Una turista polaca se convirtió en el centro de un singular suceso en Venecia cuando, siguiendo las indicaciones de Google Maps, terminó cayendo al agua después de descender unas escaleras que conducían directamente a un canal. El hecho ocurrió mientras hablaba por teléfono y, sin percatarse del entorno, siguió las instrucciones del GPS hasta el tramo final de la escalera, donde resbaló y cayó. La escena fue grabada y posteriormente compartida en redes sociales por la propia protagonista del incidente, Wiktoria Guzenda.
Al publicar el video en su cuenta de Instagram con el título: “Cuando Google Maps dice ‘sigue recto’ pero estás en Venecia”, Guzenda se tomó el episodio con humor. Mostró las heridas sufridas en la pierna y lo calificó como su “cascada” veneciana personal. Las imágenes, que rápidamente se viralizaron, muestran el desconcierto de la joven al descubrir que la indicación tecnológica terminó en el agua, sumando un ejemplo más al historial de anécdotas urbanas causadas por la navegación digital.
La repercusión en redes sociales fue inmediata. El video superó los 19,5 millones de visualizaciones en Instagram, superó los 267 mil “me gusta” y generó más de 1.530 comentarios: mientras algunos usuarios se burlaron de la turista preguntando, “¿qué pensó que pasaría al bajar los escalones de piedra hacia el agua?”, otros criticaron la excesiva confianza puesta en las aplicaciones de GPS, sugiriendo que mirar el entorno y usar el sentido común sigue siendo indispensable, aun en la era digital.
También surgieron opiniones escépticas: algunos internautas especularon que la caída pudo haber sido un simple accidente y afirmaron que la culpa no recaía en la aplicación, sino en la distracción de la usuaria.
No obstante, el episodio hizo visible un problema recurrente en Venecia. La ciudad, atravesada por canales y conocida por su peculiar sistema de calles y numeración, supone un verdadero reto para las aplicaciones de mapas digitales como Google Maps.
Expertos locales y portales turísticos han advertido reiteradamente que el sistema de direcciones veneciano es único: Venecia no emplea nombres de calles convencionales, sino que se divide en sestieri o distritos, donde la numeración es secuencial y puede variar abruptamente de un edificio a otro. Este sistema desconcierta tanto a turistas como a tecnologías acostumbradas a estructuras urbanas más tradicionales.
Otro factor clave recae en los propios canales y los abruptos cambios de nivel. Muchos caminos en Venecia terminan sin previo aviso frente al agua, y algunos no cuentan con puentes próximos –un detalle que las aplicaciones de navegación no siempre logran identificar con precisión. Esto genera instrucciones erróneas y puede llevar, como en el caso de Guzenda, a situaciones imprevistas y peligrosas para quienes dependen exclusivamente de la tecnología.
Frente a estos riesgos, la recomendación de los expertos es clara: en Venecia resulta fundamental consultar guías locales o utilizar mapas físicos, ya que ofrecen una lectura más fiel y adaptada a la intrincada geografía de la ciudad. Depender ciegamente del GPS puede convertirse, en cuestión de segundos, en una inesperada zambullida veneciana.