El documental de Andres Veiel desmonta la imagen de Leni Riefenstahl como artista apolítica tras la II Guerra Mundial

El cineasta aleman Andres Veiel combate en un documental la imagen cándida que Leni Riefenstahl difundió de sí misma tras la II Guerra Mundial, algo que ve necesario, dice, porque “hay hoy un renacimiento de la estética e ideología exaltadas” por la que fue directora preferida del régimen nazi.

Veiel señala que en la actualidad experimentamos una celebración del heroísmo, la fortaleza, la belleza: “Cuando ves los desfiles en Moscú en mayo te acuerdas de El triunfo de la voluntad y las películas de la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín en 2022 tenían una fuerte afinidad con la Olympia de Riefenstahl”. Y recuerda que “el auge de la extrema derecha se basa en una ideología de supremacía; la dignidad humana se limita a grupos específicos; los oponentes políticos, los migrantes, los llamados ‘otros’ son estigmatizados como ‘enfermos’, a veces incluso como criminales o lunáticos, son chivos expiatorios, excluidos y expulsados; y Riefenstahl hizo una propaganda viva de esta ideología”.

La idea del documental Riefenstahl surgió, apunta Veiel, de la oportunidad que tuvo el productor de acceder al enorme archivo de Leni Riefenstahl: 200 mil fotografías, diarios, horas de llamadas telefónicas grabadas con amigos, películas privadas desconocidas». Allí e abrió una oportunidad para obtener “una nueva perspectiva sobre la controvertida cineasta, que era, en realidad, una propagandista declarada de la época nazi”.

Andres Veiel durante la presentación de

Las tres mentiras de Riefenstahl

El documental, añade Veiel, refuta esencialmente tres mentiras que Riefenstahl difundió después de la guerra, cuando dijo que nunca había hecho películas de propaganda, que solo documentó lo que había sucedido; que sólo era un artista y nunca le interesó la política; y que no tuvo conocimiento de las atrocidades del régimen nazi hasta después de la guerra. Por el contrario, subraya el cineasta alemán, fue “testigo presencial, tal vez incluso un catalizador de la primera masacre de judíos realizada por el ejército alemán en Polonia en 1939”.

Para refutar estas mentiras ha podido utilizar su propio material depositado en el archivo, en el que “ella misma desmonta estas historias fabricadas” a través de grabaciones telefónicas, notas privadas que contradicen sus memorias, cartas personales y entrevistas televisivas.

Cuestionamiento del Holocausto

A su juicio, Riefenstahl siguió siendo una seguidora de la ideología nazi incluso después de la guerra, y “de manera especial, las llamadas telefónicas privadas grabadas la muestran como una fuerte antisemita, aún soñaba con un renacimiento de los ‘valores alemanes’ como la decencia, la virtud y el orden, y tenía la necesidad incluso de cuestionar la existencia del Holocausto, que consideraba que se basaba en mentiras fabricadas”.

Leni Riefenstahl en la mesa de montaje de

Veiel no niega el valor artístico de la obra de Riefenstahl y recuerda, por ejemplo, las escenas de salto de altura en Olympia, que son todavía “impresionantes”, ni tampoco que era “una buena directora seleccionando a los técnicos adecuados para sus trabajos específicos”.

Pero su trabajo, advierte, “no era tan inocente” como ella pretendía, porque “siempre había un lado oscuro en su estética, el desprecio a la debilidad, la enfermedad, a aquellos que no encajaban en los patrones de la ideología nazi”. El documentalista cree, en este sentido, que “no se puede separar el arte de la política y la ideología”.

Nazi después de “Mi lucha”

En una entrevista con un periódico inglés en 1934, Riefenstahl dijo que después de leer el Mein Kampf (Mi lucha) de Hitler se convirtió en una entusiasta nacionalsocialista, tenía relaciones cercanas con muchos líderes nazis, incluido Hitler, y, por ello, obtuvo muchos privilegios: “Fue una artista al servicio de un régimen que fue responsable del exterminio planificado de millones de judíos, gitanos y otras minorías”.

Alice Weidel y Tino Chrupalla, los principales dirigentes del partido de derecha AfD (Alternativa para Alemania) celebran sus resultados en las elecciones de febrero de 2025 (Foto: REUTERS/Wolfgang Rattay)

Ante las palabras de la líder del partido de ultraderecha alemán AfD, que en la reciente campaña electoral tildó a Hitler de comunista, Veiel advierte que “en Alemania hay una fuerte tendencia a dejar atrás el pasado nazi, a minimizar incluso el Holocausto y a celebrar un nuevo orgullo nacional”. La película tiene, precisa, un componente de advertencia de “con qué facilidad la gente se deja seducir por la idea de superioridad, por simples promesas de una vida mejor en una nación más grande, combinada con la idea de exclusión de las personas que no pertenecen al ‘nosotros’, y eso amenaza la idea de democracia”.

El director considera que la habilidad de Riefenstahl para reescribir su propia historia ya anticipaba las estrategias de desinformación actuales, y lo más inquietante de su legado no es su obra en sí, sino su aparente normalidad: “Riefenstahl no es un monstruo ni una persona malvada extraordinaria, viene de la clase media, y hay muchas personas como ella entre nosotros”.

Veiel, que sigue creyendo en la idea de la Ilustración, piensa que la generación más joven debería tener la oportunidad de aprender del pasado una lección para el futuro, y “aunque la historia no es repetitiva, las estructuras y elementos específicos del fascismo permanecen iguales”, concluye.

Fuente: EFE