Una red global de científicos propone abandonar las definiciones genéricas de habitabilidad para centrarse en compatibilidades bioambientales concretas (NASA AMES/JPL-CALTECH/T. PYLE/Europa Press)

Un equipo internacional de científicos presentó un modelo que redefine la manera en que se identifican los mundos potencialmente habitables. De acuerdo con Space.com, el nuevo marco de habitabilidad cuantitativo, liderado por Daniel Apai, profesor de Astronomía y Ciencias Planetarias en la Universidad de Arizona, permite estimar la compatibilidad entre un entorno planetario y organismos específicos, ya sean reales o hipotéticos.

Esta herramienta introduce un enfoque probabilístico que supera las limitaciones de los métodos binarios tradicionales.

La herramienta fue diseñada para facilitar la selección de objetivos en futuras misiones espaciales y para mejorar la interpretación de señales que podrían indicar la presencia de vida en otros planetas, un desafío que generó intensos debates en la comunidad científica.

El reto de encontrar vida en mundos lejanos

La exploración de vida fuera de la Tierra continúa siendo uno de los grandes objetivos de la astronomía moderna. La NASA impulsa el desarrollo de tecnologías avanzadas, como telescopios y sondas espaciales, con este fin.

Las señales detectadas en el Exoplaneta K2-18b reavivaron el debate sobre cómo distinguir la vida desde cientos de años luz (EFE)

Sin embargo, identificar biofirmas—es decir, señales químicas que podrían estar relacionadas con organismos vivos— sigue siendo complejo y controversial. Según Space.com, episodios recientes, como las afirmaciones sobre vida en el exoplaneta K2-18b en abril de 2025 o en Venus en años anteriores, demostraron lo difícil que resulta confirmar la existencia de vida a partir de datos remotos.

La definición misma de “habitable” también genera debate. Aunque los diccionarios la describen como un entorno “adecuado para vivir”, los científicos exploran hasta qué punto las condiciones pueden variar respecto a lo que se conoce en la Tierra.

¿Podrían existir formas de vida que sobrevivan en metano líquido o en entornos extremadamente ácidos? Estas preguntas impulsan modelos más sofisticados que el clásico criterio de “seguir el agua”.

Cómo funciona el nuevo modelo

El marco desarrollado por Apai y su equipo dentro de la red Nexus for Exoplanet System Science (NExSS) de la NASA, replantea la pregunta clave. En lugar de indagar si un entorno es habitable en general, se evalúa si un organismo concreto podría sobrevivir allí.

La iniciativa de la NASA reúne expertos de múltiples disciplinas con el objetivo de entender cómo y dónde puede surgir la vida en el universo (Wikipedia/Dominio público/NASA)

Space.com explicó que el modelo combina dos conjuntos de datos: uno que describe los requerimientos de un organismo (modelo de organismo) y otro que caracteriza las condiciones del entorno (modelo de hábitat). Aunque ambos conjuntos pueden ser incompletos o inciertos, la herramienta permite calcular la probabilidad de compatibilidad mediante métodos matemáticos.

“Incluso en la Tierra, los organismos necesitan condiciones diferentes para vivir —no hay camellos en la Antártida—. Al hablar de organismos específicos, la pregunta se vuelve más fácil de responder”, señaló Apai.

Casos de uso en el sistema solar y más allá

El modelo ya fue aplicado para estudiar si organismos terrestres extremos podrían sobrevivir en otros mundos. Space.com informó que el equipo analizó especies como insectos que habitan en el Himalaya o microorganismos que viven en fuentes hidrotermales submarinas. Simulaciones indicaron si podrían subsistir en ambientes como el subsuelo marciano o los océanos interiores de Europa, luna de Júpiter, y Encelado, luna de Saturno.

También se evaluó si bacterias marinas productoras de oxígeno, presentes en los océanos de la Tierra, podrían vivir en planetas lejanos. Este tipo de análisis ayuda a priorizar objetivos, por ejemplo, decidiendo entre excavar en Marte o enfocar telescopios hacia un exoplaneta.

Los datos recolectados de los géiseres de esta luna de Saturno la convierten en uno de los candidatos más sólidos para buscar organismos fuera de la Tierra (NASA/JPL/SPACE SCIENCE INSTIT/Europa Press)

El modelo también ofrece una herramienta para interpretar posibles biofirmas. Si se detecta una señal de vida, permite estimar si el entorno podría sustentar al tipo de organismo responsable de producirla.

Pese a su utilidad, el marco presenta simplificaciones. Space.com advirtió que aún no contempla cómo los organismos podrían modificar su entorno, ni considera todos los nutrientes necesarios para la vida. Estas restricciones responden a la escasez de información detallada sobre muchos cuerpos celestes. Solo en casos como Encelado se cuenta con datos suficientes para intentar simulaciones más complejas.

El equipo reconoce que el modelo no ofrece certezas. Su carácter probabilístico refleja la naturaleza de la astrobiología, una disciplina donde la mayoría de los datos provienen de observaciones indirectas.

Una herramienta abierta y en constante evolución

El modelo fue liberado como software de código abierto, lo que permite que otros investigadores lo apliquen, ajusten y expandan. Space.com indicó que los próximos desarrollos incluyen una base de datos de organismos extremos de la Tierra y la incorporación de modelos de vida hipotética, lo que ampliará la capacidad del marco para evaluar escenarios aún más diversos.

El modelo probabilístico está disponible para que la comunidad científica lo adapte y perfeccione según nuevos datos y escenarios (NASA vía AP)

Estas mejoras permitirán analizar datos emergentes de futuras misiones y guiar con mayor precisión la búsqueda de vida fuera de la Tierra.

Un esfuerzo global e interdisciplinario

El proyecto involucró a más de 100 especialistas en astrobiología, biología, química, ecología y ciencias planetarias, reunidos en la red NExSS. Daniel Apai también lidera el grupo Earths in Other Solar Systems, financiado por la NASA, así como iniciativas como Project EDEN y Cloud Atlas, centradas en la búsqueda de exoplanetas habitables.

Space.com destacó la energía del equipo durante el desarrollo del modelo, citando a Apai: “Disfrutamos mucho trabajando en este proyecto”. La colaboración entre disciplinas y países fue clave para enfrentar los complejos desafíos de estudiar vida en mundos lejanos.

El nuevo marco se posiciona como una herramienta importante para la próxima etapa de la exploración espacial, adaptable a los avances científicos y tecnológicos que marcarán el futuro de la astrobiología.