La búsqueda de petróleo en Uruguay es una tarea que lleva más de medio siglo. Un antecedente de la década del 40 derivó en el descubrimiento de las termas de Arapey, en Salto, un departamento limítrofe con Argentina. Y en la década de los 80 comenzó la exploración de la costa marítima uruguaya, en una tarea que hasta ahora no ha tenido hallazgos, pero sí avances, como informó el diario local El País.
A 50 años de esa actividad, la misma empresa que realizó las dos primeras perforaciones en aguas uruguayas, volverá a hacerlo en un área de 14.500 kilómetros cuadrados ubicada a unos 100 kilómetros de la costa del país. La prospección estará a cargo de la empresa estadounidense Chevron. Otro caso es el del Grupo APA, que comenzará la perforación del pozo exploratorio en 2026.
Aunque han aparecido varias fuentes renovables de energía, en Uruguay se sigue buscando petróleo. El país interés resurgió hace algunos años, luego del descubrimiento de petróleo en Namibia. Se trata de un territorio que tiene similitudes geográficas con Uruguay, lo que despertó el optimismo de las autoridades de la petrolera estatal Ancap durante la gestión pasada.
En 2023, la empresa estatal anunció haber firmado contratos con Shell, APA Corporation, YPF y Challenger Energy para la explotación de hidrocarburos en las cuencas marinas uruguayas.
Pero, ¿en qué está esta búsqueda? Esta semana hubo novedades. El Ministerio de Ambiente realizó la última audiencia pública de un proceso de evaluación ambiental para otorgar la autorización a empresas que presentaron proyectos para realizar prospecciones sísmicas en la costa uruguaya.
Este paso es previo a las excavaciones para buscar petróleo para lo que ya hay empresas designadas, de acuerdo a lo que informó el diario uruguayo.
En la audiencia, desarrollada en Maldonado, presentaron sus proyectos las empresas Searcher Geodata UK Limited y APA Exploration LDC. Además de las empresas, de la discusión formaron parte grupos activistas y personas vinculadas a los sectores interesados (como el de la pesca, que tiene una mirada crítica).
La necesidad de un proceso de prospección sísmica está dado para que las excavaciones no se realicen a ciegas sino con información sobre las características del fondo marino uruguayo. Las empresas pueden hacer este proceso ellas mismas o contratar a un tercero. Las interesadas deben contar con la autorización del Ministerio de Ambiente y, para conseguirlo, deben pasar por audiencias públicas como la que se desarrolló esta semana en Maldonado.
La función de la cartera en esta etapa es estudiar las características, posibles daños y mitigaciones del proyecto de prospección sísmica.
En este proceso se generan imágenes por debajo del lecho marino, para lo que se utilizan ondas de sonido. El objetivo es facilitar la búsqueda de hidrocarburos y la explotación petrolífera. Esto se debe a que, de lo contrario, pueden realizarse excavaciones inexactas.
El director de Calidad y Evaluación Ambiental del ministerio, Alejandro Nario, declaró a El País que una vez que se otorguen las autorizaciones, las empresas deberán negociar y contratar. Trabajará solamente una en cada una de las siete zonas del mar, con el objetivo de no hacer más de una prospección en cada área. “Si bien hay antecedentes de prospecciones sísmicas en el país, es la primera vez que se realizan estudios de impacto”, expresó el jerarca.
Los ambientalistas se expresaron en cada una de las audiencias que realizó el Ministerio de Ambiente por este tema. Tanto en Montevideo como en Maldonado presentaron pancartas que decían: “No queremos que las multinacionales vengan a robarnos lo nuestro” o hacían referencia al “fuego amigo”, por la intervención cercana a zonas protegidas. El abogado Pedro Riera, integrante de Asamblea Mar Libre de Petroleras, dijo que “la gente no va a dejar” que estos proyectos se materialicen. Y recordó lo que ocurrió con el Proyecto Neptuno, que fue muy criticado por organizaciones ambientalistas y finalmente se canceló.