La incertidumbre volvió a instalarse entre los casi 300 empleados de Tía Maruca, la marca de galletas que produce Dilexis en el departamento sanjuanino de Albardón. En las últimas horas, la compañía informó que la planta permanecerá detenida por una semana y que el personal deberá tomarse siete días de vacaciones obligatorias, con excepción de algunos operarios convocados para tareas específicas.
La decisión fue comunicada por el área de Recursos Humanos. “Se paró esta semana la producción para hacer trabajos de montajes y mantenimiento, con el objetivo de hacer más productiva a la planta. Para esto, nos aseguramos de contar con stock suficiente y además se aprovechó para dar la semana como vacaciones al personal”, dijeron desde la empresa.
“La parada de la producción fue planificada y tiene que ver con mejoras en las líneas de producción, nada tiene que ver con el consumo ni situación económica”, dijeron.
El freno a la actividad reavivó los temores de los trabajadores, que ya habían atravesado semanas de tensión por las dificultades financieras de la compañía en mayo pasado.
El portal sanjuanino Huarpe señaló que la empresa analiza alternativas para enfrentar la crisis y reorganizar el esquema laboral. El objetivo es sostener la producción de galletitas, que abastece a gran parte del mercado nacional, y evitar un deterioro mayor en las cuentas internas. Desde la gerencia remarcaron a los trabajadores que no existen riesgos de cierre ni despidos masivos, aunque admitieron que la situación comercial obliga a revisar gastos y replantear turnos de trabajo.
La planta de Albardón funciona bajo un esquema de tres turnos diarios que hasta ahora garantizaba continuidad en la producción. Con la parada técnica, se interrumpirá por completo la actividad fabril. El establecimiento se consolidó como uno de los polos industriales más importantes de la provincia y genera, además de los empleos directos, un entramado de proveedores que dependen de la regularidad de la fábrica.
Antecedentes: los reclamos de mayo
La situación actual se produce después de los conflictos registrados en mayo, cuando los trabajadores denunciaron demoras en el pago de sueldos. En aquel momento, el CEO de Dilexis, Pablo Tamburo, reconoció atrasos pero los atribuyó a pocos días y negó la existencia de deudas acumuladas. “Nos hemos atrasado, sí, pero hablamos de unos pocos días, no de meses. Y siempre lo comunicamos a los trabajadores. No debemos nada”, explicó en declaraciones al medio sanjuanino Zonda Diario.
Tamburo también desmintió los rumores sobre un eventual cierre o venta de la planta. “No estamos pensando en vender, ni en irnos. Nos tienen que sacar muertos de ahí. Esta planta está viva y creciendo. Tenemos desafíos, no problemas. Y si algún inversor quiere apostar a esto, bienvenido. Porque lo que necesitamos ahora es capital para seguir creciendo”, sostuvo.
Esos dichos formaron parte del escenario de mayo, cuando la tensión estaba centrada en los incumplimientos salariales puntuales. Luego de esas declaraciones, fuentes gremiales y de la propia empresa coincidieron en que al 31 de julio no existían deudas salariales, lo que había aportado cierta calma. Sin embargo, la reciente decisión de frenar la producción reinstaló la preocupación.
El caso de Tía Maruca expone las dificultades que enfrenta gran parte de la industria alimenticia en la Argentina. La combinación de recesión económica, caída del consumo interno y aumento de costos de materias primas impactó de manera directa en la rentabilidad. El resultado son demoras en pagos, reducción de turnos y en algunos casos suspensión de personal.