La inflamación crónica puede causar enfermedades graves como cáncer, diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares (Freepik)

Aunque la palabra inflamación suele asociarse con lesiones visibles o hinchazones temporales, la versión crónica de este fenómeno biológico puede tener consecuencias mucho más graves y duraderas. Se trata de un proceso silencioso y de bajo grado que se mantiene activo durante meses o años, comprometiendo de forma progresiva el sistema inmunológico. Según explicó la entrenadora y periodista especializada Rozalynn S. Frazier en Real Simple, esta condición se vincula directamente con enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes tipo 2, la artritis y los trastornos cardiovasculares.

Cuando el organismo detecta una amenaza —real o percibida—, responde con inflamación. Esta es útil y necesaria en procesos agudos (por ejemplo, curar una herida). Pero si el estímulo se prolonga, esa misma reacción pasa a ser perjudicial. La inflamación persistente altera funciones esenciales, favorece mutaciones celulares, obstruye vasos sanguíneos y deteriora tejidos.

Además, múltiples estudios demostraron que la inflamación crónica también afecta la salud mental, promoviendo la aparición o agravamiento de trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad. La carga inflamatoria puede aumentar con el estrés, la mala alimentación, la falta de sueño o el sedentarismo, creando un círculo vicioso que potencia el deterioro general del organismo.

Ejercicio como medicina: cómo el movimiento combate la inflamación

El ejercicio regular reduce la inflamación crónica y fortalece el sistema inmunológico (Imagen ilustrativa Infobae)

Moverse es mucho más que quemar calorías o tonificar músculos. La actividad física regular es uno de los métodos más eficaces —y accesibles— para reducir la inflamación crónica. Como explicó la fisióloga del ejercicio Stacy T. Sims en el especial sobre rutinas antiinflamatorias de Real Simple, toda actividad física provoca una respuesta inflamatoria de bajo grado que, con el tiempo, induce adaptaciones antiinflamatorias beneficiosas. En otras palabras, el cuerpo se vuelve más eficiente y menos reactivo a los factores que normalmente dispararían una respuesta inflamatoria.

Cuanto mayor es el nivel de condición física de una persona, menores son sus niveles de marcadores inflamatorios crónicos. Esto se traduce en un sistema inmune más equilibrado, con menor riesgo de enfermedades autoinmunes o degenerativas.

Un análisis publicado en Frontiers in Physiology confirmó que tanto el ejercicio moderado como el vigoroso pueden producir estos efectos. Sin embargo, también advirtió que el entrenamiento de alta intensidad sin suficiente recuperación puede desregular el sistema inmunológico, generando fatiga y mayor susceptibilidad a infecciones.

6 formas de moverse para combatir la inflamación

Caminar 20 minutos al día reduce los niveles de TNF, una molécula inflamatoria clave, según estudios científicos (Imagen Ilustrativa Infobae)

No todos los ejercicios impactan igual en el cuerpo. La ciencia identificó varias prácticas que, por su efecto regulador sobre el sistema inmunológico, destacan como verdaderos escudos contra la inflamación crónica. Según Real Simple, estas son las más eficaces:

Caminar o trotar suavemente

Tan simple como caminar 20 minutos al día puede reducir los niveles de TNF, una molécula inflamatoria clave. Un estudio en Brain, Behavior, and Immunity demostró que incluso una sesión moderada en cinta (brisk walking) genera efectos antiinflamatorios medibles.

Entrenamiento de fuerza

El entrenamiento de fuerza reduce la mortalidad general entre un 10% y un 17%, según un metaanálisis (Imagen Ilustrativa Infobae)

Levantar pesas, ya sea con carga ligera o pesada, estimula procesos de reparación celular. Un metaanálisis del British Journal of Sports Medicine indicó que estas actividades se asocian con entre un 10% y un 17% menos de mortalidad general y enfermedades crónicas.

Rebounding (mini trampolín)

Saltar en trampolín es lúdico, activa el sistema linfático y elimina toxinas. Según la entrenadora Tiffany Marie, es más eficiente que correr y mejora el equilibrio, la densidad ósea y el dolor crónico.

Yoga

El yoga beneficia el sistema nervioso parasimpático y reduce el estrés, según estudios científicos (Freepik)

Más allá de la flexibilidad, el yoga actúa sobre el sistema nervioso parasimpático, reduciendo el estrés y la inflamación. Una revisión de 15 estudios en Biological Research for Nursing halló mejoras significativas en personas con presión alta, artritis o factores de riesgo cardiometabólico.

Natación

Ideal para personas con movilidad reducida o dolor articular. Un estudio en Frontiers in Physiology con adultos mayores mostró una baja en marcadores inflamatorios tras 28 semanas nadando dos veces por semana durante 45 minutos.

Ciclismo

Tres sesiones semanales de 45 minutos en bicicleta disminuyen marcadores inflamatorios, según investigación reciente (Imagen Ilustrativa Infobae)

Tres sesiones semanales de 45 minutos en bicicleta durante un año redujeron significativamente los niveles de inflamación en participantes de un estudio de 2023 publicado por la American Association for Cancer Research.