Diversos hábitos cotidianos pueden afectar la salud intestinal sin que la mayoría de las personas lo adviertan. Expertos en nutrición han identificado cinco conductas comunes que, aunque pasan desapercibidas, perjudican el equilibrio del microbioma y el bienestar digestivo.
El intestino cumple funciones que van mucho más allá de la simple digestión. Según especialistas consultados por Real Simple, este órgano regula la inflamación, ayuda a mantener los niveles de energía y su buen funcionamiento se refleja en un microbioma diverso y la ausencia de síntomas digestivos.
Un intestino saludable facilita el consumo de alimentos integrales variados sin molestias, garantiza la regularidad digestiva y aporta una sensación general de vitalidad. Sin embargo, varios hábitos cotidianos pueden perjudicar este equilibrio, incluso si no hay señales evidentes.
1. Estrés crónico
El estrés crónico está ligado a alteraciones intestinales. Existe un vínculo comprobado entre el cerebro y el intestino, conocido como eje intestino-cerebro. Las hormonas del estrés, como el cortisol, afectan el movimiento intestinal y modifican la microbiota.
Un meta-análisis publicado en Frontiers in Microbiology señala que el estrés prolongado aumenta la permeabilidad intestinal y produce inflamación, debilitando el sistema inmunitario e impactando el equilibrio bacteriano. Harvard Medical School también advierte que reducir el estrés ayuda a preservar la diversidad microbiana y a fortalecer la salud global del intestino
2. Falta o mala calidad de sueño
Dormir mal o con horarios irregulares debilita la microbiota. Los microbios intestinales siguen ritmos circadianos como el organismo humano. El sueño insuficiente altera ciclos, reduce la diversidad bacteriana benéfica e incrementa el crecimiento de microbios poco saludables.
Un estudio publicado en European Journal of Nutrition asocia la falta de sueño con menor diversidad microbiana y mayor inflamación en la mucosa intestinal. Harvard destaca que optimizar la higiene del sueño puede mejorar la composición microbiana.
3. Alimentación monótona
Repetir los mismos alimentos limita la diversidad nutricional y reduce la variedad de bacterias intestinales. Investigadores resaltan que cuanto más variada es la dieta, mayor es la diversidad microbiana, vital para el funcionamiento inmunológico y metabólico. Un análisis publicado en Cell Host & Microbe demuestra que incorporar más frutas y verduras mejora la riqueza y la resiliencia de la flora intestinal.
4. Evitar los carbohidratos complejos
Prescindir de carbohidratos complejos compromete la salud intestinal. Estos nutrientes son el “combustible” principal para las bacterias beneficiosas del intestino. Su ausencia priva al microbioma de energía esencial y genera desequilibrios. Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology destacó que una dieta baja en carbohidratos reduce microbios útiles y está relacionada con inflamación y deterioro de la barrera intestinal.
5. Uso excesivo de medicamentos
El uso frecuente de antibióticos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) afecta el revestimiento intestinal y altera la composición bacteriana. Los episodios repetidos de antibióticos pueden destruir bacterias beneficiosas. Un estudio científico encontró que el uso reiterado de AINE y antibióticos se asocia con mayor permeabilidad intestinal y alteraciones prolongadas en la microbiota.
Cómo proteger la salud intestinal
Para fortalecer el sistema digestivo es recomendable incorporar variedad en la dieta, preferir alimentos integrales, establecer un patrón de sueño constante y emplear recursos efectivos para gestionar el estrés cotidiano. Además, conviene recurrir a medicamentos solo cuando sea imprescindible y bajo supervisión médica, para evitar consecuencias perjudiciales en la flora intestinal.
El intestino cumple funciones que trascienden la mera digestión: una microbiota equilibrada impacta en la respuesta del sistema defensivo, la eficiencia en el uso de nutrientes y la estabilidad emocional. Por el contrario, hábitos como la rutina alimentaria limitada, la privación de descanso, el estrés sostenido o el uso frecuente de fármacos pueden alterar la composición bacteriana, dañar la mucosa intestinal y propiciar procesos inflamatorios.
Adoptar prácticas de autocuidado orientadas a proteger el ecosistema intestinal ayuda a fortalecer la salud integral, favorece una mayor resistencia ante enfermedades y contribuye a mantener el bienestar físico y mental a lo largo del tiempo.