*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
La ansiedad es uno de los trastornos de salud mental más comunes en la actualidad, afectando a millones de personas en todo el mundo. En los últimos años, su prevalencia ha crecido notablemente, convirtiéndose en una de las principales preocupaciones a nivel global.
Los trastornos de ansiedad incluyen diversas condiciones, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno de pánico, las fobias específicas, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), entre otros. Aunque cada uno tiene características particulares, comparten una serie de síntomas que pueden interferir en la vida diaria de quienes los padecen: preocupación excesiva, miedo intenso, palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, fatiga, problemas para dormir y alteraciones cognitivas, como dificultades de concentración.
Por qué aumentan los casos de ansiedad
“El aumento en los trastornos de ansiedad no puede explicarse por una sola causa. Se trata de un fenómeno multifactorial que involucra predisposición genética, cambios en los entornos sociales y económicos, sobrecarga laboral y exposición a situaciones traumáticas”, señala la licenciada Delfina Ailán, miembro del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO.
Además, se ha observado un impacto claro de la pandemia de COVID-19, que intensificó los niveles de ansiedad, especialmente en personas con mayor vulnerabilidad previa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó un incremento sustancial de los trastornos de ansiedad a partir de la pandemia, destacando la necesidad de intervención oportuna y recursos accesibles para el tratamiento.
Qué ocurre en el cerebro
Desde una perspectiva neurobiológica, la ansiedad implica una disfunción en los circuitos cerebrales que regulan las emociones, la memoria y las respuestas de alerta. Áreas como la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal juegan un papel central en este proceso. Cuando estos sistemas se desregulan, se genera una respuesta de miedo desproporcionada, incluso ante estímulos neutros o poco amenazantes.
Los neurotransmisores también cumplen un rol clave: alteraciones en la serotonina, la norepinefrina y el GABA contribuyen a una mayor sensibilidad emocional y dificultad para calmarse.
Abordajes terapéuticos eficaces
El tratamiento de los trastornos de ansiedad ha avanzado mucho en las últimas décadas. Hoy se sabe que un abordaje combinado, que incluya estrategias psicológicas, farmacológicas y de autocuidado, puede ofrecer mejores resultados.
Uno de los enfoques más utilizados es la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar pensamientos automáticos negativos y reformularlos desde una perspectiva menos rígida. También se trabaja sobre los hábitos diarios, las emociones y la forma en la que se responde ante situaciones que generan estrés o incertidumbre.
En la actualidad, el abordaje de la ansiedad se orienta a comprender no solo sus síntomas más evidentes, sino también su impacto emocional, físico y cognitivo. El objetivo es brindar un tratamiento integral y personalizado, que permita a cada persona recuperar su bienestar y funcionalidad en todos los aspectos de su vida.
Bienestar digital: un nuevo factor a considerar
El uso excesivo de pantallas y redes sociales también puede tener un impacto negativo sobre la salud mental. Si bien las plataformas digitales permiten conectarnos, informarnos o distraernos, cuando su uso no es moderado pueden fomentar la comparación constante, la sobreinformación y el aislamiento.
Practicar un uso más consciente y saludable de la tecnología puede ser una herramienta fundamental para prevenir y reducir la ansiedad.
Recomendaciones para afrontar la ansiedad y promover un bienestar digital
Silenciar o dejar de seguir cuentas que aumenten el malestar. Dedicar momentos del día sin tecnología para reconectar con el entorno y con uno mismo.
La ansiedad se puede tratar. Cuanto antes se busque ayuda, más herramientas habrá para recuperar el equilibrio emocional.