Factores biológicos, psicológicos y sociales influyen en la aparición y persistencia de la depresión (Captura de video: YouTube - Chris Williamson)

Scott Eilers, psicólogo clínico y coach de salud mental, ha centrado su carrera en profundizar en la complejidad de la depresión, recalcando que no se trata simplemente de sentirse triste.

En una entrevista para el pódcast Modern Wisdom, Eilers abordó este trastorno mental, desmintiendo creencias equivocadas y compartiendo estrategias de afrontamiento aplicables.

Según Chris Williamson, conductor del pódcast, gran parte de la confusión entre tristeza y depresión clínica dificulta la comprensión y el tratamiento eficaz de esta enfermedad, que afecta a millones de personas alrededor del mundo.

Más allá de la tristeza: cómo se manifiesta la depresión

Para quienes jamás atravesaron un episodio depresivo, Eilers describe la depresión como un estado mucho más profundo y prolongado que la tristeza cotidiana. “La depresión no es tanto desesperanza o tristeza, como suele presentarse, sino una sensación de vacío o entumecimiento”, explicó en Modern Wisdom.

Uno de los síntomas centrales es la anhedonia, entendida como la incapacidad de experimentar placer o alegría. Este fenómeno surge cuando los circuitos cerebrales responsables de la recompensa, en especial los relacionados con la dopamina, dejan de funcionar correctamente.

Eilers le explicó a Williamson que la diferencia entre un duelo o una dificultad personal y un trastorno del estado de ánimo radica en la ausencia de eventos externos que justifiquen el malestar (Captura de video: YouTube - Chris Williamson)

De este modo, actividades que antes resultaban satisfactorias pierden impacto emocional, dejando una especie de “agujero negro” en el lugar habitual de las emociones.

La principal diferencia entre la tristeza y la depresión clínica radica en la intensidad, la duración y el contexto. Eilers precisó que la tristeza surge tras eventos como la pérdida de un ser querido o dificultades personales, mientras que la depresión clínica persiste sin causa aparente.

“Una persona con depresión puede despertarse con la sensación de haber sufrido una tragedia, aun cuando nada haya cambiado en su vida”, detalló. Esta desconexión entre la realidad objetiva y la vivencia emocional constituye uno de los principales signos de los trastornos del estado de ánimo.

Biología, psicología y entorno social: una condición multifactorial

Según Eilers, la depresión es una condición donde confluyen factores biológicos, psicológicos y sociales. Desde el enfoque neurológico, se identificaron alteraciones en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, capaces de modificar la experiencia afectiva incluso cuando el entorno permanece estable.

Las personas con depresión suelen sufrir anhedonia, pérdida de apetito, insomnio y desmotivación, lo que las lleva a introducir rutinas que limitan aún más la posibilidad de sentir placer.

Las rutinas restrictivas y la pérdida de interés por el placer dificultan la recuperación en personas con depresión (Imagen ilustrativa Infobae)

El aislamiento social y la falta de actividades gratificantes pueden prolongar los episodios depresivos. “No es que la persona actúe de forma falsa, sino que ha dejado de buscar recompensas porque durante mucho tiempo no las obtenía”, comentó Eilers.

El contexto social también juega un papel relevante. El apoyo social puede proteger contra la depresión, pero la experiencia individual varía mucho, lo cual dificulta el diagnóstico y el abordaje.

El diagnóstico y la ausencia de biomarcadores confiables

Uno de los mayores retos frente a la depresión es la falta de biomarcadores claros. El psicólogo subrayó que, a diferencia de otras enfermedades, no existen pruebas objetivas para diagnosticar la depresión.

“No tenemos nada consistente que podamos señalar como biomarcador para la depresión”, afirmó. Incluso en casos donde se detectan diferencias cerebrales, como en el trastorno por déficit de atención, dichos hallazgos no guían la práctica clínica habitual.

La inexistencia de marcadores biológicos contribuye a que la depresión pase inadvertida. A diferencia de una fractura, la depresión no resulta visible para el entorno, especialmente en quienes mantienen un alto nivel de rendimiento externo.

La falta de biomarcadores dificulta el diagnóstico objetivo de la depresión, según Eilers (Captura de video: YouTube - Chris Williamson)

También alertó sobre la “depresión de alto funcionamiento”, una modalidad en la que personas con responsabilidades exigentes, familias y vida social aparentemente estable ocultan un profundo vacío emocional. “Desde fuera, parecen estar bien, incluso mejor que la mayoría, pero por dentro sienten un vacío profundo”, expresó el especialista.

Respecto a los tratamientos, fue crítico: según los datos que expuso en Modern Wisdom, solo entre el 50% y el 60% de los pacientes experimentan cierta mejoría, generalmente parcial.

El término “resistencia al tratamiento” describe a quienes no responden a las intervenciones estándar, pero advirtió sobre el riesgo de responsabilizar al paciente. “No creo que tengamos suficiente información para afirmar que el problema está en la persona y no en la calidad o adecuación del tratamiento”, aseguró.

Depresión de alto funcionamiento y el estigma social

La depresión de alto funcionamiento constituye un desafío particular. Eilers señaló que esta modalidad no implica síntomas leves: las personas pueden cumplir con las expectativas sociales y, aun así, sentirse vacías y sin sentido. La vergüenza y el estigma asociados a “no sentirse bien” dificultan que quienes la padecen soliciten ayuda o reciban comprensión.

La depresión de alto funcionamiento permite mantener la apariencia de normalidad pese al vacío interno (Imagen Ilustrativa Infobae)

El psicólogo equiparó la depresión a una especie de “pérdida de apalancamiento”: se rompe el vínculo entre esfuerzo, logro y recompensa emocional. De esta manera, muchas personas pueden mantener una fachada funcional durante años, sin que quienes los rodean se percaten de su malestar.

Estrategias para afrontar la anhedonia y la depresión

Durante la entrevista, compartió herramientas que pueden facilitar la convivencia con la anhedonia y la depresión:

  • La inversión: Realizar actividades cuya gratificación pueda manifestarse después.
  • Repetir acciones a pesar de la apatía: Continuar con pequeños hábitos que tienen potencial para ofrecer placer, ya que permiten identificar el retorno de la capacidad de disfrutar.
  • El stacking o apilamiento: Combinar diversas experiencias gratificantes, por ejemplo, ejercicio físico matutino seguido de una actividad recreativa, para potenciar la probabilidad de alcanzar alegría o satisfacción.
  • Buscar “loop holes” o resquicios: Detectar aquellas actividades, personas o situaciones que, a pesar de la apatía general, aún generan alguna respuesta positiva.
  • Aceptar la apatía: Persistir en los cuidados personales, aunque la motivación o el placer estén ausentes.

El apilamiento de experiencias gratificantes, como entrenar por la mañana y luego realizar una actividad recreativa, puede aumentar las probabilidades de sentir satisfacción (Imagen Ilustrativa Infobae)

Afirmó que aceptar la depresión como una condición crónica que requiere atención prioritaria resulta fundamental. Comparó el autocuidado en salud mental con el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes: “Si tienes una condición crónica, gestionar tu salud mental no puede ser una tarea secundaria”.

Subrayó que, aunque el control total sobre el cerebro y las emociones no siempre sea posible, sí existe la posibilidad de mejorar el bienestar aplicando estrategias adaptadas a cada caso.

En el final del pódcast, Eilers concluyó que “la habilidad con la que cuidamos de nosotros mismos es la que mantiene abierto el camino hacia el bienestar. Si ese camino está bloqueado, nada de lo que tengamos fuera podrá hacernos sentir mejor”.