La llegada del invierno modifica la rutina de muchas familias: los días se acortan, las temperaturas bajan y las actividades al aire libre disminuyen. Según un informe compartido por Loma Linda University Health, esta estación puede implicar un riesgo para la salud infantil por la reducción de la actividad física. “Mantenerse activo es importante para su salud física y mental”, afirmó Jonathan Smits, médico especialista en medicina deportiva de dicha institución.
Este llamado de atención coincide con un estudio compartido por la University of Cambridge, que evidenció una disminución significativa en los niveles de ejercicio infantil durante el invierno, especialmente los fines de semana.
Frente a este panorama, profesionales y programas de salud infantil ofrecieron diferentes estrategias para ayudar a las familias a mantener a los niños en movimiento, incluso con climas desfavorables.
Riesgos de la inactividad durante el invierno
De acuerdo con el doctor Smits, el sedentarismo y el mayor consumo de refrigerios durante la etapa invernal, favorece el aumento de peso. Sobre esto profundizó: “Los niños que no se mueven lo suficiente pueden experimentar descondicionamiento físico, rigidez muscular e incluso dolor de espalda”. También advirtió sobre lesiones como tendinitis al retomar actividades intensas tras un periodo inactivo.
A nivel emocional, diversas investigaciones señalaron la menor exposición a la luz solar puede alterar los ritmos circadianos, generar irritabilidad y fatiga. “La actividad física ayuda a regular el estado de ánimo y prevenir el desánimo estacional”, añadió el especialista.
El análisis de la University of Cambridge, publicado en Medicine and Science in Exercise and Sport, respaldó estas observaciones. “La actividad física es importante para la salud y el desarrollo de los niños, pero muchos no hacen suficiente ejercicio”, señaló Andrew Atkin, primer autor del estudio.
Datos clave del estudio de Cambridge
Los investigadores analizaron a más de 700 niños de 7 años durante un año, utilizando acelerómetros para medir su actividad. El descenso de la práctica regular fue más notable durante los fines de semana de invierno.
Este abordaje también reveló diferencias de género: los niños se mantuvieron más activos que las niñas en todas las estaciones. Mientras ellos cumplían las recomendaciones mínimas incluso en invierno, ellas solo alcanzaban esos niveles en verano.
Además, se concluyó que la rutina escolar —que incluye traslados y recreos— contribuye a la actividad física entre semana. Sin embargo, los fines de semana y el mal tiempo siguen siendo barreras importantes. Con respecto a esto, Esther van Sluijs, autora del estudio, afirmó: “Los niños necesitan más oportunidades para estar activos, especialmente durante el invierno y cuando el clima no ayuda”.
Cuánto ejercicio necesitan los niños y por qué es clave
Las recomendaciones de salud pública indican que los menores deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa, 5 veces por semana. En declaraciones a Loma Linda University Health, Smits destacó: “Es un momento para que los niños construyan buenos hábitos. Están creciendo y sus cuerpos responden muy bien al ejercicio constante”.
El ejercicio regular no solo ayuda a mantener un peso adecuado, sino que también fortalece el sistema inmunológico y otros aspectos del organismo. “Estar activo favorece un mejor sueño y niveles adecuados de vitamina D, ambos importantes para mantenerse sano”, explicó el especialista.
Además, mejora el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas. Debido a esto, agregó: “Los niños se sienten realizados y seguros cuando están activos. Les da un sentido de propósito y ayuda a combatir la tristeza estacional”.
Un programa denominado “Get Up & Go” del Children’s Health coincide en que “el ejercicio es esencial, sin importar la estación”. Entre sus beneficios, destacan la salud ósea y cardiovascular, además de la prevención de obesidad y diabetes tipo 2.
Actividades recomendadas para realizar en invierno
Ante las restricciones del clima, los especialistas sugieren incorporar el movimiento a la rutina diaria con actividades flexibles y divertidas.
Entre las opciones destacadas se encuentran los parques con trampolines, gimnasios de escalada y áreas de juegos cubiertas. El programa “Get Up & Go” aconseja dividir la hora diaria de ejercicio en bloques de 15 a 20 minutos, lo que facilita la adaptación a la dinámica familiar.
Para mantener la motivación, se recomienda integrar el juego en las actividades físicas. Juegos como las escondidas, carreras en interiores o competencias de saltos fomentan el movimiento. También se sugiere aprovechar los descansos frente a la pantalla para hacer caminatas o saltos, y organizar sesiones con videojuegos activos como Just Dance o Wii Bowling.
Otras alternativas para días en casa incluyen crear circuitos de obstáculos, búsquedas del tesoro o competencias de limpieza rápida. Mientras que al aire libre, se pueden realizar caminatas familiares, paseos en bicicleta, juegos con pelota, carreras en el patio o saltar la cuerda.
En lugares con concentraciones de nieve, actividades como hacer muñecos, lanzar bolas o usar trineo son opciones eficaces y entretenidas.
Seguridad y participación familiar
La seguridad es clave al promover la actividad física en invierno. Los expertos citados recomendaron vestir a los niños en capas, usar gorro y guantes cuando la temperatura baja de 4°C y cambiar la ropa húmeda con frecuencia. También se aconseja el uso de protector solar y una adecuada hidratación, incluso en días fríos.
Para mantener el compromiso, los médicos sugieren que los familiares participen activamente. “Los padres pueden marcar la pauta al mostrar comportamientos activos, ya sea saliendo a caminar en familia o participando en actividades como el patinaje o el ciclismo”, indicó Smits.
También se recomienda aprovechar las horas de luz natural para realizar actividades al aire libre, lo que favorece el estado de ánimo y mejora la visibilidad. Si los niños juegan cuando ya oscureció, es importante que utilicen ropa reflectante o colores brillantes.
Los especialistas coinciden en que el objetivo principal es lograr que la actividad física sea divertida y sostenible para los niños durante la etapa invernal. Dado que contribuye a su salud física y mental a corto plazo, y ayuda a establecer hábitos que pueden perdurar toda la vida.