aparición de arrugas y la pérdida de elasticidad.
Además, el colágeno contribuye a la resistencia de los huesos y la movilidad de las articulaciones. Su reducción con el paso del tiempo está relacionada con el aumento de problemas óseos y articulares en la vejez. “Más personas experimentan problemas óseos y articulares en la vejez, en parte debido al descenso natural de colágeno que ocurre con la edad”, afirma Begdache.
Actualmente, no existen recomendaciones oficiales sobre la cantidad diaria de colágeno que se debe consumir. Drew Hayes, dietista y profesora de la Universidad de Texas en Austin, aclara que consumir suficiente proteína diaria garantiza la presencia de colágeno en el organismo. Este puede obtenerse a partir de la carne, el pescado y el caldo de huesos.
Otro aspecto clave es la vitamina C. “La vitamina C es parte de la matriz del colágeno y su deficiencia podría limitar la producción de esta proteína”, indica Hayes. Cítricos, tomates y morrones son fuentes habituales de este nutriente.
Riesgos y consideraciones sobre su consumo
Quienes opten por estos productos deben valorar su origen. Los suplementos se clasifican como marinos (de pescado) o bovinos. Según Begdache, el colágeno marino contiene más colágeno tipo 1, que es más pequeño y se absorbe con mayor facilidad. “El colágeno tipo 1 se encuentra mayoritariamente en la piel, así que, si buscas un suplemento para la piel, el marino es marginalmente mejor”, explicó.
No obstante, existe preocupación por la seguridad de estos productos, ya que no están regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Esto implica un riesgo de contaminación por metales pesados. Erikson advierte que el ganado puede estar expuesto al plomo y otros metales en el suelo, mientras que el pescado puede contener mercurio.
Priorizar una dieta equilibrada
La información publicada por GQ deja claro que el colágeno es esencial, pero no es necesario un suplemento si la dieta es variada y equilibrada. Si se consumen suficiente proteína y vitamina C, el cuerpo produce el colágeno necesario sin ayuda externa.
La recomendación de los especialistas es contundente: antes de confiar en suplementos, asegúrate de obtener todos los nutrientes esenciales a través de la alimentación. Así, el cuerpo dispondrá de los recursos necesarios para mantener la salud de la piel, los huesos y las articulaciones, sin depender de productos cuyo beneficio adicional no ha sido científicamente probado.