El departamento ubicado en el piso 14 del edificio Kavanagh, conocido como la antigua unidad reservada para Corina Kavanagh, se encuentra nuevamente a la venta. Su precio de publicación actual es de USD 2.600.000, con expensas mensuales cercanas a los $2.100.000. La propiedad es considerada una pieza destacada del patrimonio arquitectónico de Buenos Aires, no solo por su ubicación frente a Plaza San Martín, sino también por su historia vinculada con el origen del edificio y la figura de Kavanagh.
La unidad ocupa la totalidad del piso 14 y cuenta con una superficie cubierta de 475 metros cuadrados, a los que se suman casi 300 metros cuadrados de terrazas. Se trata de un penthouse con vista panorámica de 360 grados, orientado hacia la ciudad, el Río de la Plata y el entorno de Retiro. Dispone de cinco dormitorios en suite, dos con acceso directo a terrazas privadas, un amplio salón con living y comedor, cocina con comedor diario, lavadero, dependencia de servicio con baño, y tres terrazas principales. Tiene doble circulación, ascensor privado y entrada directa desde el ascensor principal del edificio.
El inmueble fue remodelado durante la década del 2000 pero mantiene varios elementos originales de la construcción. Entre ellos se destacan los baños con mármol, griferías, herrajes, fallebas originales, terrazas con vegetación y columnas jónicas en la proa, un agregado particular solicitado por la propia Corina Kavanagh, quien prefería elementos del academicismo francés antes que los lineamientos del racionalismo arquitectónico imperante.
El edificio fue construido entre 1934 y 1936 por encargo de Kavanagh, una empresaria de origen irlandés que decidió invertir su fortuna en una obra de características singulares. Con una visión moderna, impulsó la creación de un edificio destinado a viviendas para familias acomodadas, con servicios integrados, confort y tecnologías avanzadas para la época. El objetivo era ofrecer una alternativa moderna a los grandes palacios porteños, en un contexto de transformación urbana.
El proyecto fue desarrollado por los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, junto al ingeniero civil Rodolfo Cervini. Desde el inicio, el edificio fue concebido como una obra de vanguardia. Fue el primero de América Latina realizado íntegramente en hormigón armado y uno de los primeros del mundo en contar con aire acondicionado central y ascensores de alta velocidad.
De estilo Art Decó, el edificio Kavanagh se caracteriza por su estructura escalonada, su volumen en forma de proa y su implantación en una manzana triangular, lo que permite una integración visual directa con la Plaza San Martín. La volumetría genera terrazas jardín en varios niveles y orienta la proa del edificio hacia el río. El diseño fue premiado en diversas oportunidades, y en 1999 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Posteriormente, en 2017, fue incorporado al listado del Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad de la Unesco.
Aunque la historia popular sostiene que Corina Kavanagh habría ordenado construir el edificio como un gesto simbólico para bloquear la vista de la Basílica del Santísimo Sacramento desde el palacio Anchorena —debido a una supuesta relación sentimental no permitida con un miembro de esa familia—, no existen pruebas documentales que lo confirmen. Investigadores y expertos en historia urbana coinciden en que se trata de un mito urbano sin respaldo histórico. Lo cierto es que Kavanagh nunca llegó a habitar la unidad que había reservado para sí misma.
El departamento actualmente en venta ha atravesado distintas etapas. A lo largo de las décadas, fue propiedad de diferentes personas, y en los últimos años fue restaurado con materiales de alta calidad, incluyendo pisos de mármol travertino, instalación eléctrica nueva, sistema de calefacción y refrigeración actualizado, y cocina con mobiliario moderno. A pesar de estas reformas, se conservaron elementos estructurales y decorativos originales, lo que le otorga un valor adicional para quienes aprecian el patrimonio arquitectónico.
Según los registros de comercialización, el valor de la propiedad ha experimentado una fuerte caída en los últimos años. En 2007, la misma unidad había sido publicada con un precio cercano a los USD 7,9 millones. La cifra actual representa una reducción de aproximadamente el 68%, lo que convierte a esta venta en una de las más accesibles dentro del segmento de propiedades de alto valor patrimonial en el microcentro porteño.
El interés por la unidad proviene tanto de compradores nacionales como internacionales. Según trascendió en medios especializados, ha habido consultas de empresarios, deportistas y figuras del espectáculo, atraídos por la ubicación estratégica, la amplitud de la unidad y el carácter histórico del inmueble. El edificio cuenta con servicio de seguridad las 24 horas, ascensoristas, portería y mantenimiento general, lo que implica un costo elevado de expensas pero también un estándar de servicios poco común en edificios residenciales.
El Edificio Kavanagh cuenta con 31 pisos, 105 unidades funcionales y 12 ascensores. Su diseño ha sido objeto de estudios en escuelas de arquitectura y urbanismo, y sigue siendo referencia obligada en el análisis de la evolución edilicia de Buenos Aires en el siglo XX. En su momento fue el rascacielos más alto de Sudamérica, con 120 metros de altura, y un ejemplo de modernidad urbana en una ciudad que, hasta entonces, privilegiaba los estilos clásicos europeos.
La publicación actual del departamento 14A, como se lo identifica en los listados inmobiliarios, está a cargo de la inmobiliaria M&M Propiedades. La venta se realiza a través de plataformas tradicionales como ZonaProp, donde se encuentra el anuncio con fotografías, planos y detalles técnicos.
El inmueble combina una ubicación privilegiada, una historia singular y características constructivas que no se repiten en otras propiedades del mercado. Por eso, más allá del valor simbólico que se le atribuye por su relación con Corina Kavanagh, el piso 14 continúa siendo un caso particular dentro del mercado inmobiliario porteño, tanto por su escala como por su condición de objeto de estudio y admiración.