El dolor lumbar afecta a la parte baja de la espalda y puede producir rigidez, disminución del movimiento y otras dificultades.
En ese sentido, recientemente, una investigación de la Universidad Concordia de Montreal, Canadá, analizó un método que podría ser útil para el llamado dolor lumbar crónico, siempre bajo la supervisión de un profesional.
Los autores probaron los beneficios de la terapia acuática o hidroterapia. Según Cleveland Clinic, se trata de “cualquier método que utiliza agua para tratar diversos síntomas en todo el cuerpo. Estudios han demostrado que puede ser una excelente opción para aliviar síntomas como el dolor muscular y la rigidez articular”.
El trabajo de la institución de Canadá fue publicado en la revista Scientific Reports. “Meterse en el agua hace que las personas se sientan mejor de inmediato, porque alivia la carga sobre la columna vertebral”, explicó Maryse Fortin, autora principal del estudio y profesora asociada del Departamento de Salud, Kinesiología y Fisiología Aplicada de la Universidad Concordia.
El equipo de investigación diseñó un ensayo controlado aleatorizado para comparar los efectos de la terapia acuática con los de la atención estándar en personas con este dolor. El estudio incluyó a 34 participantes, divididos en dos grupos de 17 personas cada uno, todos diagnosticados con dolor lumbar crónico de más de tres meses de evolución y con niveles de discapacidad moderada o severa según un cuestionario.
Los participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos, uno recibió un programa de ejercicios acuáticos en la piscina de la universidad, mientras que el otro siguió un tratamiento convencional en la clínica de terapia atlética de la Facultad de Salud.
Ambos grupos asistieron a dos sesiones semanales durante diez semanas, bajo la supervisión de terapeutas deportivos certificados. El programa acuático se centró en ejercicios de estabilización del tronco y fortalecimiento de caderas.
Cabe recordar que la hidroterapia “puede ser tan sencilla como tomar un baño caliente en casa o usar un tanque o piscina especial. El término también incluye el uso de chorros a presión, temperaturas frías y calientes, y compresas de hielo”, de acuerdo con Cleveland Clinic.
Antes y después de la intervención, todos los participantes completaron cuestionarios sobre dolor, discapacidad, calidad de vida, miedo al dolor, depresión, ansiedad y calidad del sueño. Además, se realizaron pruebas de fuerza lumbar y resonancias magnéticas para evaluar los cambios en la morfología muscular.
Resultados principales
Los resultados mostraron que el grupo de terapia acuática experimentó un aumento significativo en el tamaño de músculos en la parte superior de la columna, que son fundamentales para la estabilización espinal. Estos cambios no se observaron en la zona lumbar inferior, que suele ser la más afectada por la infiltración grasa y la degeneración muscular en personas con dolor lumbar.
Ambos grupos, tanto el de terapia acuática como el de atención estándar, lograron mejoras notables en la fuerza lumbar media y máxima tras las diez semanas de intervención. Sin embargo, solo el primer grupo reportó una reducción en el miedo relacionado con el dolor y en las alteraciones del sueño, dos factores que pueden dificultar la recuperación en estos pacientes.
El análisis estadístico reveló que el aumento en el volumen muscular del llamado músculo multífido se correlacionó de manera moderada con una mejor calidad de vida física y una disminución de los síntomas de ansiedad y depresión.
Además, las mejoras en la morfología muscular se asociaron con una reducción de los problemas de sueño, lo que sugiere una relación entre la salud muscular y el bienestar psicológico. “Los cambios fueron clínicamente significativos, no solo estadísticamente significativos, lo que significa que tienen un impacto real en cómo se sienten los participantes”, destacó la autora del estudio.
Por qué el agua facilita el ejercicio y la recuperación
La inmersión en agua reduce la carga axial sobre la columna gracias a la flotabilidad, lo que permite realizar movimientos y ejercicios que en tierra serían dolorosos o difíciles, según los autores. Esta característica resulta especialmente útil para personas que desarrollan miedo al movimiento o tienden a evitar la actividad física por temor a agravar el dolor.
El programa de ejercicios acuáticos incluyó progresiones individualizadas, aumentando la dificultad mediante la adición de repeticiones, uso de mancuernas, bandas elásticas, paletas de mano y variaciones en la posición corporal. El objetivo era lograr una activación eficiente de los músculos del tronco y las caderas, mejorando la estabilidad y la fuerza de la columna en un entorno de bajo impacto.
Según los autores, la posibilidad de ejercitarse en el agua con menor dolor y menor riesgo de lesión favorece la adherencia al tratamiento y permite alcanzar intensidades de ejercicio que serían difíciles de lograr en ejercicios terrestres.
Esto podría explicar la mayor reducción del miedo al dolor y la mejora en la calidad del sueño observadas.
Impacto y relevancia de los hallazgos
“Combinados con la reducción de la ansiedad, los miedos relacionados con el dolor y las alteraciones del sueño, estos hallazgos son realmente interesantes, y sin duda necesitamos analizar esta relación con más detalle”, destacó Fortin.
El estudio representa uno de los primeros ensayos en utilizar imágenes de resonancia magnética para evaluar los cambios en la morfología muscular tras una intervención de la terapia acuática en personas con dolor lumbar crónico.